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Juana Pablos Acosta recibe el trofeo como ganadora del Maratón de Valencia de 1984. /LP
Juana Pablos Acosta, la chica de Getafe que salió en la tele
MEMORIAS DEL MARATÓN

Juana Pablos Acosta, la chica de Getafe que salió en la tele

«Mis compañeros de trabajo se enteraron entonces que corría. A raíz del maratón le cogí afecto a Valencia, para mí los arrozales eran algo exótico», relata la salmantina afincada en la localidad madrileña

Domingo, 3 de mayo 2020

Juana Pablos Acosta le cogió cariño a Valencia aquella mañana del 84. «Correr por los arrozales fue una sensación fantástica. Yo no los había visto, para mi entonces eran algo exótico. Fue una mañana perfecta», recuerda. Y para ella más, tanto que ganó el cuarto Maratón de Valencia y fue la primera mujer en bajar de las tres horas en la carrera. «Ahora tengo amigos por Llíria y en Canet. Es uno de los lugares a los que me gusta viajar», comenta.

Aquella fue la victoria de su vida. Tanto, que algunos no se lo creían y otros se enteraron de que corría a raíz de ese día. «Mis compañeros de trabajo en Fuenlabrada me preguntaron: '¿Eras tú la chica de Getafe que ha salido en la tele porque ha ganado el Maratón de Valencia?'. No lo iba diciendo porque eran tiempos en que mucha gente te soltaba eso de que 'correr es de cobardes'», argumenta Juana Pablos.

El idilio con el atletismo empezó en su Salamanca natal. «No comencé de niña, tendría ya 16 años. Sánchez Paraíso, que había sido campeón nacional en 100 metros lisos, es de allí. Había afición», indica. Cuando se trasladó a Getafe empezó a entrenarse con Blas García, que luego sería su marido y padre de sus dos hijas: «Entonces no había tantas chicas, así que te entrenabas con hombres. Hacía pista, nivel para hacer mínimas para campeonatos de España en 3.000».

Juana relata con humor su evolución hacia el maratón. «Si eres la más rápida haces velocidad, si tienes fuerza, lanzamientos... Yo era una atleta normalita, pero me adaptaba bien a la distancia. Decían que el que vale, vale y el que no, al fondo. Si tienes capacidad de entrenamiento y corres bien, puedes progresar», indica. Retó por primera vez a Filípides en Madrid, pero no acabó.

Luego se casó, fue madre por primera vez y experimentó su mejor momento como atleta. «Valencia fue mi primer maratón en serio. En Madrid no haces marca, las carreras al nivel del mar eran muy cotizadas. Fuimos para allá y entonces era un viaje largo, ¡que no estaba la A-3!», señala: «Lo recuerdo como algo emocionante».

Acompasando el ritmo con su inseparable Iñaki, corrió hacia El Saler con la idea, casi una locura, de bajar de tres horas. «Había que correr por debajo de 4.30. Puse el ritmo, a ver qué pasaba», comenta: «Íbamos solos entre los arrozales, La sensación era fantástica. Pasábamos los controles y cuando me dijeron que iba primera, casi no lo creía». La sorpresa fue para su entorno y de Luis Miguel Landa, con el que trabajaba en concentraciones de maratonianas, cuando se presentó victoriosa en Valencia.

Aquello le valió para que Getafe la nombrase deportista del año en 1985 junto a Butragueño. Luego, en el 86, hizo su mejor marca en Londres (2.50.40), donde acabó novena. Nada que ver con aquella carrera triunfal entre los arrozales.

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