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Letesenbet Gidey se ganó el corazón de los valencianos, especialmente de los más aficionados al atletismo, cuando estableció en la ciudad el nuevo récord del mundo de 5.000 metros en 14:06.62. Fue en octubre y ya entonces se fijó su regreso: el 6 de diciembre, en el programa del Maratón Valencia Trinidad Alfonso EDP Elite Edition para debutar en medio. En los días previos a la prueba, la guerra que se desarrolla en su región natal ha inyectado en la organización desde la esperanza a la decepción, hasta cierta preocupación por la integridad de la atleta una vez se supo que no podría venir a la carrera.
Esto se empezó a digerir el jueves, dos días después de que la propia Letesenbet Gidey comunicase en su cuenta de Instagram que estaría en Valencia. Ya entonces había ciertas dudas por el conflicto bélico entre las milicias del Frente Popular de Liberación de Tigray –la región natal de la atleta, al norte de Etiopía– y el ejército federal. La deportista no pudo presentarse en el aeropuerto y el viernes, en la presentación de los deportistas de la élite internacional, ya se oficializó que no correría el domingo.
La organización llegó a entrar en contacto con Gidey a través de un teléfono satélite el pasado miércoles. El mensaje de la atleta etíope fue tranquilizador. No obstante, desde entonces, las noticias sobre la atleta de 22 años brillan por su ausencia. Ni siquiera su mánager había podido ponerse en contacto con ella hasta la noche del domingo. Existe confianza de que puedan haberla ayudado a refugiarse del conflicto armado, pero sin certezas.
La propia Gidey, a mitad de noviembre, había escrito en la misma red social Instagram: «Puede que tenga que salir de mi casa pronto. Su genocidio es un crimen de Tigray, no es seguro». Fuentes consultadas apuntan a que lo más probable es que la atleta haya emigrado hacia un campo de refugiados en Sudán al que han huido otros etíopes por motivo de esta guerra.
Es la dirección que han tomado muchos de los habitantes de Tigray, entre 30.000 y 40.000, según diversas fuentes, desde que estalló el conflicto de origen étnico a principio de noviembre. Justo un mes después de que Gidey batiese el récord del mundo en Valencia. La atleta no se planteó quedarse en Europa, pese a que tenía previsto volver a la capital del Turia menos de dos meses después: para su preparación era mejor regresar a Etiopía y seguir entrenándose en altura de cara a un medio maratón en el que se habían puesto muchas expectativas. Y es que no era sólo un debut para ella.
De Letesenbet Gidey se espera que se convierta en una estrella del atletismo en los próximos años. Sus cualidades físicas innatas y su técnica casi perfecta hacen pensar que el récord del mundo de Valencia eran una parada en una carrera exitosa. La organización confiaba en un duelo entre la etíope y su compatriota Denzebe Dibaba, que también se estrenaba en la prueba (y en las carreras en ruta). Dibaba firmó una marca de 1:05.18 y hay quienes aventuran que un pulso entre ambas podría haberlas acercado a 1:04.31, la plusmarca del mundo que sigue en manos de Ababel Yeshaneh. Todo esto es hoy deporte ficción.
Ahora lo que importa es la integridad de miles de personas, entre ellas la propia Letesenbet Gidey y, al menos, otro deportista de élite: el ciclista eritreo Awet Andemeskel. A mitad de noviembre, el diario Marca detalló que el Israel Cycling Academy no tenía noticias de él, desde que se adentró en el norte de Etiopía para encontrarse con su mujer y su hijo en Mekele, localidad de la región de Tigray donde residen desde hace tres años. Tuvo que esconderse para que no acabasen con su vida.
Letesenbet Gidey tiene por protagonizar muchas gestas deportivas, pero ahora su competición se centra en salir airosa de un conflicto sobre el que las noticias son confusas por la ausencia de periodistas en la zona. Fuentes consultadas del NN Running Team sostenían ayer que la atleta etíope está bien y constataban que la situación impidió que viajase hace unos días a Valencia.
Oportunidades habrá, como para Kamworor, el otro gran ausente, ya que aún se recupera de un atropello que sufrió mientras se entrenaba en Kenia. Accidentes y guerras, y pandemias, que demuestran que los deportistas, mitificados muchas veces, no son ajenos a lo que les rodea.
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