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María Abel, exhausta, en el momento de conseguir la victoria en Valencia. /JESÚS SIGNES
María Abel, la mejor española pese al muro
MEMORIAS DEL MARATÓN

María Abel, la mejor española pese al muro

«Mi padre nos seguía en bicicleta y gritaba: '¡Vais muy rápido!' Fue un poco suicida, lo pagué pero hice marca personal», recuerda la gallega

Lunes, 13 de julio 2020, 00:17

Antón pedaleaba. Estaba desencajado pero no por la fatiga: «¡Vais demasiado rápido». Gritaba desesperado a María Abel, su hija, y al atleta que le hacía de liebre. Aquel febrero de 2002 la gallega se sentía pletórica de forma y se vio por primera vez encabezando un maratón. Quiso tanto la victoria en Valencia que luego tuvo que sufrirla en exceso en el muro. No le quedaban fuerzas para sonreír al cortar la cinta y la foto que inmortaliza la mejor marca hasta la fecha de una española en la carrera (2.28.07) refleja un padecimiento extremo.

Valencia era el tercer maratón de María Abel, tras el del Mundial de Edmonton y el de Rotterdam en 2001. «No he sido de ir mirando los tiempos de paso salvo en alguna situación muy concreta. Simplemente me sentía muy bien», afirma la lucense, que recuerda de forma nítida los gritos de su padre: «Pasamos el medio a ritmo de récord de España, en una hora y doce minutos. Mi padre nos seguía en bicicleta y nos gritaba: ‘¡Vais muy rápido!’, echándonos la bronca. ¡Y menos mal que nos avisó. Fue un poco suicida y lo pagué pero al final hice marca personal».

Años después, María Abel cree que si hubiera regulado más podría haber llegado al Estado del Turia en 2.27. «A partir del kilómetro 30 sufrí mucho. Uno de los peores muros que soporté en mi carrera. Acabé tocadilla, pero lo conseguí», apunta. Meses después, en Frankfurt ganó con la que ha sido la mejor marca de su carrera en la distancia (2.26.58): «Fue el maratón de mi vida, igual allí fui demasiado conservadora y quizás pude lograr el récord de España».

Olímpica en Atenas 2004, María Abel se inició en el atletismo en el colegio. «El que antes empezó a competir fue mi hermano Víctor. De ir a verlo me entró el gusanillo», relata. Pero en realidad no se enganchó ella sola, sino toda la familia Abel Diéguez. Además, llegaron a ser ‘odiados’ en las carreras populares de Galicia: «En alguna ganamos todos, cada uno en su categoría».

Antón y Mercedes (sus padres), sus hermanos, Víctor e Isabel, y ella. «Hay hasta algún recorte de prensa por ahí con esa anécdota», señala María Abel. Fue ella la que acabó despuntando en la competición de élite aunque todos siguieron practicando deporte. «Mi padre y mi hermano tiraron al triatlón... y se convirtieron en mis principales fans. Me acompañaban en siempre», indica.

María Abel tuvo una carrera relativamente corta, sobre todo en maratón. «A partir de los Juegos de Atenas empecé a sufrir problemas estomacales tras cada competición», comenta. Lo dejó tras el de Sevilla de 2008 y se centró en su empleo de maestra: tuvo que emigrar a Andalucía. Ahora, ya con plaza en Galicia, siente que le queda una deuda con Filipides: «Cuando mis hijas crezcan y tenga más tiempo quiero preparar uno, por disfrutarlo».

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