Carles Baixauli
Jueves, 8 de agosto 2024, 23:59
Un deportista valenciano disputó anoche la final olímpica de los 110m vallas, una de las pruebas más explosivas y apasionantes del atletismo. Algo así como la combinación perfecta de explosividad, fuerza, técnica y coordinación. Fue seguido por los 80.000 asistentes que abarrotaban el estadio ... olímpico de Saint-Dennis y, sobre todo, por cientos de millones de personas en todo el mundo a través de la televisión. Sólo por estos hechos, objetivos y asépticos, lo ocurrido ayer en el Stade de France ya ha pasado a la historia. Ya es toda una efeméride para la posteridad. Digna de hemeroteca y de videoteca. Para la eternidad, quedará también la impresionante cuarta plaza alcanzada por Quique Llopis Domenech, el protagonista de la historia, el nombre propio de la epopeya.
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Llopis paró el crono en 13:20. No hizo una carrera impecable o pulcra. Es cierto que, con su plusmarca personal, los 13:09 establecidos a finales de junio en el Campeonato de España, en La Nucía, el embajador FER hubiera ocupado una plaza en el podio. Pero es imposible que esta cuarta plaza en una final olímpica sepa a poco. Todo lo contrario. Es un logro descomunal. Por si hay alguien que, embriagado por la sobredosis de deporte y emociones de estos días, no ha reparado en la magnitud del hito firmado ayer por el deportista valenciano, lean e interpreten lo siguiente. Quique (Bellreguard, 23 años) compartió final con el estadounidense Grant Holloway, tres veces campeón del mundo al aire libre y plata olímpica en Tokio. O con el jamaicano Hansle Parchment, oro olímpico en Tokio. O con otro estadounidense, Daniel Roberts, bronce mundialista el pasado año en Budapest. O con otro jamaicano, Rasheed Broadbell, oro en los Juegos de la Commonwealth de 2022. Además, era el único participante del continente europeo. De Bellreguard, a la aristocracia, a la nobleza, a la súper élite del atletismo internacional. Desde fuera, impresiona. Y no poco.
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Llegó el momento. 21:45 de la noche. 24 grados en París. Viento prácticamente nulo. Lleno absoluto en el Stade de France, el escenario que embelesa, el coliseo de los milagros, el circo de los logros imposibles. Como el récord del mundo que, minutos antes, había logrado la americana Sydney Mclaughlin en los 400 metros vallas. Calle 3 para Llopis, flanqueado por Parchment y Roberts. Se hace el silencio. Respiración contenida. Pulsaciones aceleradas. Suena el disparo. Rugido atronador de la grada. Electricidad. Incandescencia. Los gladiadores se lanzan al asalto de las vallas. Desbocados. El tartán, ardiente, hierve con sus feroces zancadas. Como era previsible, Holloway, de 26 años, parece tener prisa. Al cuarto obstáculo, salvo tropiezo o desgracia, ya nadie discute su victoria. El interés reside en la obtención de la plata y el bronce. Dos tesoros y siete aspirantes. Llopis no ha salido del todo bien. Roza el segundo obstáculo. Progresa y progresa… pero no lo suficiente para alcanzar el cielo de las medallas. Acaba cuarto con 13:20, a 11 centésimas de la plata (para el americano Roberts) y al mismo tiempo del bronce (el jamaicano Broadbell). 11 centésimas. Un parpadeo. Por una parte, qué lástima. Por otra, qué orgullo, qué alegría, qué mérito.
Quique Llopis es uno de los componentes del Proyecto FER, el programa de ayudas a deportistas de la Comunitat Valenciana promovido por la Fundación Trinidad Alfonso, cuyo Presidente y mecenas es Juan Roig. Llopis ha culminado una inolvidable y difícilmente mejorable temporada de aire libre. Por fin, el atletismo le ha devuelto todo lo que le negó en su momento. La lista de sobresaltos y desventuras es amplia. Ahora, sin embargo, son momentos de prosperidad y bonanza. La punta del iceberg de este verano ha sido, sin duda, el cuarto puesto alcanzado ayer en los Juegos Olímpicos de París. Pero no hay que olvidar otro impresionante éxito, la medalla de plata conquistada en el Campeonato de Europa, en Roma. O el título de campeón de España con un asombroso crono, 13:09. Más allá de logros y cronos concretos, lo más relevante es el brutal salto de calidad experimentado por el atleta de Bellreguard. El deporte valenciano cuenta con una súper estrella. Y sólo tiene 23 años. Nos frotamos las manos.
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La temporada al aire libre de Llopis, en marcas:
• 13:09, Final del Campeonato de España (30 de junio, La Nucia)
• 13:16, Final del Campeonato de Europa (8 de junio, Roma)
• 13:17, Semifinal de los Juegos Olímpicos (7 de junio, París)
• 13:20, Final de los Juegos Olímpicos (8 de junio, París)
• 13:21, Meeting de Madrid (21 de junio, Madrid)
Satisfecho por la espectacular cuarta plaza, pero con la ligera decepción de saber que, con su mejor registro personal, hubiera subido al podio. Así se mostraba Quique Llopis nada más acabar la final olímpica de los 110m vallas. El atleta valenciano reconocía que no había completado una carrera impecable, limpia: «Es curioso, porque ha hecho uno de los mejores calentamientos de mi vida y no estaba especialmente nervioso en el momento de la salida, pero después, no he acabado de correr lo a gusto que hubiera querido. No me he encontrado del todo cómodo. Sabía que el podio estaría carísimo y que la medalla me exigiría hacer marca personal. Dicho todo esto, no puedo ser injusto conmigo mismo, ni puedo reprocharme nada. Lo he dado todo, me he quedado a un puesto y a 11 centésimas del podio. Así que tengo motivos para estar más que contento», comentaba el deportista FER, quien añadía: «El toque con el segundo obstáculo me ha lastrado el resto de la carrera. He intentado recuperar, pero no ha sido suficiente».
Preguntado sobre qué pesaba más en su ánimo, si el orgullo por la cuarta plaza en una final olímpica o la sensación de que podía haber hecho un poquito más, el atleta de Bellreguard se mostraba tajante: «Sin duda, me quedo con el cuarto puesto. Estoy muy feliz. Y lo valoraré más con el paso del tiempo. El balance de esta temporada de aire libre es fantástico. Ni en mis mejores sueños podía imaginar que llegaría a este nivel y a estas marcas. Quiero también acordarme de mi entrenador, de Toni Puig, con quien hemos hecho un gran trabajo. Y aquí están los resultados. Ahora, a descansar. Y, el próximo año, a seguir mejorando, sobre todo la salida. Si corrijo y perfecciono la salida, estaré cerca de los mejores en las grandes competiciones internacionales»
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