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Carles Baixauli
Jueves, 8 de agosto 2024, 01:18
Saint-Dennis impresiona. Por fuera y por dentro. Es imponente, majestuoso, monumental. Todos estos adjetivos, y muchos más, son aplicables a Quique Llopis Doménech. El ... atleta valenciano protagonizó ayer una jornada memorable en el Stade de France, el escenario de los prodigios, de las emociones infinitas, de la acústica atronadora, de la atmosfera cautivadora. Llopis (Bellreguard, 23 años) se clasificó para la final de los 110m vallas en París 2024, sus primeros Juegos. Demostró lo que es: una estrella. Estamos, sin duda, ante uno de los logros más asombrosos y espectaculares de la historia del deporte valenciano. Quique pertenece al Proyecto FER, una iniciativa de la Fundación Trinidad Alfonso, cuyo mecenas es Juan Roig.
Ni se le puede ni se le debe dar un aire de normalidad a esta conquista. Porque no lo es. Porque es algo descomunal, grandioso y gigantesco. El hito provoca escalofríos de emoción y orgullo. Un chico de 23 años, nacido y formado en la Comunitat Valenciana, con su día a día en Gandía, sin necesidad de emigrar a otras latitudes, convertido en uno de los ocho elegidos para la final olímpica de los 110m vallas. No es una ensoñación. Es tan real como espeluznante. La cita, esta noche, a las 21:45.
Frente al hipotético miedo escénico, lección de madurez, de personalidad. Ante la solemnidad y la exigencia del envite, talento, clase, calidad. Quique Llopis tomó parte en la primera de las tres semifinales. Accedían a la final los dos primeros clasificados de cada semifinal. Completaban el cupo de finalistas los dos mejores tiempos. Ocupaba la calle cuatro. Estaba rodeado. A su derecha, un extraterrestre, el estadounidense Grant Holloway, segunda mejor marca de todos los tiempos, plata en Tokio y triple campeón mundial. Salvo sorpresa o contingencia, inaccesible. A su izquierda, en la calle 3, el japonés Murakate Rachid, el rival al que ya se había enfrentado en la serie del pasado domingo y con el que, en teoría, iba a dilucidar el segundo billete hacia la final. Por las marcas acreditadas, los otros seis participantes, estaban lejos. Si acaso, podía inquietar el jamaicano Hansle Parchment (13:19 en la presente temporada frente a los 13:09 de Llopis).
Dos benditas centésimas
La puesta en marcha del atleta valenciano fue correcta. El primer paso estaba dado. A partir de ese momento, todo debía ir a mejor. Porque ya lo dice su entrenador, el reputado Toni Puig: «lo más preciado que tiene Quique en la actualidad es su progresión de la cuarta a la novena valla». Así fue. Por delante, Holloway corría fuera de concurso. En otra dimensión. El fuego prendía detrás del americano. Llopis se puso segundo tras franquear el cuarto obstáculo y ya no se apeó de ese puesto VIP. Estaba dejando atrás a todos sus rivales. El peligro ya no era el japonés Rachid. La amenaza se llamaba Parchment. Tras el golpe de riñón, y de cuello, final, entraron casi a la par. Había que esperar a que los marcadores de Saint Dennis resolvieran las dudas. La espera, unos escasos segundos, se hizo eterna. Y el luminoso hablo. 13.17 para Quique (su tercera mejor marca de siempre), 13:19 para el jamaicano. Dos benditas centésimas. ¡¡¡SÍ!!! Estaba en la final.
Por si todavía no ha quedado clara la magnitud de lo conseguido, aquí van dos datos más. Entre los ocho elegidos, Quique es el único atleta europeo. En la final, habrá tres estadounidenses (Holloway, Roberts y Crittenden), tres jamaicanos (Bennet, Broabdell y Parchment), el japonés Murakate y nuestro Llopis. Quedaron eliminados, por ejemplo, el suizo Jason Joseph o el italiano Lorenzo Simonelli (campeón continental hace sólo dos meses en Roma por delante del atleta valenciano). Además, el deportista FER aterrizó en la final con la cuarta mejor marca de los ocho privilegiados. Hoy, sin presión, hay licencia para soñar. No obstante, pase lo que pase, nada podrá empañar la heroicidad protagonizada. Es una barbaridad. Es una salvajada. «Esta nit, més i millor». Palabra de Quique Llopis. Palabra de un fuera de serie.
«Estoy seguro de que esta noche competiré mejor»
Pese a ser poco expresivo, Quique Llopis dio ayer rienda suelta a las emociones. Compareció en la zona mixta con una gran sonrisa. Una combinación de felicidad y alivio: «Qué voy a decir. Estoy muy contento. Soy finalista olímpico. Ayer, cuando vi la semi en la que había quedado encuadrado, pensé 'uf, menuda serie'. Fue muy dura. Luché con Parchment hasta los cuadros finales, pero lo he conseguido. Pese a todo, he de decir que no tuve las mejores sensaciones. Me han condicionado los nervios, la presión y la ansiedad de tener la amenaza de Parchment hasta el final», comentaba el atleta FER.
Sobre si le ha perjudicado estar rodeado de dos rivales, el americano Holloway y el japonés Murakate Rachid, que salen muy bien, Llopis restó importancia a este detalle: «En otro momento, me afectaría. Ahora, no. He adquirido mucha confianza y estas variables externas ya no me influyen». A la hora de referirse a la final de esta noche, Quique comentó que va a disfrutarla: «Estoy convencido de que voy a hacerlo mejor que ayer. La presión estaba en las series y en la semifinal. Ahora, voy a disfrutar. Seguro que esta noche compito mejor». Por último, quiso agradecer las muestras de apoyo y cariño que ha recibido tanto de su pueblo, Bellreguard, como de toda la Comunitat Valenciana durante las últimas jornadas
Thierry Ndikumwenayo: sobresalto con final feliz
La jornada fue redonda para el atletismo de la Comunitat Valenciana. Al pase de Quique Llopis para la final de los 110m vallas, se unió la clasificación de Thierry Ndikumwenayo para la final de los 5.000 metros. Un billete que llegó tras un buen susto. El atleta FER cayó en la recta final de la carrera, a falta de 50 metros. Fue empujado y perdió la verticalidad. De hecho, el impacto con el tartán le provocó diversas heridas en las piernas y en los brazos. Todo ello ocurría cuando Thierry estaba con serias opciones de acabar entre los ocho primeros y, por tanto, de convertirse en finalista por derecho propio. Salvo desfallecimiento en el último suspiro, lo tenía muy encaminado. Tras el incidente, la Federación Española presentó la consiguiente reclamación, protesta que fue estimada. Por tanto, Ndikumwenayo fue recalificado y estará en la final del próximo sábado.
Antes de la caída, 'El Tigre', había vuelto a ofrecer muy buenas sensaciones. El atleta nacido en Burundi, pero residente en la Comunitat Valenciana desde 2016 y nacionalizado español en 2022, confirmó que se encuentra en un excelente momento de forma. Reforzó las magníficas impresiones transmitidas el pasado viernes, en la final directa de los 10.000. Y, sobre todo, corrió con maestría, con inteligencia, con oficio, con sangre fría. Exhibió dominio de la situación. Empezó agazapado, a la cola de los 21 participantes. Escondido, no ausente; pero, con el paso de las vueltas, ganó posiciones. Y estuvo donde tenía que estar en el momento de la verdad. Felizmente, la amargura de la caída sólo resultó superficial o cutáneo, en lo físico, y breve y pasajero, en lo anímico. Un sobresalto. El próximo sábado, pondrá final a su particular Maratón en París. «Estoy como un avión», comenta. A volar, Thierry.
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