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Sábado, 12 de octubre 2019, 18:30
Eliud Kipchoge ha asombrado este sábado al mundo al romper la barrera de las dos horas en el maratón en Viena. Su marca de 1h:59:40 derriba el muro del récord mundial de la distancia (2h.01:39) que el mismo ostenta.
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El maratoniano más rápido de la historia ha reventado el crono corriendo los 42.195 metros a una velocidad media más propia de un sprint, con una media de 17 segundo por cada 100 metros, 2 minutos 50 segundos por kilómetros.
La nueva marca, sin embargo, no será oficial por las ayudas externas que recibió. El keniano corrió detrás de un vehículo que le iba marcando el ritmo para batir el legendario muro de las dos horas y rodeado por siete 'liebres', en formación de flecha para protegerlo del viento. Esos siete corredores formaban parte de un equipo de 41 atletas de primer nivel que se fueron turnando a lo largo de toda la carrera para darle apoyo.
También contó con un avituallamiento en movimiento y un circuito completamente llano y adaptado, incluso con partes recién asfaltadas para evitar irregularidades.
El récord del mundo oficial de maratón sigue siendo por tanto 2h:01:39.
Texto: AFP
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Considerado por muchos como el mejor maratoniano de todos los tiempos, el keniano Eliud Kipchoge, que este sábado se convirtió en la primera persona en correr los 42,195 km en menos de dos horas, ha mantenido un estilo de vida asceta pese a la fama y el dinero.
A punto de cumplir los 35 años, el campeón olímpico en 2016 está en la cúspide de su carrera. Un año después de batir el récord del mundo del maratón en Berlín (2h:01:39), entró un poco más en la historia al completar la distancia en casi dos minutos menos (1 h 59 min 40 seg), este sábado en una carrera no oficial en Viena diseñada a medida para permitir la gesta.
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«Hacer historia, ese era mi objetivo», declaró luego de ganar su apuesta en un evento bautizado como 'Desafío 1h59' y patrocinado por la multinacional petroquímica británica Ineos.
En 2017 en Monza, en Italia, en un primer intento en el marco de un proyecto financiado por Nike y apodado 'Breaking2', terminó con un crono de 2h:00:25.
Ese tiempo no fue homologado por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) porque en aquel intento se utilizó un vehículo y a un equipo de liebres (corredores que marcan el ritmo) que se fue relevando para proteger a Kipchoge del viento y para ayudarle a controlar su velocidad.
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Pasó lo mismo en Viena, pero a él le da igual. «Soy el hombre más feliz en correr por debajo de las dos horas para inspirar a mucha gente, para decirle a la gente que ningún ser humano tiene límites», expresó el atleta, que antes de la carrera aseguró que «romper la barrera de las dos horas sería como cuando el hombre llegó a la Luna».
Nacido en Kapsisiywa, al oeste de Kenia, Kipchoge se convirtió en campeón mundial de los 5.000 m en París en 2003, imponiéndose a dos atletas legendarios como el marroquí Hicham El Guerrouj y al etíope Kenenisa Bekele.
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En 2012, tras no clasificarse para los Juegos Olímpicos de Londres, Kipchoge dejó la pista y se pasó al maratón.
Con su silueta compacta y su inquebrantable ritmo pese al paso de los kilómetros, muchos ven en Kipchoge la quintaesencia del maratoniano.
De 12 maratones que ha disputado, el keniano sólo ha perdido uno: fue el primero que corrió, en Berlín en 2013, frente a su compatriota Wilson Kipsang, que aquel día batió el récord del mundo de la época.
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Pero más allá de su físico, el éxito de Kipchoge se atribuye a su duro trabajo, a la humildad, a la disciplina y a su determinación.
Elegido el mejor atleta del año en 2018, ha cultivado estos valores desde que conoció a su entrenador Patrick Sang en 2001 y se unió al legendario grupo de corredores que comenzó un año después a entrenarse en el Valle del Rift, en su país natal.
En este templo espartano, ubicado en Kaptagat, a algunas horas de marcha del poblado natal de Kipchoge, el atleta ha llevado una vida monacal.
Al amanecer, con la aproximadamente treintena de corredores que viven en el campamento, Kipchoge inicia la primera de sus dos sesiones diarias de entrenamiento. El resto del tiempo lo invierte en descansar y alimentarse, comiendo fundamentalmente productos básicos producidos en Kenia.
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Apodado el 'filósofo' por su devoción de la lectura, Kipchoge no disfruta de ningún privilegio en campamento de Kaptagat, manteniendo la misma rutina y disciplina que sus compañeros pese a su condición de estrella.
El fin de semana visita a su familia en su casa en la localidad de Eldoret. Siempre ha sido fiel a esta región, a este modo de vida, pese a las cantidades que ha ganado a lo largo de su carrera, valoradas en más de 2,5 millones de dólares por la web whownskenya.com.
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«Soy una persona sencilla. Intento mantenerme tranquilo y concentrado en lo que hago. No hay distracciones», indica. Subcampeón olímpico de 3.000 m obstáculos en 1992, Sang confirma lo que da fuerza a su pupilo.
«(Kipchoge) continúa sorprendiéndome con su sentido del sacrifico y su entrega. Ha puesto el 100% de sus capacidades y de su compromiso al servicio de lo que hace», afirma a la AFP el técnico, muy unido al astro del maratón.
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Tras su éxito este sábado, el 'filósofo' intentará coronarse dentro de un año en Tokio, donde defenderá su título olímpico.
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