Valencia tienta a Kipchoge: «Sería un buen sitio para batir el récord»

Valencia sueña con Eliud Kipchoge (Kenia, 1984). Y, bien despierto, el atleta africano se deja querer. Sus piernas –también su cabeza– han sido las más rápidas en correr un maratón (2:01:39 en Berlín 2018) de forma oficial. Bajó de las dos horas (1:59:04) de manera no homologada en Viena, con alguna ayuda extra no permitida por la World Athletics, pero demostrando que bajar de las 2 horas en los 42.195 metros es posible.

Aunque Kipchoge tiene en mente la prueba de la capital de Inglaterra, aplazada al 4 octubre, hay otra ciudad que no se le quita de la cabeza: «Me gustaría correr en Londres, pero, si no se puede me gustaría hacerlo en Valencia. No sabemos lo que pasará mañana», confesó en una entrevista al diario Marca. La organización del Maratón Valencia Trinidad Alfonso EDP se muestra cauta. El seleccionador de la élite internacional, Marc Roig, no quiere lanzar las campanas al vuelo. Ni descarta ni confirma la posible presencia del keniano, quien ve en el maratón del próximo 6 de diciembre un buen lugar para batir su propio récord del mundo: «Hay muchas ciudades. Aparte de Viena están París, Londres, incluso Valencia, que tiene un circuito muy rápido tanto de 10 kilómetros como de media maratón. Sería un buen sitio para batir el récord».

Si tener a Kipchoge en la ciudad sería cumplir un sueño, verle batirse a Kenenisa Bekele (2:01:41) convertiría el 40 aniversario del maratón de Valencia en el más feliz. «Es verdad que nuestra rivalidad es la que los aficionados quieren ver, en especial desde que él se quedó a dos segundos de mi récord del mundo», asegura el volador keniano.

A la espera de que abran «las fronteras», el plusmarquista se entrena «como puede», muestra «preocupación» por la pandemia del Covid-19 y, como un ciudadano más, se siente responsable con las recomendaciones sanitarias: «Cuando salgo de casa utilizo mascarilla. Si voy al supermercado, me lavo bien las manos y todo lo que compro lo desinfecto bien antes de ponerlo en la nevera», afirma Kipchoge, que ya añora los próximos Juegos.