![Una espina que dura tres años y que dejó al vestuario muy tocado](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202002/14/media/cortadas/PedroMartinez-RaUGBPd6GDwRp90IJvhUjoL-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
![Una espina que dura tres años y que dejó al vestuario muy tocado](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202002/14/media/cortadas/PedroMartinez-RaUGBPd6GDwRp90IJvhUjoL-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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juan carlos villena
Sábado, 15 de febrero 2020, 00:45
El 19 de febrero de 2017 el Valencia Basket no sólo perdió una final de Copa del Rey frente al Real Madrid por 97-95 sino que se le clavó una espina en lo más hondo del corazón que aún no ha sanado. Sí, la venganza deportiva llegó unos meses después con el sonado título de la Liga Endesa conquistado por Pedro Martínez y sus jugadores pero desde aquel día los supervivientes del vestuario taronja estaban esperando cruzarse con los blancos en un partido copero. Casi tres años después de aquella tarde en Vitoria ha llegado el momento de luchar por intentar quitarse ese dolor.
«Vamos a intentar que sea un muy buen día para intentar quitarnos esa espina. Muchos de los que estamos ahora en el equipo estábamos ese día en el Buesa Arena y nos sigue doliendo. Fue mi primera final con el Valencia Basket y tuvimos el título muy cerca», reconoció ayer Jaume Ponsarnau. Con la llegada de Van Rossom a Málaga, son cinco jugadores los que siguen de aquel equipo. Junto al belga, Sastre, Vives, San Emeterio y Dubljevic vivieron aquella afrenta.
El actual capitán taronja reconoció antes de viajar a Málaga que aún no ha olvidado aquello: «Me sigue doliendo mucho cuando recuerdo ese partido porque fue una derrota muy injusta por todo lo que pasó. Los siguientes fueron para mí unos días muy duros. De los peores desde que estoy en Valencia porque teníamos esa Copa muy cerca y fue un golpe fuerte. Lo sentí como un dolor personal pero también para el equipo. Esa derrota, por la forma en la que llegó, afectó mucho al vestuario. Nos rompió el corazón pero nos levantamos y le ganamos la Liga al Real Madrid».
Realmente, aquel partido nunca debería haberse disputado puesto que fue la edición del clamoroso campo atrás que eliminó al MoraBanc Andorra y clasificó de forma injusta a los blancos. En los últimos minutos del duelo decisivo, el Valencia Basket se levantó del momento de trance de Llull que encadenó 11 puntos para ponerse 95-91 y balón. Dubljevic se marchó de Taylor y el sueco le metió un hachazo que no fue señalado como antideportiva. El banquillo taronja explotó y también el palco. La guinda que colmó la indignación fue la última acción, con 97-95 donde la jugada del último tiro de Van Rossom debería haber comenzado con 1.7 segundos y no con 0.9. Juan Roig no bajó a vestuarios hasta calmarse tras un calentón de época.
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