Mislata, un vivero para las Guerreras

La Comunitat es tierra de balonmano. Muchos añoran los tiempos en los que el Avidesa Alzira ganaba títulos, en cuando a chicos se refiere, y la feroz rivalidad entre las chicas de El Osito L'Eliana y el Ferrobús Mislata. La crisis que arrasó con casi todo complicó los patrocinios y se cebó con este deporte. Pero con mucho ingenio y trabajo de cantera hay proyectos que dan sus frutos. Es el caso del Handbol Mislata, que estos días ha recibido un premio a toda esa labor con la convocatoria de seis de sus chicas para diferentes selecciones inferiores, que han realizado concentraciones en la primera semana de marzo.

En el club está al pie del cañón un histórico de aquellos años de vino y rosas como es Gregorio García, satisfecho de ver cómo Mislata sigue siendo un vivero para las Guerreras. Que hay vida más allá la incombustible Silvia Navarro, así como de Lara González y la recién llegada Paula Arcos. Sobre todo la veterana portera debe ser un referente para Rosa María Ripoll y, especialmente, Sabina Mínguez.

Jovencísima como sus otras cinco compañeras de club, la portera que juega habitualmente con el primer equipo ya sabe incluso lo que es ganar una medalla internacional: conquistó el pasado verano el bronce en el Europeo de balonmano playa. «Mantenerse en las concentraciones de la selección es difícil, y por eso me alegra que hayan vuelto a llamarme. Me lo tomo como un reto. Ver que hay tantas jugadoras del club es emocionante y una muestra de que se hacen las cosas bien», comenta Sabina, que ha estado con la selección juvenil en el CAR de Sierra Nevada.

Junto a ella, del 29 de marzo al 6 de marzo ha estado Claudia Juan, que juega de primera línea. «Que vayamos tantas chicas de Mislata significa que el trabajo es bueno. En mi caso, entrenar con mis compañeras del juvenil y la posibilidad de doblar con el primer equipo me está ayudando a crecer», asegura.

Ambas participan esta temporada en partidos del equipo senior del Grupo USA Handbol Mislata, que milita en la División e Honor Plata, y que se halla en la parte alta de la clasificación. También es casi una más de esa plantilla Aitana Yugueros, que había sido citada para la concentración que de la selección junior, en este caso en Elche. «Es un orgullo y una buena muestra del trabajo que realiza por la cantera tanto a nivel de club como los entrenadores en cada equipo», comentaba la central que, sin embargo, vio cómo una desafortunada fractura en un dedo durante un entrenamiento le impidió acudir a los entrenamientos a las órdenes de Joaquín Rocamora.

El combinado con más jugadoras de la base del Handbol Mislata ha sido el de Promesas, que ha trabajado esta primera semana de marzo en Sierra Nevada. Hasta tres valencianas han viajado a Granada: Sandra Monteagudo, Lidia Máñez y Rosa María Ripoll. Esta última, guardameta, comenta: «Que nos llamen a tantas a la selección es una muestra del compañerismo y buena actitud que hay en el equipo».

Por ese motivo se siente satisfecha a nivel individual, pero también por el resto del grupo. De él forma parte la primera línea Sandra Monteagudo, que hace referencia a uno de los factores a los que se presta cada vez más atención, no sólo en el deporte sino en la sociedad: «Es un orgullo personal, pero también colectivo. Sin mi equipo esto no sería posible, y tampoco sin las personas que nos preparan tanto a nivel físico como mental para afrontar retos. Para mí esto es un sueño».

En su misma demarcación también suele desenvolverse Lidia Máñez. «Esta es una experiencia importante para seguir aprendiendo, y un reconocimiento tanto a mi trabajo, como al del resto del equipo y a la entrenadora. Es duro, pero quiero aprovecharlo al máximo», afirma. «Para nosotras esto es una mezcla de ilusión y de incertidumbre, porque se nos presenta un camino diferente que vamos descubriendo poco a poco», apunta Sandra Monteagudo. Quién sabe dónde las conducirá este camino. De momento, son ejemplo de que Mislata y la Comunitat siguen siendo un vivero para futuras generaciones de las Guerreras.