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Las siete banderas que presiden el cielo de la Fonteta con los títulos conseguidos por el Valencia Basket simbolizan otras tantas historias de superación... pero no todas marcaron un antes y un después en la historia del club. El título que ayer cumplió una década, la Eurocup conquistada en Vitoria ante el Alba Berlín el 18 de abril de 2010, fue un punto de inflexión clave para decodificar el presente. Para entenderlo hay que viajar en el tiempo hasta el 3 de julio de 2009. «Hemos decidido adquirir el compromiso público de impulsar la apertura del abanico accionarial, realizando una solicitud expresa al nuevo consejo de administración para que en un periodo máximo de dos años encuentren y propongan una solución para la transmisión de las acciones que tenemos del club». La declaración de Juan Roig fue una bofetada de realidad a una entidad desquiciada tras varias temporadas seguidas sin rumbo y en el limbo. El cambio de guardia, Manuel Llorente traspasó los poderes a Vicente Solá y Paco Raga, inició un camino incierto que resumió ese mismo día el que sigue siendo a día de hoy presidente: «Éramos un club de millonarios. Se han acabado los jugadores de un millón de euros, que el Pamesa ha tenido una montoná». El despido de Shammond Williams fue el símbolo de la redención. La segunda copa europea, el título que lo cambió todo.
Neven Spahija fue el encargado de hacer renacer al equipo de sus cenizas. La llegada de Power Electronics en noviembre de 2009 apuntaló el presupuesto y aquel 44-67 frente al Alba, en un partido sin historia a partir del segundo cuarto, cicatrizó las heridas. Para Juan Roig fue como volverse a enamorar después de un desengaño. El empresario, emocionado, lo resumió en una frase histórica en el micrófono de LP Punto Radio: «Se respira lo que no hemos logrado en 25 años, que podemos ser un gran club».
La celebración en el parquet del Buesa fue una colección de postales; desde la del propio Juan Roig levantando el trofeo de la Eurocup junto a Abelardo Salvo, fallecido en 2018 y padre del que después sería presidente del Valencia Amadeo Salvo, a los cánticos de los 2.000 aficionados a Neven Spahija para que renovara. El croata se lo tomó con buen humor, en referencia a la imagen saliendo en hombros del Buesa en 2008 tras ganar la ACB con el TAU para ser despedido después: «Es una cosa mala porque la otra vez que pidieron que me quedase, yo me fui a casa». No iba mal desencaminado porque tampoco continuó en Valencia. Aquel título, con Nielsen de MVP levantando el trofeo con Claver, fue el primero de los cinco con el club de la leyenda Rafa Martínez. El inicio de su reinado.
Una fiesta legendaria donde De Colo se vistió de Lehendakari
La fiesta del segundo título europeo del Valencia Basket fue única. Legendaria. Diez años después, las personas que la vivieron aún detallan las anécdotas. Desde el 'mellado' Marinovic, se dejó un diente en el Buesa durante la Final Four, a los gritos de «¡Ari, ari, ari, De Colo Lehendakari!» la celebración dejó imágenes como la del preparador físico Pedro Cotolí haciendo 40 flexiones a una mano durante la cena en el NH Canciller Ayala o la de Chechu Mulero, en aquel momento segundo entrenador del equipo, cantando por Serrat en la discoteca Cool. Tomasevic, MVP del título de 2003, se hizo una foto histórica con Nielsen, el de 2010, recién afeitada su barba.
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