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A Víctor Claver le inculcaron el deporte desde la niñez, por lo que no es nada extraño su idilio con los Juegos Olímpicos. «Recuerdo los veranos en el apartamento, por Gandia. Me levantaba pronto y miraba qué vería ese día. Iba un rato a la playa para volver y empaparme de cualquier competición», recuerda. «Los de Pekín aún los viví con mayor pasión porque había estado en la preparación y los sentí más de cerca», añade. Tenía 19 años y era consciente de que, salvo hecatombe, no estaría en la lista definitiva. De hecho, no acabó la gira para marcharse al Eurobasket sub-20: «Por suerte el año siguiente ya estuve en el Europeo con la absoluta». En ese 2009, el valenciano se colgó su primer oro para iniciar un palmarés más que fértil con la selección, donde también reluce el del Mundial de 2019 en China.
A Tokio, Claver irá a por el oro que le falta con la selección, el olímpico. «Eso sería un sueño, aunque en los últimos Juegos lo hemos tenido cerca. Si no somos campeones, al menos traernos una medalla, que siempre es el objetivo de España», recalca. Cuando le invitas a decantarse por una, el valenciano afirma que cada presea y cada torneo tienen un sabor especial: «En Londres conseguimos la plata y se nos quedó un sabor amargo por perder la final. En Río, acabas con la alegría de ganar, pero es un bronce. Se jugaron grandes partidazos a nivel de equipo, muy igualados que se resolvieron por la calidad individual de los americanos».
Tokio se presenta como una oportunidad para que Víctor Claver haga borrón y cuenta nueva tras un año difícil. «Ha sido malo, muy complicado para mí. Al principio la lesión se prolongó más de lo esperado y luego he tenido demasiados altibajos en el equipo (en el Barcelona)», admite: «Ahora mismo lo que tengo que hacer es estar preparado, centrándome sólo en lo que depende de mí».
En ese sentido, ha sido capaz de tocar la tecla adecuada. «He conseguido hacer reset, dejando de lado la temporada. Con la selección la dinámica es diferente. Además, venía con el recuerdo del último campeonato, que había sido el Mundial de China. Me centré en estar bien y en forma y de disfrutar del momento», explica Víctor Claver. Además, la gira de preparación empezó en casa, en Valencia: «Tenía ya muchas ganas de jugar un partido con mi familia en la grada y en la Fonteta, más aún después del Eurobasket femenino, que fue todo un éxito organizativo».
Él se quedó fuera de Pekín en pleno apogeo de la generación de los junior de oro, que venían de ganar, precisamente, un Mundial, el de 2006. Ahora, Tokio 2020 se concibe como el último baile para algunos. Los focos se centran en Pau Gasol, aunque Claver precisamente lo pone como ejemplo para mirar al futuro: «Está claro que nos vamos haciendo mayores y cada vez cuesta más, pero nunca se sabe. La demostración es que Pau sigue ahí y a un alto nivel. Ojalá yo pueda seguir muchos años más disfrutando como hasta ahora».
En ese futuro era obligado preguntarle por el Valencia Basket y de su posible regreso. Víctor Claver no quiere pronunciarse: «Yo de momento tengo un año más de contrato con el Barça. Si no me quieren, dependerá de ellos, ya dirán algo. Mi idea es seguir, por eso firmé para tres años».
Insiste en que está muy centrado en la selección, en unos Juegos que serán muy distintos a los anteriores a causa del Covid-19. «Hemos estado preocupados y pendientes toda la temporada a ver cómo evolucionaba. Sabemos que no habrá público y será triste. Lo bonito es convivir con el resto de deportistas y en ese sentido será diferente», lamenta. Suerte que, si todo va bien, París no queda tan lejos.
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