Sólo hace tres años que compite, pero lo de Pilar Jiménez con el ciclismo de carretera fue un flechazo. Necesario matiz el del asfalto. Antes, desde aquel día que con 8 años le dijo a su padre que quería salir con él, sus pedaladas le servían para avanzar por la montaña. «Con 14 años hice mi primera carrera oficial en esa categoría, participen en el Open de montaña de la Comunitat y gané el primer año. Fui con la selección valenciana, ¡no me lo creía!», afirma emocionada. Aquella llamada para estar entre las mejores, más el «ambiente vivido en las carreras y las experiencias junto con las compañeras cambió todo»: «Sabía que me quería dedicar a correr en bicicleta».
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La ciclista siempre se ha fijado en las reinas del pelotón, y su inspiración siempre fue Pauline Ferrand-Prévo. De su palmarés, campeona del Mundial de Ruta (2014), cinco veces del Mundo en ciclismo de montaña y del Mundial de Ciclocross del año 2015; Pilar se fija en el camino que le ha llevado a ello: «Su esfuerzo, carácter y actitud le permiten conquistar sus sueños. Así puede lograr lo que se proponga».
Con sus padres como principal aval para perseguir sus sueños, Pilar tiene los pies en el suelo: «Los estudios son lo primero», cursa el primer año de Ciencias de la Actividad Fisica y el Deporte. Los objetivos de Pilar a largo plazo son los de cualquier deportista ambicioso: «Unos Juegos Olímpicos o un Mundial». Pero no sólo en los grandes eventos se viven momentos para recordar toda la vida. En su corta trayectoria profesional guarda «amigos» y además tiene el honor de crecer en paralelo a su equipo. El VIB-Natural Greatness con sede en Alcoy vio la luz el pasado mes de noviembre. Pilar comenzó el año compitiendo en la Vuelta a la CV Féminas y en la Setmana Ciclista Valenciana «ilusionada». Ahora, con el parón, llega el tiempo de formarse en casa. Poner actitud y no rendirse. Mientras, conversa con sus compañeras de equipo. Un grupo heterogéneo. Tres valencianas, Pilar, Marta Romeu y Melissa Gómiz, la colombiana Tatiana Ducuara, la irlandesa Jennifer Meenan y la iraní Somayeh Yazdani: «Lo más positivo es que cada una vive el ciclismo de una manera. Aprendes mucho de todas. Descubrir una cultura como la de Somayeh es un crecimiento personal».
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