Manuel García
Chelva
Miércoles, 28 de agosto 2024, 10:56
Es joven pero las fiestas y la diversión están aparcadas en favor de la disciplina y la bicicleta. Bicicleta y más bicicleta. La explosión deportiva de Raúl Hinarejos, un joven chelvano de 17 años de edad, tiene poco parangón en una especialidad difícil pero con poco reconocimiento como el trial con bicicleta.
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Pero auténticas leyendas como Toni Bou, leyenda mundial del trial con moto, con 35 títulos mundiales en su zurrón, «comenzaron con la bici», recuerda José, el padre de Raúl, quien explica que hasta hace dos años el joven de Chelva ni competía ni estaba federado.
La práctica continua por las calles y cuestas de Chelva fueron los ingredientes necesarios para que Raúl hiciera sonar el himno de España en el campeonato mundial que se celebró en Italia: «Subir al podio y escuchar el himno… No hay nada más», comenta aún emocionado José, artífice en diversos aspectos de los éxitos de su hijo, que suma este mundial en la categoría júnior al tercer puesto europeo logrado el pasado año.
No sólo por acompañarle y guiarle en su aún breve carrera, sino porque él mismo, con sus manos y aprovechando sus conocimientos en maquinarias de obras públicas, se ha encargado de construir un circuito que, además, lleva el nombre de Raúl Hinarejos Zapater, gracias al apoyo del Ayuntamiento. Este circuito, cerca de la Fuente de la Gitana y a los pies del majestuoso Pico del Remedio, albergará el próximo 13 de octubre una prueba de carácter nacional.
Pero las perspectivas para esta modalidad de ciclismo, la que menos repercusión tiene, son complicadas para quien desea practicarla profesionalmente. Raúl está a punto de comenzar su último curso en el instituto de su pueblo y el año próximo deberá tomar una decisión. Es consciente de que no podrá abandonar los estudios en favor de su deporte porque los ingresos son muy escasos y los patrocinadores apenas existen. Como ejemplo, José recuerda que su hijo recibió un trofeo y una camiseta después de proclamarse campeón mundial. Nada de dinero.
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Eso sí. Raúl no está solo. El Club Trialsin de Picassent, el único existente en Valencia y del cual forma parte, le ha apoyado y acompañado en su exitoso viaje a Italia.
De este modo, Raúl baraja estudiar alguna carrera relacionada con el mundo del deporte, que le apasiona y le motiva: «Es difícil que esto sea una profesión para mí. Deberá seguir siendo una afición», reconoce.
El esfuerzo, mientras tanto, sigue ahí, con dos horas de entrenamiento cuatro o cinco veces por semana y sesiones de gimnasio para fortalecerse y resistir la dureza de esta especialidad que Raúl sueña con que crezca en un futuro cercano.
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