Felipe Orts roza el top10 en Fayetteville completando su segundo mejor mundial

El domingo deportivo amaneció en España con la vista puesta en Australia, donde Rafa Nadal se convirtió en el tenista con más títulos de Grand Slam de la historia y terminó Fayetteville (Arkansas), casi en la otra punta del mundo, con paso previo por Budapest y el subcampeonato europeo de Los Hispanos.

En Estados Unidos, el ciclista valenciano Felipe Orts afrontaba su quinto mundial de ciclocross en la categoría elite en un circuito rapidísimo y seco, unas condiciones que, unidas al inusual calor que, para estas fechas, hizo en Arkansas durante todo el fin de semana, jugaban a favor del de La Vila Joiosa.

Algo perjudicado por la caída en la salida el belga Vincent Baestaens, Orts tuvo que invertir buena parte de sus fuerzas para alcanzar al gran grupo de casi 20 corredores, algo muy poco común en la especialidad invernal, que rodaba en cabeza sin que aparentemente nadie fuera capaz de abrir huecos considerables.

Orts estuvo a un suspiro de conseguirlo, pero cuando su rueda delantera se encontraba a poco más de cinco segundos del hombre que cerraba el pelotón de cabeza, comenzaron a desatarse las hostilidades serias entre los grandes favoritos y eso provocó un nuevo acelerón que dejó al español en tierra de nadie.

Por delante, el belga Eli Iserbyt y el británico Tom Pidcock eran las ruedas más vigiladas, algo que la potente selección belga trató de aprovechar con acelerones constantes a cargo de hombres como Michal Vanthourenhout, Laurens Sweeck o un Toon Aerts al que el calor acabó pasándole una muy cara factura.

Pidcock se desesperaba saltando a por cada ataque mientras que, a su rueda, actuando de secante, cada vez era un rival distinto el que se encargaba de recordarle que, más que nunca, peleaba contra una armada completa y, sobre el papel, casi invencible.

Pero la historia, y más la británica, sabe muy bien lo que ocurre cuando una armada se cree invencible. Pidcock, uno de esos jóvenes que parece poder hacerlo todo y hacerlo bien, no esperó más y antes de llegar al ecuador de la prueba lanzó un ataque seco, duro y fulminante. El torpedo fue tan contundente que hundió todas las naves de apoyo de un Iserbyt que, impotente, trató de seguirle durante una vuelta, pero que se dio cuenta de que el arcoíris se le había escapado y decidió dejarse caer al abrigo de sus heridos compañeros para, al menos, tener más opciones de cara a la plata.

Mientras Pidcock iba a lo suyo, el pequeño parón entre los perseguidores volvió a despertar las esperanzas del grupito en el que viajaba Felipe Orts de poder aspirar a algo más que al top10, pero el neerlandés Lars van der Haar, un tipo que suple sus carencias técnicas con una inteligencia sublime sobre la bici, leyó la debilidad belga y apostó por reducir la pelea por la segunda plaza a un duelo entre él e Iserbyt. Nuevo acelerón y, otra vez, Orts y el resto de integrantes de su grupo sabiendo que la décima posición sería su máxima aspiración.

Pidcock ganó, posturita de Superman incluída al cruzar la meta. Van der Haar se llevó la plata e Iserbyt, el gran derrotado, se tuvo que conformar con un dolorosísimo bronce. Mientras, Felipe Orts hizo una carrera casi impecable por atrás.

Rodeado de grandes nombres como Kevin Khun, Daan Soete, Ben Turner, Joshua Dubau, Michael Boroš o Curtis White, trató de nadar y guardar la ropa para lo que iba a ser el sprint por el top10. A final, fue el suizo Khun el que se llevó el gato al agua mientras que el de La Vila Joiosa hizo valer su velocidad final para hacerse con la 13ª posición, su segundo mejor resultado mundialista en la elite tras el 12º conseguido en 2019 en Bogense (Dinamarca).

El cántabro Kevin Suárez terminó 19º completando una buena prueba para los intereses del combinado español, dirigido por el valenciano Pascual Momparler.

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