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moisés rodríguez
Miércoles, 5 de febrero 2020, 16:45
Dylan Groenewegen tiene los genes de un guepardo, la máquina de matar más perfecta del reino animal. El felino, capaz de sobrepasar los 100 kilómetros por hora, vive con las garras afiladas y la mirada fija en sus posibles víctimas. Como el veloz holandés, que mostró su carta de presentación hace ya cuatro años en la Volta. El por aquel entonces recién llegado a un equipo World Tour osó arrebatar el bocado de sus fauces a otro depredador: Nacer Bouhanni, cuyo equipo, el Cofidis, había trabajado durante toda la jornada. El ciclista de Ámsterdam, que acumula ya 51 victorias como profesional, entre ellas cuatro en el Tour, sigue hambriento. Ha convertido la Comunitat en uno de sus particulares cotos de caza, como demostró en Vila-real.
Una vez más, como en la etapa de Valencia de 2019, fue el más rápido. La 70ª Volta cerró con un triunfo de Groenewegen y abrió con una victoria del guepardo holandés. Y una vez más, como en la séptima etapa del pasado Tour, batió a sus rivales casi en la foto finish. Superó la última trampa, una rotonda que puso el suspense en el último kilómetro, pero eso no desvió su mirada asesina. Cabalgaba ya con determinación, al límite, decidido a frustrar el trabajo del Deceuninck para Jakobsen. Y como hizo con Bouhanni en Alzira, y con Caleb Ewan hace unos meses en la Grande Boucle, arrebató de las fauces de su compatriota un triunfo que ya empezaba a saborear.
La primera etapa de la Volta a la Comunitat Gran Premi Banc de Sabadell fue lo que se esperaba: escapada consentida para mayor tranquilidad de los equipos de los esprinters. La aventura la protagonizaron Sevilla, Scaroni, Irizar y Beullens, líder de la montaña al pasar primero el único puerto de la jornada, el Alto del Marianet.
A partir de ese momento, la escapada, que rozó los tres minutos de renta sobre el pelotón, empezó a ver cómo decrecía su ventaja. Su suerte estaba echada. Por detrás, trabajaban el Jumbo para Groenewegen y el Deceuninck para Jakobsen. Hasta que los tuvieron a 60 segundos. El guepardo olió la sangre y su equipo lanzó el farol al no seguir tirando. El de su compatriota sí continuó trabajando. Casi por inercia, a 10 kilómetros de meta, entre las empresas azulejeras de Vila-real, el gran grupo engulló a Irizar y Boullens, los últimos valientes que aún creían en sus posibilidades de escapar de las fauces de los velocistas. Pero los felinos no perdonan y al final el primer bocado de esta Volta lo engulló el más veloz, que reaccionó justo a tiempo para saciar su hambre.
Como el que tienen los favoritos, entre los que no está Doumolin, ganador del Giro y que, aquejado por una enfermedad, ni siquiera se subió a la bicicleta. Los aspirantes al triunfo final tienen hoy su primera prueba, con vistas a la etapa reina con final en Bernia. Tras una jornada rompepiernas, el corto pero infernal ascenso a la Bola de Cullera destapará muchas de las bazas ganadoras de esta Volta.
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