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Pedro Delgado (Segovia, 1960), es el embajador del Gran Fondo Internacional Marcha Ciudad de Valencia, que convertirá este sábado 3 de mayo la Marina ... de la ciudad en epicentro mundial del cicloturismo. «Por supuesto que correré la larga», responde cuando se le pregunta si se enfundará el maillot para empezar a rodar a las 8 horas, hora de la salida tanto de la distancia corta de 148 kilómetros como la de 177. Ambas tienen un marcado carácter solidario, ya que la organización ha donado la mitad de las inscripciones a afectados por la dana.
-Qué importancia tiene para el ciclismo profesional que haya cicloturistas en pruebas como el Gran Fondo de Valencia de este sábado o gente rodando en las carreteras en los fines de semana?
-La verdad es que el ciclismo ha evolucionado muchísimo, sobre todo desde mi época, que no existía. De hecho, aquí en Valencia se podría rodar, pero a lo mejor en Segovia que es todo cuesta con las bicicletas con los desarrollos que había en cuanto dejabas ya de ser joven… con 35 o 40 años, querer ir a Navacerrada era un sueño imposible. No tenías la fuerza o las bicicletas no tenían desarrollos. Todo esto ha ido evolucionando y hay también otro aspecto, que a lo mejor cuando yo empecé a ser ciclista en los años 70, prácticamente este deporte no era una cosa típica de cara a la sociedad. Siempre había gente, en Segovia, que practicaba atletismo, baloncesto, fútbol… pero bicicleta un poco menos.
-¿Y cómo te dio por esto?
-Porque había un compañero en mi colegio, Frutos, que éramos de la pandilla. Él estaba en la Escuela de Ciclismo de Segovia y fue el que me llevó. De lo contrario a lo mejor hubiese hecho atletismo, que se me daba bien también. Pero vamos, yo creo que hasta el 2000 no empezó a aparecer el deporte como ocio, como un tema social para vida sana, Y luego con esa evolución de las bicicletas, hace que el ciclismo en plan de deporte, como los maratones, sea algo muy común y muy atractivo. Yo creo que todo el mundo que entrenamos en bicicleta siempre quiere un reto, uno mínimo al año, aunque todos tendemos a hacer a lo mejor tres o cuatro al año. Yo creo que para la salud física, y como digo yo siempre, incluso yo lo necesito a nivel mental, es un alivio para quitarte el estrés del día a día.
-Este Gran Fondo además es solidario con los afectados por la dana. ¿Cómo lo vivieron desde fuera de Valencia?
-Estupefactos. Estamos tan acostumbrados a que ante una desgracia empiezan a aparecer fakes, yo verdad que veía las imágenes y no podía dar crédito, hasta que ya hablé con amigos de Valencia. Realmente con mucha preocupación y mucha pena, porque es una sensación de impotencia. Para los de fuera por no poder ayudar en la medida de lo posible, pero sobre todo para los que lo están sufriendo. Los elementos meteorológicos a veces nos demuestran que por mucho que hayamos avanzado seguimos siendo poca cosa.
-Le pregunto por un elemento de la naturaleza en el ciclismo. ¿Es Pogacar una dana para el resto de integrantes del pelotón?
-Es increíble. ¡Qué corredor, qué capacidad física tiene! Es tan bueno y encima como tío es simpático y cae bien. Cuando hay uno que gana por aplastamiento y da esa sensación de abusón que podría entrever la gente, pues da rabia. Pero como gana también y luego tiene ese carácter, hace que todavía sea es doblemente campeón por esa simpatía que derrocha para todos.
¿Ve otro año dominado por él?
Sí, sí, yo es que creo que sí.
-Entonces el Tour se lo damos ya…
-Bueno, vamos a ver Vingegaard. Yo creo que es el único que le puede hacer daño, es un duelo entre ellos dos. El problema que tienen el resto de ciclistas es que parecen malos y dicen: 'Es que voy a competir a ver si hago podio'. Cualquiera te dirá que el tercer puesto no puede ser tu objetivo, pero es que ante esos dos campeones es complicado aspirar a más. En principio se puede decir que Pogacar físicamente es mejor, más potente, pero Vingegaard es un poco la otra cara del deporte: un corredor más bien tímido, trabajando en su casa, en plan sin hacer ruido, no le gustan los medios, y entonces es la oposición. Yo creo que es un buen contrapunto, a ver quién de los dos es el mejor.
-Y ahí, la generación emergente española, ¿qué papel va a tener con este duelo que no se atisba que vaya a tener un final cercano? El valenciano Juan Ayuso, Carlos Rodríguez, Iván Romeo. Viene una generación buena, pero con esos dos bichos…
-Pues como le digo, correr por el tercero y esperar al fallo, ¿no? Porque por ley de vida, pues Pogacar tendrá que dejar de ser bueno dentro de cuatro o cinco años, pero claro, en ese momento a Juan Ayuso, Carlos o Iván, ya les va a pillar más veteranos. Más hechos, sí, pero ya también a lo mejor es más fácil que venga uno más jovencito que pueda coger el relevo de estos campeones. Hoy en día se trabaja muy bien, es mantener la concentración, la motivación y decir: 'Bueno, este tío es muy bueno y si yo gano a Pogacar, mi prestigio se va a redoblar'. Buscar ese día malo que puedan tener y si en algún momento pueden batirles, va a ser mejor noticia que si ganan sin ellos. Yo creo que tienen que agarrarse a ese aliciente, competir con ellos y esperar el fallo, a la vigilancia que pueda haber entre ellos y sacar provecho. Es una gran oportunidad, pero realmente difícil de llevar a cabo.
-Ayuso ahora tiene el Giro como objetivo y no está Pogacar, sí Roglic, ¿lo ve ahí con posibilidades?
-Yo creo que sí, aunque en la Volta a Cataluña, ese primer duelo que tuvieron los dos, Roglic salió vencedor. Lo que lo que pasa es que fue en una carrera de una semana y la ventaja que tiene Ayuso es la juventud. En los esfuerzos de la tercera semana de las grandes vueltas, los años empiezan a pesar. Un corredor joven recupera más rápidamente, mientras con que 34 o 35 años tu capacidad de recuperación se ralentiza. Puede ocurrir, como suele ser siempre en el Giro, que la última semana sea la clave, la más dura, y ahí la juventud contra la veteranía tiene ventaja. Pero claro, para eso hay que ir trabajando las dos primeras semanas para que un hombre como Roglic no se le vaya en la general, porque luego ya va a ser imposible superarle.
-¿Cómo ve a Alejandro Valverde como seleccionador?
-A mí me sorprendió, sinceramente. Sobre todo porque Valverde tiene una agenda muy apretada. Yo creo que no es por dinero, en la Federación, por desgracia para ellos, económicamente están muy limitados para hacer esfuerzos y fichar a un corredor como él. Yo pienso que ha valido la amistad con el presidente, José Vicioso. Por poder, puede lógicamente, acaba de dejar el ciclismo, sabe mucho de este mundo y su experiencia es fundamental. Pero que convencieran a un corredor estas características me parecía difícil ahora. A lo mejor era más sencillo Freire, que ya lleva un poco de tiempo retirado y puede dedicarle más a seguir a la selección, o a los corredores y las carreras, pero Valverde es que sigue tan en activo como si fuese todavía ciclista profesional.
-¿Cree que tiene ese plus que puede hacer que España aspire a las medallas en los Mundiales o incluso en los Juegos de Los Ángeles, que es el periodo para el que ha firmado?
-Aquí, al fin y al cabo, el director o los preparadores físicos son todos buenos, pero si tienes al número uno. ¿Qué ocurre? Que si estuviese en la selección española un Valverde, yo te diría que sí. Tenemos muy buenos ciclistas, pero enfrente, a Pogacar y Víngegaard. El Mundial de este año es muy, muy duro. Necesitamos un rematador, aunque tenemos muy buena selección. A lo mejor Ayuso es un corredor que en los Mundiales duros tiene esa magia y esa competitividad que le puede llevar a aspirar a ganar, pero lo veo difícil. Valverde está desde el coche, yo creo que va a sufrir más que en la bicicleta. En el Mundial no hay pinganillos, no hay comunicación, y es más del instinto del corredor. Pero bueno, ya digo, a lo mejor un Mundial como el de este año, si finalmente se hace en África, un hombre como Ayuso podría aspirar, pero igual que Van der Poel, Van Aert… Al fin y al cabo es plantear una táctica y si es capaz de llevar esa táctica, pero en el ciclismo luego una caída en el kilómetro 10 lo cambia todo. Yo recuerdo siempre los Juegos Olímpicos de Pekín, donde todo era trabajar para Freire, y antes de que acabara la primera vuelta, se enganchó, se cayó, tuvo que cambiar de bicicleta y perdió contacto, y ya hubo que cambiar la táctica. Eso es ya la capacidad de los corredores de la selección de manejar las distintas situaciones que hay en la carrera. Valverde, lógicamente, va a plantear lo mejor que él cree, pero luego al final son los artistas los que rematan.
-¿Qué le gusta más, el ciclismo moderno con los pinganillos y con los datos que tiene el corredor, o las carreras estas, como los Mundiales o los Juegos Olímpicos, donde el seleccionador plantea la estrategia pero luego deciden los corredores?
-En el tema de los pinganillos, estoy en contra de que cada equipo tenga su comunicación interna, que si yo fuese director sería el primero que lo apoyaría. Al vivir dentro, tú quieres tener cuanta más información y directrices. Cuando yo corría muchas veces cometías errores porque no sabías mucho cómo estaba la situación de carrera. Es una herramienta que al director y al corredor le viene muy bien. Pero de cara a comentar la carrera o de espectador, yo creo que los fallos, los errores, que si es penalti o no es penalti, el VAR, no sé qué, esa controversia que se provoca ante situaciones de carrera, creo que ayuda a que la afición o a que se hable más de ciclismo. Y yo el pinganillo no estoy a favor porque a veces, aunque digan que no, bloquea la carrera. El director va en el coche y tiene la cabeza mucho más fría que tú, que vas dando a los pedales, que tienes, como digo yo, ese minuto bueno y dices 'les mato', y luego a lo mejor te arrepientes porque el muerto eres tú. Pero si te digo la verdad, eso era hace diez años. Con Pogacar, Van der Poel, Van Aert, Evenepoel... yo recuerdo este año en la Vuelta a Andalucía de salida, las batallas que se preparaban, que atacaban a 100 kilómetros de meta. Algo increíble. Según está el ciclismo hoy me dan igual los pinganillos, cuando dominaba Ineos era mucho más tecnológico, o en la época de Armstrong, es que bloqueaba la carrera y no se movía nadie hasta el final.
-Hablando de Armstrong, ¿el dopaje ha dejado de ser una lacra para el ciclismo?
-A ver, yo creo que el dopaje siempre ha sido un estigma para el ciclismo, pero yo pienso que ha estado siempre muy bien trabajado. El problema es que la propia institución, y a veces los equipos, abusaban. Pero yo creo que en el ciclismo no se hacía nada diferente a lo que pasase en otro deporte. Lo que pasa es que sí que se ha visto envuelto en escándalos y el ciclismo ha sido el primero que ha querido limpiar su nombre, y yo creo que en cierta manera en muchos casos ha sido un error porque ha habido dopaje en otro deporte y esas instituciones más bien lo tapaban. Aquí todo, aunque fuera una sospecha, se aireaba y yo creo que eso a la imagen le ha hecho mucho daño y especialmente el caso de Armstrong. Pero yo creo que hoy en día a nadie le interesa. Yo soy corredor y es que ni me lo planteo porque no solo es que me busco mi ruina deportiva con los controles que hay, sino también social. Yo no creo que tenga sentido. Yo creo que hay, se puede decir, unos falsos positivos. Muchas veces en los herbolarios compras una serie de complementos alimenticios que no es real todo lo que hay. O el caso que ha pasado más de una vez con algún crecepelo. Ante esas cosas es difícil esquivar porque uno no sabe de todo. Pero yo hoy en día creo que el ciclismo es un deporte limpio, el más limpio de todos. Hoy en día todo es mucho al milímetro y te pillan enseguida.
-¿Cuál va a ser el papel de la mujer en el ciclismo de élite en el futuro?
-El deporte femenino de alta competición tiene un recorrido muy largo. Ellas reivindican más presencia. Soy muy amigo de Dori Ruano, que fue una de las grandes corredoras junto con Joane Somarriba. Ella es una de las que han luchado para que el ciclismo femenino en España tuviese más notoriedad. Consiguió que hubiese una Vuelta a España femenina. Pero claro, cada deporte tiene sus audiencias y el femenino respecto al masculino tiene diferentes audiencias. No se entra a valorar si hacen el mismo esfuerzo. Todo esto cambia en el momento que tengas un gran deportista o una gran representante en un deporte en particular. ¿Quién se interesaba en el bádminton hasta que llegó Carolina Marín? Nadie. La gente se mueve si tienes un gran representante en la élite. Y si no tienes representante, por mucho nivel que haya, no creas interés. En cambio, el fútbol tiene esa capacidad. Yo entiendo que ellas reivindiquen más presencia, más apoyo. Yo creo que lo tienen y mucho. Pero las audiencias es algo que no depende muchas veces de las teles, sino de qué artistas están manejándose en la carrera.
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