Simone Velasco encarna el premio a la valentía. A la confianza que requiere saltar del gran grupo para probar suerte. El italiano se llevó la gloria en el día en que la escapada dejó helado al pelotón de la Volta a la Comunitat camino de Sagunto. En puertas de la ciudad romana Álex Aramburu, del Movistar, se quedó con la miel en los labios, pues era el gran favorito en caso de que la victoria se decidiese en una llegada masiva.
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La etapa, de hecho, era idónea para velocistas que pasen con cierta solvencia por la media montaña. La Calderona, con ascensiones al Oronet y el Garbí, hizo la selección como estaba previsto, pero después quedaba terreno más que suficiente para pillar a los escapados. De ellos se autodescartó el norteamericano Craddock, que perdió contacto con sus compañeros de fuga e incluso después con el pelotón, curiosamente ya superadas las dos ascensiones. Delante se han quedado Bob Jungels, Simone Velasco y Jonas Gregaard, que se entendieron a la perfección y no miraron en ningún momento atrás.
Ni siquiera cuando el minuto y medio que tenían de ventaja empezaba a esfumarse en el veloz descenso tránsito por el Camp de Morvedre, fruto del trabajo decidido del Bahrain para Wright y tímido por parte del Movistar para Aramburu. Los fugados pasaron por Petrés ya con menos de medio minuto de ventaja y todo hacía presagiar que el grupo los iba a pillar. Pero no. En la entrada a Sagunto, algo estrecha, con un par de rotondas y algún badén, los perseguidores pararon cuando tenían a los tres ciclistas de delante a tiro de siete segundos.
Estos resistieron y Velasco fue el más listo. «Gregaard me ha molestado sin querer un poco y no he podido disputar bien el esprint», lamentaba Jungels. «A 500 metros para la meta, en la última curva a la derecha, he decidido lanzar el esprint», comentó Simone Velasco, quien desveló que el triunfo tiene una connotación emotiva para él y el resto del equipo Astana, pues la escuadra sufre por el fallecimiento de Umberto, uno de los masajistas, por un infarto en los últimos días: «Esto va para él y su hijo».
Detrás, a sólo tres segundos, amarga cuarta plaza de Álex Aramburu que escenificaba su compañero José Joaquín Rojas con un puñetazo de rabia al manillar de su bicicleta. En el grupo entraba el otro vencedor de la jornada, Giulio Ciccone, que mantiene el maillot amarillo de la Volta a pesar de haber sufrido un pinchazo a falta de 10 kilómetros para la meta. «He pasado algo de miedo, pero al final hemos decidido no parar y por suerte ha salido todo bien», declaró.
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Sabe que este sábado se enfrenta a la jornada que quizás la que vaya a decidir la Volta. La considerada etapa reina parte de Burriana y finaliza en Altura, en el alto de la Cueva Santa. Aunque la jornada final ha cambiado y no es totalmente llana (se vuelve a transitar por la Calderona, con subidas al Oronet y la Frontera), luego habrá terreno más que suficiente para frustrar a quien ose escaparse. O no. Que se lo pregunten a Simone Velasco.
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