Un viaje entre arrozales hasta Barx

Ricardo Ten no para. Así lo atestigua su cuenta en Strava, si no es que ha hecho alguna 'trampita'. Pero no tiene pinta por lo fino que está y su rendimiento en las competiciones. Este mismo fin de semana volverá a enfundarse el maillot para participar en el I Gran Premio Paracycling Dstrel: el sábado por Xàtiva será la prueba en ruta y el domingo, en Sedaví, la crono. Y para mantenerse en forma más allá de los 40, no hay otra receta que quemar kilómetros. «Voy a proponer una tirada larga, por lo que el nivel ya es medio alto, dependiendo de la intensidad», comenta el abanderado español en los Juegos Paralímpicos.

Sale de Valencia hacia el sur por la costa para llegar a Tavernes de la Valldigna, de ahí a Barx, subir el puerto y volver: en total, unos 120 kilómetros. «Es una ruta que solemos hacer bastante, pero después del verano», apunta. Por eso, si buscan en su perfil de la mencionada Strava, no encontrarán una actividad reciente por unas carreteras que en verano multiplican por bastante su afluencia de vehículos. «Es una ruta llana que vamos a completar con el puerto de Barx. Luego lo descenderemos y volveremos hacia Valencia», señala: «Cuando quedamos, solemos quedar en varios puntos a lo largo de lo primeros kilómetros. La hago con Maurice (Eckhard, también ciclista de élite adaptado) o con gente de la Peña El Puntito».

Cuando llega a El Saler, habitualmente ya se ha formado un pequeño pelotón. «El nivel depende de la velocidad media que le pongas», indica Ricardo Ten, que habla de unos 32 o 33 kilómetros por hora. Ruedan en llano por la carretera de los municipios costeros y también en paralelo a los arrozales: El Perelló, El Perellonet, Sueca... y desde ahí se desvían hacia Cullera. Primera elección: si quieren que la carretera se empine, bordean la montaña y suben la zona del faro. «En ese caso te salen algunos kilómetros más», señala. Supondría salirse del itinerario que propone Ricardo Ten, pero para los más atrevidos siempre está ahí la subida al observatorio que ha popularizado la Volta a la Comunitat y la Vuelta.

Una vez dejado atrás Cullera, la ruta del laureado deportista paralímpico abandona la Ribera Baixa para adentrarse en la comarca de la Safor. El siguiente municipio por el que rueda dentro de un itinerario prácticamente llano es Tavernes de la Valldigna. De ahí se enlaza con Barx, donde hay que tomar la segunda y gran decisión: subir el puerto que comienza en la propia localidad o parar.

«Empieza prácticamente en el restaurante que hay en el polideportivo. Se almuerza de lujo», apunta entre risas: «Siempre está la opción de no hacer el puerto, o de ir en coche directamente para quedar con amigos que sí hayan hecho la ruta en bicicleta». Ricardo Ten no es de esos. Él prefiere hacer la subida de en torno a cinco kilómetros, no excesivamente dura para gente con cierto bagaje, ya que el desnivel medio es del 5 o el 6%.

«Merece la pena sobre todo por las vistas. Si miras hacia un lado, ves todos los arrozales y se divisa Cullera», comenta: «La ascensión antes era muy bonita, lo malo es que hace poco hubo un incendio en la zona». La huella del fuego tardará unos años en quedar disipada. Lo que no falta es una carretera con un firme que roza la perfección y un puerto que está señalizado. Una vez corona, el camino va a ser a la inversa, y entonces sí que se produce la parada en Barx.

Como buen ciclista, Ricardo Ten es de almorzar bien. «Si estoy entrenando me pido unas tostadas y ya está... pero no negaré que a veces me pido el especial de la casa. Lleva huevo, bacon, lomo, queso... ¡de todo!», desliza. Tras este ‘pecado’, el deportista paralímpico avisa: «Luego hay que volver». Porque tras el almuerzo queda subirse a la bicicleta y encarar el camino a la inversa: Tavernes de la Valldigna, Cullera... y enfilar por la costa hacia el norte hasta Valencia.

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