![Vicente Belda | La pájara de Vicente Belda](https://s3.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202211/25/media/cortadas/beldi-R5IAtfGb3xvfdQO4kGID5JI-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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A Vicente Belda (Alfafara, 12 de septiembre de 1964) le llamaban 'El bolas' en sus inicios en el Transmallorca por el tamaño de sus gemelos. Al menos, así se lo contó a Pepe Soto en una entrevista publicada en LAS PROVINCIAS en septiembre de 2010 ... en la que decía: «El dopaje siempre ha existido, existe y existirá». Una declaración que el propio Belda parece que está empeñado en que sea verdad después de que él y su hijo, también de nombre Vicente y masajista del Astana, estén investigados en la operación Ilex, una trama de dopaje dirigida por el doctos Marcos Maynar. Una sospecha más en su expediente.
El alicantino, que se crió en Cocentaina, fue uno de los referentes del ciclismo español en los ochenta. Siempre abrigado por los colores de la ilicitana Kelme, con los hermanos Quiles como patrones del equipo y Rafa Carrasco a la dirección. Belda era el más canijo del pelotón -sus 153 centímetros de altura así lo confirman- pero cuando la carretera picaba hacia arriba, asomaba pegado a la cuneta de la cabeza del pelotón comiéndose a los más grandes. Belda era pequeño pero matón. En la Vuelta a España, de la que era un habitual en el top-10, subió al cajón en 1981 y ganó una etapa. En el Giro de Italia de 1982, que ganó Bernard Hinault, el contestano levantó los brazos en San Martino di Castrozza, en una de las etapas más duras de aquella edición.
Belda, junto con Juan Fernández y Pepe Recio, eran los ciclistas más reconocibles del Kelme, un equipo que estuvo durante un cuarto de siglo en el pelotón internacional y que se distinguía por lo aguerrido de sus planteamientos. Además, fue de los primeros en apostar por los colombianos, con Fabio Parra como estandarte. Belda reflejaba muy bien el espíritu del equipo, el más combativo del pelotón.
Los españoles, poco a poco, empezaban a dejarse ver con fuerza en las grandes. El Reynolds de Arroyo, Delgado y Gorospe daba que hablar en el Tour, donde Belda llegó a ser vigésimo de la general en 1980. Un tiempo en el que el ciclismo lloró el adiós de Alberto Fernández, al que Caritoux le quitó una Vuelta, y donde el ciclón Pedro Delgado empezaba a escribir su historia, como su triunfo con la ayuda de Recio en una vuelta en la que se hundió Robert Millar en Navacerrada.
Belda se bajó de la bici en 1988 y empezó una carrera de director deportivo como auxiliar de Álvaro Pino en Kelme. Tras la salida del gallego a Phonak, Belda tomó las riendas. El equipo ilicitano era el gran animador de las carreras, a tumba abierta casi siempre, con colombianos como Santiago Botero y el 'Chepe' González que nunca defraudaban, y con españoles como Óscar Sevilla, Alejandro Valverde, Aitor González, Fernando Escartín y Roberto Heras que daban lustre al maillot de la marca deportiva. Los Kelme eran capaces de poner cualquier etapa patas arriba y ganaron una Vuelta, que nadie olvida por la polémica entre González y Sevilla en las rampas del Angliru.
Pero Belda y su equipo siempre estuvieron envueltos por el runrún del dopaje. Las investigaciones se sucedieron, con la Operación Puerto como punto álgido, aunque el alicantino salió indemne de aquel terremoto que destrozó a equipos como el Comunitat Valenciana, heredero del Kelme, con Belda al volante del coche de director. Las declaraciones de Jesús Manzano en el Diario As, un gregario que se desvaneció en una etapa del Tour y que las atribuyó al uso de sustancias, enterraron al equipo alicantino. Tras el adiós del Comunitat, Belda siguió su carrera en Canarias y en Colombia.
En LAS PROVINCIAS, el alicantino aseguró que todo aquello fue una maniobra política contra él y contra Manolo Saiz, director del Liberty Seguros (exONCE) . Contra él porque el patrocinador del equipo era la Comunitat Valenciana, gobernada por el Partido Popular de Paco Camps, y contra Saiz porque fue a un mitin del PP en 2002 en una salida de la Vuelta a España. Tanto Belda como Saiz siempre defendieron que la mano del PSOE estuvo detrás de todas aquellas acusaciones.
El tiempo ha demostrado que el apellido Belda ha estado unido a otros casos de dopaje. David Belda, buen escalador como su padre, fue castigado en mayo de 2017 por el uso de EPO cuando era uno de los corredores referentes del Burgos BH. Ahora, cinco años después, el apellido de uno de los corredores más ilustres del pelotón valenciano se vuelve a ver envuelto en una trama de dopaje.
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