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Rui Costa tiene muchos kilómetros. Mucha mili, que dirían a modo d esímil los veteranos. Y eso es, precisamente, un veterano que, ahora defendiendo los colores del Intermarché, sigue interpretando como nadie el papel de cazarrecompensas. A sus 36 años sabe olfatear las oportunidades como nadie. Campeón del mundo en ruta en 2013 y vencedor de tres etapas del Tour de Francia, el palmarés del luso es toda una carta de presentación que no supo leer Giulio Ciccone. En un desenlace precioso, el portugués le levantó al italiano la general de la Volta al a Comunitat cuando parecía que el italiano la tenía asegurada. ¿Que no tenía contrarreloj la carrera? Sí, si la tenía, de dos kilómetros y medio por las calles de Valencia, donde Rui Costa anuló todo lo que había ocurrido desde el miércoles.
Incluso lo acontecido en los puertos de la Calderona, el Oronet y la Frontera, que cambiaron totalmente la última etapa de la Volta a la Comunitat. Hasta el año pasado, la jornada entre Paterna y Valencia era intrascendente, fabricada para los esprinters. Pero esos dos puertos destrozaron la carrera, coronando el segundo nueve ciclistas en cabeza, entre los que estaba el líder Ciccone y los favoritos a desbancarle si el italiano fallaba: Tao Geoghegan Hart, Pello Bilbao y Vlasov. Y Rui Costa, sin hacer ruido.
En el último esprint bonificado, en Alboraya, Ciccone amarró un segundo. Parecía que lo tenía más hecho todavía. «Me ha costado pasar el último puerto», admitió Rui Costa. Pero de la Fronter al Oceanogràfic había 41 kilómetros en los que el portugués pudo recuperar y rumiar sus opciones... rodando a 60 kilómetros por hora. Y ya en la Patacona sabía que le quedaba una oportunidad. «Atacar a la salida de alguna curva», indicó. Y lo hizo faltando menos de tres kilómetros, pillando a Arensman, que había tratado de romper el grupo cabecero pensando en la victoria o en las opciones de Tao Geoghegan Hart. El portugués ya no paró.
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«Creía que nos pillarían al final, pero al ver que no he seguido y he esprintado en la recta pensando en la general. No creía que pudiese ganar», admitió Rui Costa. Pero lo hizo, aunque no lo hubiera necesitado para ganar la Volta porque Ciccone, que ya desde el primer día estaba sólo con cuatro compañeros (frente a los siete ciclista que componían el resto de equipos), se hundió y entró a 21 segundos. Tampoco Tao Geoghegan Hart, Bilbao ni Vlasov echaron el guante al luso.
¿Que no había contrarreloj? La de Rui Costa. La organización de la Volta había descartado esta modalidad por las dificultades que genera a la hora de gestionar el tráfico: se necesitan muchos agentes porque hay que cortar carreteras más tiempo que en una etapa normal. ¿Y para qué se necesitan con exhibiciones como la del portugués? Para completar el desenlace digno de un thriller, hubo una caída en los últimos metros en la que se vio involucrado Tao Geoghegan Hart. Durante más de un cuarto de hora los comisarios dilucidaron y al final le dieron al británico el tiempo del grupo en el que entraron Ciccone y Pello Bilbao, lo que le permitió mantenerse en el podio.
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