Kim López: «Me gusta mi nueva vida»

«Voy asimilándolo poco a poco. Había entrenado bastante duro para el día y ha salido a pedir de boca. Poco a poco, conforme pasan las horas, sí soy más consciente de que ya tengo la medalla en la mano, lo que tanto he deseado estos últimos meses. Han sido muy duros, ya comentaba que ha sido el ciclo de entrenamientos más duro que he tenido que hacer, ha supuesto un desgaste muy grande, pero luego tienes esta medalla al cuello y sabes que ha valido la pena», explicaba el valenciano.

Kim López ha vivido en un torbellino desde que lanzara el peso a 17,04 metros. En la rueda de prensa inmediatamente posterior a conseguir el título no le salían ni las palabras: «Me emociono porque ha sido muy largo este camino. Hemos pasado una pandemia con un encierro en que hemos seguido trabajando lo que pudimos, a nivel personal he atravesado momentos complicados, he tenido una lesión muy importante. Yo creo que todo esto, al final, me ha hecho más fuerte, gracias a estas dificultades he mejorado mucho en mi concentración y en mi trabajo diario. Al ir saliendo de todo esto, me he encontrado físicamente bien y, mentalmente, fortísimo».

En estas últimas horas, Kim López no ha dejado de atender a los medios. Incluso en la Villa Paralímpica, inexpugnable como nunca, atiende a quien se lo pide. Ayer acudió junto a Héctor Cabrera, su amigo inseparable en Valencia y, por supuesto, en Tokio. El de Oliva compitió ayer junto a Kim. Casi, más como gregario del flamante campeón paralímpico que para competir, sabiendo que no era su prueba fuerte, sino el lanzamiento de jabalina. «Yo disfruté como un niño junto a Kim ayer en el estadio Olímpico. Mi objetivo era que Kim mantuviera la concentración. Ha habido un momento en el que yo mismo estaba súper motivado y casi estaba poniéndole a él nervioso, me ha tenido que pedir que parase, mi tarea hoy era ser el aguador, el compañero que hemos sido durante todo el año e intentar que estuviera lo más cómodo posible», recordaba Cabrera entre risas.

Una vez ha conseguido revalidar su título de campeón paralímpico, Kim piensa ya en metas mayores. Quiere crecer y seguir progresando como atleta, los títulos, como ahora seguirán cayendo por su propio peso: «Sigo teniendo hambre, muchas ganas y estoy súper motivado. Ahora mismo pienso en descansar y disfrutar de la medalla, pero ya tengo claro mi objetivo próximo: lanzar por encima de los 18 metros». Eso es casi un metro más que el de ayer, que ya fue el récord del mundo. ¿Seguro? «Creo que estoy capacitado. Uno de los objetivos de este año era el de pasar de los 18 entrenando y aquí en Tokio he conseguido pasar. Yo pienso que para el año que viene si no llego, al menos espero quedarme muy cerca de los 18 en competición», afirma.

Kim echa la vista atrás y, de nuevo, se emociona pensando en la gente que le quiere y que le está esperando en Valencia. «Me acuerdo de mi madre, de mis hermanos, de mis amigos… los que me han visto preparar estos Juegos con una ilusión enorme y contra todas las dificultades que hemos tenido. Todos a la vez seguro que han hecho fuerza. A Juan Roig y al Proyecto FER. Gracias a este apoyo de la Fundación Trinidad Alfonso yo no estaría aquí, en otros Juegos Paralímpicos, seguramente hubiera tirado la toalla. Ha sido un empujón enorme. También a todo el mundo que, aunque no me conociera, ha pensado en mí y ha hecho fuerza para que consiga esta medalla», comentaba.

Sus compañeros del Proyecto FER estaban pendientes de él. Héctor Catalá se interesaba nada más colgarse la medalla de plata en triatlón: «Me alegro un montón por Kim, venía muy fuerte y seguro que lo ha demostrado. Lo celebraremos juntos porque estos resultados son fruto de la apuesta por el deporte en el Proyecto FER».

La nueva vida del deportista

Kim López padeció una lesión que le tuvo muchos meses lejos de mejor forma, pero lejos de venirse abajo, resurgió un nuevo atleta. Gracias a esa metamorfosis, la Comunitat Valenciana sigue reinando en el lanzamiento de peso paralímpico, pero ha sido un camino duro, más de lo esperado: «He madurado mucho, por cosas ajenas al deporte me ha tocado madurar de otra manera, centrarme. La cuarentena, por la pandemia, también empujó en ese sentido. Tuve que entrenar el doble, más que nunca. Había que hacer otro tipo de trabajo y disfruté de ese proceso y pensé: 'si me gusta trabajar en casa, cuando lo haga fuera hay que explotar al máximo'. He trabajado muchas horas, he entrenado mañana y tarde, sin descanso, y he disfrutado como un niño haciendo eso. Tengo una vida nueva que me gusta mucho».

En el horizonte está París. Más cerca que otras veces, solo tres años esta vez. Recién cocinado el oro, Kim no tiene prisa: «No sé cómo lo celebraré en Valencia. Lo único que sí tengo pensado es descansar cuando llegue porque estoy muy agotado. Estuvimos dos semanas encerrados en el Centro de Alto Rendimiento, en una burbuja, e incluso, antes, sin ver a familiares y amigos por no contagiarnos y fastidiar el trabajo de tantos meses. Hemos llegado aquí a la Villa Paralímpica y hemos seguido encerrados… Tengo ganas de ver a mi gente, de descansar y desconectar un poco», concluía el campeón valenciano con una sonrisa en la cara.