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Una estrella. Bleda es un referente en Hong Kong, aunque en la web de su club pongan su segundo apellido, Rodríguez, en letras chinas.
Manuel Bleda, un goleador valenciano en las antípodas

Manuel Bleda, un goleador valenciano en las antípodas

El de Massamagrell triunfa en el Eastern, con el que ha hecho historia en la Champions asiática, tras pasar por Rumanía, Bielorrusia y Tayikistán

José Molins

Lunes, 3 de abril 2017, 00:22

En la otra parte del mundo, a más de diez mil kilómetros de distancia, un valenciano triunfa en los campos de fútbol. Se trata de Manuel Bleda, de Massamagrell, que es el máximo goleador de la liga de Hong Kong. El delantero se ha adaptado a la perfección a su nueva vida en un lugar tan lejano y ha conseguido hacer historia, al convertirse en el primer jugador que marca un gol en la Champions asiática para un equipo del país.

Bleda al fin siente que ha encontrado un sitio en el que disfruta del fútbol y no tiene problemas de impagos, tras haber pasado por Bielorrusia, Rumanía, donde vivió una odisea, y el remoto Tayikistán. Ahora está cerca de ganar la liga de Hong Kong con el Eastern y lleva una impresionante cifra de goles, con 15 tantos en 13 partidos disputados. Al que hay que sumarle otro más en la competición continental y el que valió el título de la Supercopa. Y este fin de semana, que volvía tras una lesión, disputó once minutos pero logró dar dos asistencias.

Sus goles le han convertido en una estrella. «En este país los futbolistas no somos celebridades. Es una ciudad financiera, aunque cada vez más hay muchos aficionados y en los partidos casi siempre hay como mínimo cuatro o cinco mil espectadores, va subiendo el nivel. Sí es verdad que te reconocen por la calle y te sacan fotos, pero puedes ir tranquilamente a cenar que nadie te va a molestar. Es una vida de futbolista diferente a la de España, y si vas por la calle igual. Te pueden saludar y poco más, tienen mucho respeto y son tímidos», indica.

El valenciano valora la profesionalidad de la gente de su club, tras haber vivido etapas de penurias a miles de kilómetros de su familia. «Venía de haber pasado por unos cuantos países. Estuve en Bielorrusia, Tayikistán, Rumanía, aunque la experiencia allí no fue la deseada debido a impagos y amenazas del presidente. Me lo tuve que dejar en marzo, así que no podía firmar por ningún otro club», explica el jugador, de 26 años. «Estuve parado entrenándome con el Alzira, que es como mi casa, hasta el verano. Cuando ya no sabía que hacer, si firmar en España en cualquier lado y dejar de viajar, buscar otro trabajo y que el fútbol fuera secundario, me encontré con esto de la noche a la mañana. Me llamaron un miércoles y el domingo estaba aquí en Hong Kong, ni me lo pensé», recuerda.

En el Eastern hay otra situación especial, y es que la entrenadora es una mujer, Chan Yuen-ting, que tiene el récord Guinness y el reconocimiento de la FIFA por ser la primera técnico a nivel mundial en fútbol masculino. Y dirige una plantilla con múltiples nacionalidades. «Me manejo en una mezcla de idiomas. Hay cinco brasileños, otros chinos nacionalizados con Hong Kong que hablan mandarín, otros locales que hablan cantonés, yo español y con un inglés no muy bueno, así que al final es una mezcla de todo», expresa Bleda, que también convive con varios españoles que juegan en el país. La pequeña nación asiática tiene una tensa relación con China. El equipo de Bleda jugó en la Champions contra el Guangzhou Evergrande chino de Felipe Scolari y fuera de casa impidieron viajar a los aficionados del Eastern.

Bleda comenzó su carrera en las categorías inferiores del Levante, y en el filial coincidió con Rubén García, Morales, Roger e Iván López que ahora están en el primer equipo. Pero una lesión truncó su progresión y dio vueltas entre 2012 y 2014 por varios equipos valencianos. «Hasta que me salió una prueba para ir a jugar a Bielorrusia. Fui y firmé, pero era menor de 23 años y no me podían fichar porque tenían que pagar derechos de formación. Así que volví a España y jugué en el Alzira. Cuando los cumplí llamé y me dijeron que ya habían fichado a otro jugador pero otro club del país, el Belshina, se interesó por mí, ya que me habían visto en los partidos de prueba, que fueron contra ellos», relata el futbolista.

En Bielorrusia estuvo ocho meses pero terminó con problemas de impagos, algo que le iba a afectar en sus siguientes experiencias. «Al acabar un partido vino a verme el entrenador del Istiqlol de Tayikistán, que me había visto jugar porque también era el seleccionador nacional de ese país». Le propuso irse a su equipo y como estaba sin cobrar, no lo dudó. «Allí me fue muy bien. Estuve un año y medio, ganamos ligas, todos los trofeos del país, copas, supercopas, jugamos incluso la final de la Copa asiática, que es como la Europa League de allí. Pero se habían retrasado en los pagos en los dos últimos meses y no sabía si iban a seguir pagando. Decidí no renovar, había hecho una buena temporada y creía que saldría algo bueno».

El infierno rumano

Pero no llegaron ofertas y se acabó el plazo de fichajes. «Estaba en el paro y fue cuando me salió lo de Rumanía en marzo. De un día para otro firmé allí», asegura. Pero en Rumanía nada salió bien. Bleda sufrió un auténtico infierno en el mes y medio que militó en el Ceahlaul. «Jugué cuatro partidos y tuve la mala suerte de lesionarme, y entonces empezaron los problemas. Éramos seis españoles en el club y no nos pagaron a ninguno», lamenta.

«Cuando volví de España tras recuperarme el presidente dijo en rueda de prensa que daba por perdido el club, que no iba a pagar más», asegura el valenciano. «Así que nos reunimos y le dijimos que nos diera la carta de libertad, pero nos respondió que debíamos quedarnos y jugar o tendríamos problemas, nos amenazó», relata sobre la dramática situación. «Al final no queríamos ni siquiera el dinero, sólo quedar libres, teníamos incluso que poner dinero nosotros para pagar piso y gastos. No merecía la pena seguir allí, me llegué a plantear dejarlo todo», expresa Manuel.

En abril volvió otra vez al Alzira y estuvo entrenándose allí hasta el verano. En agosto le llegó la oferta del Eastern de Hong Kong. «Cuando me salió esto dije voy a disfrutar del fútbol, de la experiencia y que salga lo mejor posible. Si piensas que estás fuera de casa sin cobrar te repercute al juego. Aquí desde el primer día fue llegar y besar el santo», destaca. Un club que le puede cambiar su carrera. En la liga china ya suena su nombre para ficharlo.

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