Álvaro Cervera: «Soy el primero en decir que soy 'barraquero'»
TRABAJO, SILENCIO Y SUERTE ·
El exvalencianista ha viajado con el Cádiz de Segunda B a la zona noble de Primera con un estilo contracorriente: «En baloncesto y balonmano se gana a partir de la defensa; en el fútbol está mal visto»
cayetano ros
Jueves, 5 de noviembre 2020, 23:24
Álvaro Cervera: «Soy el primero en decir que soy 'barraquero'»
- Tiene lógica. Mis equipos siempre eran los que más corrían, pero mi preparador físico, Miguel Ángel Campos, nos convenció de que lo importante era correr a máxima intensidad, y hemos ido variando. Es como si jugásemos al baloncesto en zona, bascular y correr.
- Su equipo ni presiona en campo contrario ni le interesa la posesión del balón. ¿Va contracorriente?
- La posesión es una moda que le importa más a los aficionados y a los periodistas. Yo hago lo que he hecho toda la vida: manejar a tu favor los registros del fútbol como los balones parados a favor y en contra. Presionar en campo contrario solo lo puedes hacer contra el Madrid y contra el Barça. Y somos de los pocos equipos con extremos a pierna natural. Como no hacemos salida de balón, nos gusta que el extremo centre y que el lateral evite goles.
- ¿Le preocupa que lo tachen de 'barraquero'?
- No, me trae sin cuidado, soy el primero que lo dice. Lo que más me gusta es defender bien. Enseñar a defender, lo puedo hacer. Me cuesta más enseñar el ataque: un buen control, la imaginación, el regate... En baloncesto y en balonmano se ganan los partidos a partir de una buena defensa y un buen portero; en fútbol se mira mal.
- ¿Cómo es que ha ganado sus cuatro partidos fuera de casa?
- Sin público se igualan las fuerzas y hemos tenido más acierto del que tendremos y menos errores.
- ¿Qué diría su admirado Guardiola de su juego?
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- Veo muchas cosas de él. Él no creo que vea las mías, pero es una persona interesada en todo y, si mi equipo gana, buscaría el porqué. Le daría valor pese a no estar en sus gustos. Él gana mucho porque es muy bueno y yo intento hacer mi carrera.
- ¿Ve fácil el juego?
- Tengo cierta facilidad para ver qué pasa en el partido, pero no lo manejo como quiero. No necesito ver repetido el partido para recordar todas las jugadas. Donde veo un problema, intento solucionarlo.
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- ¿Y de qué carece?
- La cosas que no veo claras, en las que no creo, no pierdo tiempo en ellas, y quizá debería. Por ejemplo, la salida de balón de mi equipo. Analizo al rival y contrarrestamos con cierta facilidad la salida de balón del contrario. Ahí sí dedico todo el tiempo que haga falta.
- ¿Por qué Emery es el mejor?
- Es uno de los mejores, junto a Mendilibar y otros. Me gustaría parecerme a ellos. Hacen lo que yo haría contra los mismos rivales para contrarrestarlos.
- ¿No matan la inspiración del jugador?
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- La creatividad, siempre al servicio del equipo. Si es solo para ti, no me sirve de nada. Yo no gané nada como jugador porque debería haber tenido un entrenador como los que estamos hablando. Me habrían sacado más provecho.
- ¿La victoria y la derrota son esos impostores de Kipling?
- Sí, la victoria y la derrota enmascaran muchas cosas, pero, si son continuadas, no es por suerte. Si ganas mucho es porque algo estás haciendo bien. Mourinho, por ejemplo.
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- ¿El principal fracaso?
- Darme cuenta tarde de que con el talento, con lo que llevamos puesto, con eso solo no vale. Hay mucho más que sacar que ciertas habilidades: el esfuerzo, el trabajo, el compañerismo. Y mi principal éxito es precisamente haberme dado cuenta. Es lo que mantiene ahora en el fútbol.
- Paciencia sí ha tenido para llegar a la élite.
- Admiro mucho a Simeone por llevar años siendo uno de los mejores pagados del mundo y seguir teniendo la misma ambición. Otros no tienen la fuerza del principio. Yo he ido poco a poco.
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- ¿No tenía vocación de entrenador?
- Cuando me retiré de futbolista, con muchas lesiones y dolores, pensé en apartarme, pero, al llegar a casa, me di cuenta de que quería ver partidos por la tele e ir al campo. Empecé en el Catarroja gracias a José Luis Oltra y, al principio, tenía reparos por el trato con los jugadores porque soy cerrado. Vi que se me daba bien estar en el vestuario. No me dieron oportunidades en Segunda B, sino que empecé con chavales, en Preferente, y hasta llegar a Primera.
- ¿Coincide con Setién en su análisis de un vestuario: hay cinco que no tienen entusiasmo y uno o dos que son tóxicos?
- Sí. Si creen en ti deportivamente, van a ir contigo, pero siempre hay alguno que no está a gusto. Cuando un jugador se queja de que no juega, no sabe lo poco que me importa. Aquí formas parte de un equipo y, si le va bien al equipo, les irá bien a los jugadores y el club. A los tóxicos hay que identificarlos y echarlos, pero a veces el club no te deja.
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- ¿Tiene habilidades sociales?
- He tenido gente a mi alrededor que me ha ido filtrando. Antes quería arreglarlo todo de frente. Ahora no me entero de muchas cosas. Solo me ocupo de los problemas graves para que el equipo sea mejor.
- ¿Cómo lo lleva si vienen mal dadas?
- Lo paso mal, la gente que me conoce me deja hablar, gritar... Intento estar solo, me cuesta dormir, levantarme, pero he aprendido que nada se arregla la noche del partido sino que el tiempo va poniendo las cosas en su sitio. Eso no quita que saque mis cabreos y reproches, pero la edad atempera y te hace más comprensivo. Me dicen que después de los partidos no se me pueden ni acercar. El día que no sea así, estaré cerca de dejar de ser entrenador. Lo mismo respecto a los jugadores: si no te corrijo, es que me importas poco.
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- ¿Qué aprendió en su etapa de comentarista de radio?
- Yo iba a hablar de fútbol como lo veía y no a decir lo que la gente quería oír. Y me sigue sorprendiendo que cuando marca el Madrid o el Barça, es mérito del delantero; pero si les marcan a ellos, es su defensa el que ha fallado. Todos fallan y todos aciertan.
- ¿Qué le pasó en el Villarreal juvenil A?
- Salí muy desilusionado con el fútbol, pero aprendí el oficio de entrenador. A veces, el club hace una apuesta por un jugador, necesita formar futbolistas; el entrenador prefiere a otro porque necesita ganar.
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- En Tenerife consigue ascender a Segunda y, sin embargo, hubo de ser custodiado por la policía.
- Tengo muchos amigos allí, pero es una época que intento olvidar. Ascendí con el equipo, el equipo sigue en Segunda y han pasado seis o siete entrenadores. Mi salida, más que deportiva, fue por la convivencia.
- Acompañó a Fernando Gómez en dos aventuras: Castellón y Alicante.
- Sigo teniendo amistad con él, quedamos cuando voy a mi casa de Valencia, aunque en muchas cosas de fútbol no estamos de acuerdo. Como director deportivo, él pensó que yo podía sacar partido de aquellos equipos: lo de Castellón salió bien, lo de Alicante, no tanto.
- Asciende a Segunda al Castellón y lo echan. ¿Por qué?
- Cuando ascendimos, los nuevos dueños no me dieron ni las gracias. Son cosas que no olvido.
- Ha entrenado a 12 equipos. ¿Con qué se queda de su paso por el Almansa?
- El equipo jugó bien, pero no ganó lo suficiente.
- La Cultural Leonesa.
- Me fui solo, de Valencia a León, a veces con dos metros de nieve. Fue un reto: o salimos vivos o a otra cosa. Hubo un antes y un después.
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- ¿Jaén?
- Gran temporada, jugamos el 'play off' de ascenso con el Barça B, pero el club entró en concurso de acreedores.
- ¿Real Unión de Irún?
- No congenianos ni yo ni el vestuario. No tenía esa alegría necesaria por la manaña. Me echaron después de Navidad.
- ¿Recre?
- Primer equipo en Segunda. Me cuesta empezar, pero después una buena racha con gente muy joven. Con el nuevo presidente no tenía relación y me fui al Racing a Primera.
- Su historia en el Cádiz sería material cinematográfico. Llegó en abril de 2016 y lo ha llevado de Segunda B a Primera. También porque su anterior experiencia en Primera, en el Racing, fue mala: el equipo descendió tras 12 jornadas sin ganar.
- Llegamos al Cádiz y sufrimos dos derrotas de cuatro. Nadie confiaba en mí. Ni los aficionados ni el club ni nadie. Nos quedaba un partido, contra el Jaén, y los 'play offs' de ascenso. Ahí empiezo a ser yo. Me doy cuenta de que estoy perdido y de que, si sigo dando pie a lo que la gente quiere, mal. Y a partir de ahí empiezo a disfrutar y a no parar hasta hoy. El Racing fue un vestuario complicado y no estaba preparado. Y este vestuario lo he hecho yo. He estado en todas las categorías y quería llegar a Primera. Quiero más, sí, pero no quiero dar saltos en vez de pasos.
- ¿Sus equipos se cuecen a fuego lento?
- Mis equipos a menudo han empezado dubitativos y han acabado bien. Lo achaco a que voy corrigiendo errores. Un futbolista y un equipo no es mejor porque haga muchas cosas, sino porque las haga bien. El Cádiz hace pocas cositas, pero las hace bien. A veces hay que decirle a un futbolista o a un equipo: 'Esto tú no lo debes hacer'.
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- Por ejemplo, ustedes no salen con la pelota jugada desde la defensa.
- No, porque nosotros no escogemos centrales para que la saquen jugada sino para que vayan bien de cabeza y sean contundentes; y no ficho un portero que juegue bien con los pies. A día de hoy, se cuentan con los dedos de una mano las jugadas que acaban en gol saliendo desde atrás jugando. Y los errores en esa zona te cuestan goles. Dicho esto, admito que los equipos de Guardiola, y repito, solo los equipos de Guardiola, lo hacen muy bien porque lo ha hecho en el Barça, el Bayern y el City. Los demás no. ¿Alguien sabe cuál es la salida de balón del Bayern?
- ¿Cómo se consiguen los goles?
- Cuando estábamos en Segunda, reunimos a los jugadores y les pedimos que nos pidieran un equipo. El Numancia, por ejemplo. Y les enseñábamos todos los goles del Numancia. El 80% eran a balón parado o en centros laterales. Nosotros limitamos los centros laterales y el balón parado. Contra el Madrid cometimos solo cinco faltas. Eso es defender bien. Yo tengo prohibido que me centren: si el atacante es a pierna cambiada, sería mi interior el que debe pararlo; si es a pierna natural, será mi lateral. Ahora bien, si luego se nos ponen 1-0, ahí hay que saber qué hacer con la pelota. Y nos cuesta más. Pero es como cuando un maestro le dice a un padre: 'Su hijo tiene un 8 en Música y un 0 en Matemáticas'. ¡Pues póngale a estudiar Música porque va a ganarse la vida con eso!
- ¿Sufrirá el Valencia para lograr la permanencia?
- El Valencia antes dependía sobre todo de sí mismo. Ahora no, su posición va a depender de lo que hagan los otros 13.
- ¿Y Javi Gracia?
- Entrenó al Cádiz y la gente aquí me habla maravillas de él, tanto de entrenador como persona. Y tiene a un fenómeno en su cuerpo técnico como Chema Sanz.
- ¿Entendió la marcha de Marcelino?
- Me sorprendió mucho su despido. Lo considero uno de los mejores: saca el máximo rendimiento a sus equipos. La figura del entrenador debe ser valorada. El fútbol es pertenencia y sentimiento. Se lo digo a mis jugadores: '¡Tenéis que sentir el Cádiz!'.
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- ¿Qué recuerdo tiene de Malabo (Guinea Ecuatorial) donde nació?
- Ninguno. El recuerdo más antiguo lo tengo de Cádiz, de donde era mi padre, y donde pasé un año de la infancia.
- ¿Lo vio su padre triunfar en el Cádiz?
- No, no lo ha podido ver. Mucha gente me dice: 'Habría sido el hombre más feliz del mundo'. Fue torero antes de funcionario de Puertos en Guinea. Después estuvimos en Tenerife. Pasé por el colegio La Salle, donde me pasaba todo el día jugando al fútbol, con los amigos o yo solo. Hasta los 16 años, cuando me fui solo, en el Mundial 82, a Santander. Mis padres vieron que podría comenzar una carrera futbolística en el Racing, que era un club de cantera.
- ¿Su padre fue torero y funcionario?
- Sí, aquí en Cádiz me han sacado fotos, carteles de fotos, y me ha quedado la pasión. Los genes. Me atraen los toros, he ido a ver las ganaderías de por aquí, pero entiendo a los que están en contra. Merece una revisión.
- O sea, que es medio gaditano, tinerfeño, cántabro y valenciano.
- Sí, mi mujer y mis hijos son valencianos.
- ¿Por qué no se cuidaba en su etapa de jugador?
- Es que ahora se les mide la grasa a los jugadores dos o tres veces al mes. Se les saca rendimiento a todos. Están muy bien cuidados. Y algunos futbolistas de mi época habríamos tenido así más rendimiento. Yo, un viernes por la noche, me comía una pizza viendo un partido.
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- ¿Cómo fue su paso por la selección (cuatro veces internacional)?
- Hice una muy buena temporada en el Mallorca, la tercera, y me llamó Vicente Miera. Luego, en el Valencia, con Hiddink, en 1992, jugué muy bien y me llamó Clemente. Jugué contra Uruguay, Islandia, Inglaterra..., pero no tuve una trayectoria.
- ¿Qué diría Hiddink de su fútbol?
- No le gustaría, porque el suyo era más alegre, aunque se alegraría de verme aquí.
- ¿Cómo define su paso por el Valencia?
- Luces y sombras. Yo era un jugador que llamaba la atención, zurdo y rápido, y recuerdo el gol a Zubizarreta. Tuve muchas lesiones. Me quedo con la final de Copa ante el Dépor: estaba lesionado, pero me di cuenta de la dimensión de la afición valencianista.
- ¿Le queda tiempo para el ocio?
- El golf. Me gusta ver cómo sale la bola. Juegas contra el campo. Vivo en el hoyo 1 de un campo de golf, en Puerto Real, al lado de la ciudad deportiva de El Rosal. Termino de entrenar, como y juego cada día en vez de la siesta. Me relaja. Lo paso muy bien.
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