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Ter Stegen y Arujo levantan el trofeo de la Copa del Rey de 2025. EFE/Julio Muñoz

El Barça gana la Copa más polémica

Un gol de Koundé en el minuto 116 decide una final vivida al límite de la tensión. El VAR anula un penalti a Raphinha en el último minuto del tiempo reglamentario, Rüdiger acaba expulsado tras lanzar objetos al campo y al final los dos equipos dan una imagen de deportividad en la entrega de las medallas

Domingo, 27 de abril 2025, 01:21

La final de Copa de 2025 estaba destinada a tener una decisión de VAR en el debate. Como si un guionista hubiera tomado parte. Con todo lo ocurrido en la previa alrededor de los colegiados del partido, cuando González Fuertes, desde la sala VOR, a De Burgos Bengoetxea para que revisara el penalti que acaba de pitar de Asencio sobre Raphinha, con el tiempo casi vencido y 2-2 en el marcador, se paró el tiempo en el planeta fútbol. Más morbo, imposible. El vasco, tras ver una imagen donde se demostró que Raphinha cayó sin contacto al césped, anuló el penalti, amonestó al brasileño, el partido se fue a la prórroga y, de paso, nos dejó una lección a todos que fue que hay que dejar a los árbitros trabajar y no condicionar las finales con comunicados, amague de plantes y renuncias a ruedas de prensa. Caerá en saco roto y no servirá de nada.

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Con los dos equipos fundidos, la final parecía abocada a los penaltis... hasta que en el 116 un violinista desafinó una nota. Letal. Modric telegrafió un pase a Koundé, que no viste su camiseta, y el francés gastó la poca energía que le quedaban en las piernas para transformar el regalo en un latigazo pegado al palo que le dio el título de Copa al Barça. El número 32 en sus vitrinas. Desatando la locura en la parte de La Cartuja que era culé. La madridista, pasó del «¡cómo te puedo querer!», al silencio. Bueno, en la grada. En el banquillo, Rüdiger fue expulsado al tirar un objeto hacia el césped cerca del árbitro. Vínicius le acompañó con gestos, pero no fue expulsado. Al final, imperó la cordura en la gran mayoría. Los jugadores del Barça hicieron pasillo a los del Real Madrid cuando subieron a por la medalla de finalistas y los blancos correspondieron felicitando a los campeones. Ese debe ser el espíritu del deporte.

El trofeo de la Copa del Rey llegó a La Cartuja volando con un dron pilotado por un especialista, recordando a alguna escena mítica de Regreso al Futuro, y ese fue el único momento de distensión en una final que llegó demasiado tensa. Todo el mundo sabía que cada acción, desde el primer fuera de juego a una mano de Valverde que iba a tocar tierra dentro del área, se iba a debatir entre dos extremos irreconciliables. Más aún en la barra de bar que son las redes sociales.

Barcelona

Szczesny, Koundé, Cubarsí, Iñigo Martínez, Gerard Martín (Héctor Fort, min. 83), De Jong (Gavi, min. 83), Pedri (Eric García, min. 97), Lamine Yamal, Dani Olmo (Fermín, min. 64), Raphinha y Ferran Torres (Pau Víctor, min. 115).

3

-

2

Real Madrid

Courtois, Lucas Vázquez (Modric, min. 54), Asencio, Rüdiger (Endrick, min. 108), Mendy (Fran García, min. 11), Tchouaméni, Valverde, Ceballos (Arda Güler, min. 54), Bellingham, Rodrygo (Mbappé, min. 46) y Vinicius (Brahim, min. 89).

  • Goles: 1-0: min. 29, Pedri. 1-1: min. 70, Mbappé. 1-2: min. 75, Tchouaméni. 2-2: min. 83, Ferran Torres. 3-2: min. 116, Koundé.

  • Árbitro: De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco). Amonestó a Ancelotti, Tchouaméni, Gerard Martín, De Jong, Modric, Fermín, Raphinha y Bellingham. Expulsó por roja directa a Rüdiger (min. 120) y a Lucas Vázquez (min. 221).

  • Incidencias: Final de la Copa del Rey, disputada en el Estadio de La Cartuja ante 70.000 espectadores.

En la primera media hora pasó de todo. A los dos minutos, una internada de Ferran Torres fue el primer aviso de un Barça que dominó completamente hasta el descanso (5-0 en tiros a puerta). A los ocho, Mendy se lesionó y a los 25 Ancelotti vio la amarilla por protestar una mano. En un entorno donde poco después Tchouaméni hizo una entrada a Dani Olmo de esas de tarjeta naranja, más cercana a la roja. Y de repente, Pedri. Cubarsí robó un balón, se la entregó al canario y el de Bajamar la abrió rápidamente para Lamine. La perla de Esplugues de Llobregat atrajo, como un imán, a toda la defensa blanca hasta la banda derecha para centrar raso de nuevo hacia un Pedri desmarcado cerca de la medialuna del área grande. Empaló el balón con la derecha haciendo una rosca hacia la escuadra del mismo lado. Courtois sólo pudo hacer una foto imaginaria con su estirada porque entró como un misil por el ángulo. Golazo. De esos que se ven en las finales coperas de La Cartuja. Que se lo pregunten a Mendieta. Al primer tiempo aún le dio tiempo para ver un gol anulado a Bellingham por un claro fuera de juego.

La salida de Mbappé en el arranque de la segunda parte cambió el partido. Totalmente. El francés, incisivo, estiró a su equipo y Vinícius tuvo, por dos veces, el empate en su bota derecha pero se encontró con un muro llamado Szczesny. En veinte minutos, el Real Madrid remató cinco veces entre palos. El empate sobrevolaba el cielo de Sevilla. Y llegó. Mbappé forzó una falta cerca del área. No dejó el balón a nadie, como en algún penalti reciente. Era para él. Respiró, fijó la mirada en el palo que defendía el portero del Barça y la embocó tocando la madera. Partido nuevo. Minuto 70. Las dinámicas del deporte llevaron a Tchouaméni a adelantar a los blancos y a Ferran Torres a devolver las tablas. Aún restaba la locura de la prórroga.

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