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Martín y Cho luchan en una disputa de balón durante encuentro de alta intensidad pero sin polémica. efe

El Buñol roza la gloria eterna en la Copa del Rey

El equipo de Preferente aguanta más de una hora a un rival de Champions. Un solitario gol de Carlos Fernández, que ya amargó a Mestalla hace dos meses, clasifica a la Real Sociedad

Jueves, 2 de noviembre 2023, 01:24

Ningún equipo de categoría Regional ha tumbado nunca a un Primera de la Copa del Rey. La Real tardó más de una hora en quitarse ... ese susto de encima, hasta entonces la mejor ocasión era del Buñol con un cabezazo a su propio larguero de Magunazelaia a los nueve minutos, pero en el 66 una buena jugada de Cho, terminó un remate de Didie que rechazó Paco Fernández pero que Carlos Fernández aprovechó para embocar el tanto que clasificó al conjunto vasco. Al de Castilleja de Guzmán se le da bien jugar en territorio valenciano, puesto que fue el encargado de agriar a Mestalla el pasado 27 de septiembre. El 'chino' se lamentó durante unos segundos en la portería pero le duró poco. A sus 44 años ya había triunfado en una tarde para el recuerdo de todo Buñol teniendo a la familia en la grada y a su hija Ángela con una sonrisa de orgullo y una pancarta de apoyo a su padre. El despertador volverá a sonar, lo hubiera hecho aún ganando, antes de las seis para que Paco llegue a tiempo de entrar a trabajar en una fábrica de productos cárnicos de Torrent. «Me encanta viajar a este tipo de pueblos, es la esencia del fútbol. Están en sexta categoría, todos tienen su trabajo, entrenan de noche... Lo he vivido en Orio y Zarautz, sé lo que es», reconoció Imanol Alguacil en la previa. Lo que igual no sabía es que en 1998 Paco Fernández estaba en el Levante que se enfrentó a su Villarreal, cuando era futbolista.

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También fue un partido especial para Joao. El defensa del Buñol se marchó nada más escuchar el pitido final a por la camiseta de Mohamed-Ali Cho. Más allá de tener la elástica como recuerdo del jugador de la Real con el que había tenido cien batallas durante el partido fue el símbolo de su resistencia personal por jugar la Copa del Rey. El ahora comercial de una empresa de seguridad perdió en 2020 su trabajo en una cementera por jugar la previa que terminaron ganando los valencianos para enfrentarse en primera ronda del torneo copero al Elche. Esa es la realidad del fútbol modesto, el que te obliga a pedir días libres en el trabajo –el que tiene suerte de tenerlo y que se los concedan– para disputar partidos entre semana. Cuando pasen los años, la hemeroteca recordará que el conjunto valenciano aguantó rozó durante más de una hora la gloria eterna contra un rival de Champions. Eso, si somos sinceros, tiene mucho más mérito que el marcador de 0-1 para la Real Sociedad, donde el conjunto de Luis Navarro acusó el golpe del gol vasco y el cansancio de un partido donde los equipos de Primera siempre acaban imponiendo el fondo físico y de armario.

El Buñol saltó sin complejos al campo de uno de sus eternos rivales, el Requena, y dominó el primer cuarto de hora donde casi se encontró con el regalo de un gol en propia puerta de la Real. A los 28 minutos, Tobías se marchó entre lágrimas tras caer lesionado dejando claro que el desgaste físico, para aspirar a tumbar a un equipo de Champions, es tremendo. En la recta final de la primera parte, Turrientes avisó con un disparo que se marchó cera del palo derecho de Paco y Alguacil mandó a calentar a Carlos Fernández. Un aviso de lo que iba a pasar en la primera parte. Antes, los más de 3.500 aficionados del Buñol presentes en las gradas celebraron como un título llegar al descanso empatando contra la Real Sociedad. No era para menos.

El conjunto vasco saltó a la segunda parte dispuesto a que no se germinara en tierra valenciana la mayor sorpresa de la historia del torneo. Sin un dominio claro sobre el balón sí que fue retrasando poco a poco las líneas del Buñol con una presión alta. De ella llegó la jugada que terminó con el gol que le permitió respirar hondo. El conjunto valenciano, como ese púgil que está esperando que suene la campana para intentar ganar una pelea a los puntos, cayó desplomado con el gol de la Real. «Lo que queríamos es que la gente se sintiese orgullosa de nosotros», reconoció Luis Navarro. Ese objetivo, de sobra, lo ganó su equipo.

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