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Los organismos del fútbol hablan mucho de combatir el racismo y la xenofobia pero, una vez entra la burocracia queda claro que queda mucho por luchar para erradicar esta lacra. Que se lo digan al Inter San José, que se retiró de un partido –el que le enfrentaba al Levante el primer fin de semana de marzo correspondiente al Grupo VII de Liga Nacional juvenil–, después de que un rival se dirigiera en estos términos a uno de sus futbolistas: ‘A mí no me toques, mono’. Pues bien, el que ha acabado sancionado ha sido el Inter San José. Fuentes de este club ya han confirmado que en los próximos días llevará los hechos hasta el TAD (Tribunal de Arbitraje Deportivo), dependiente del Consejo Superior de Deportes.
Y es que después de agotar todas las instancias de la Federación Española de Fútbol (de la que depende la Liga Nacional juvenil), el club valenciano ha sido castigado con una multa de 300 euros, a lo que hay que sumar la pena deportiva: pérdida del partido por 3-0 y sanción de otros puntos. El Juez de Disciplina Único,en su resolución del 4 de marzo, aplicó el reglamento a rajatabla (en concreto parte de los artículos 80 y 82 del Código Disciplinario), al entender que el equipo se marchó del terreno de juego en el minuto 65, sin que el árbitro hubiera dado el partido por concluido. El Inter San José entendió que esta resolución es «contraria a la normativa de aplicación y gravemente perjudicial para sus intereses».
Ante eso, el club presentó un recurso, al que ha tenido acceso este periódico, y la sorpresa es que el Comité de Apelación, en un escrito que también está en poder de este diario, ha ratificado el primer dictamen, alegando que el Inter San José no alegó en tiempo y forma al acta redactada por el árbitro.
Los hechos ocurrieron en el minuto 64 del partido disputado en El Canó de Llíria el pasado 1 de marzo. En el acta, el colegiado refleja que «se aplica el protocolo contra el racismo, deteniendo el partido en ese minuto». Además, el responsable de dirigir el encuentro expresa que la frase racista no fue escuchada por «ninguno de los miembros arbitrales presentes en el terreno de juego». «En el minuto 65, tras lo ocurrido descrito anteriormente en incidencias, el equipo visitante decide abandonar el terreno de juego, doy por suspendido el partido...», refleja.
Apelación ha desestimado el recurso casi al completo. El único compromiso que ha quedado por escrito es el compromiso de trasladar los hechos a la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte. En ese punto, el Comité hace constar su consideración de que la resolución firmada el 4 de marzo por el Juez Único no es contraria «a los intereses públicos confiados a la citada Comisión».
Como reconocieron fuentes del Levante, los hechos fueron tal como denunció el jugador del Inter San José, y el futbolista granota se mostró arrepentido. Este último no ha sido sancionado al carecer el Juez Único de Disciplina de pruebas. El perjudicado, a todas luces, en este caso, ha sido el Inter San José, que dispone de 15 días hábiles, contando desde el 28 de marzo, para elevar un recurso al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD).
El Inter San José considera en su recurso que la norma ha sido aplicada sin considerar las circunstancias ni los principios de la FIFA contra el racismo: «Resulta absurdo que el club al que pertenece el jugador se vea sancionado por ser coherente con los principios que se recogen en los protocolos de actuación antirracismo. Ello, además, supone una revictimización del jugador, que ve cómo la conducta de apoyo de sus compañeros ha supuesto, en contra de lo esperado, una sanción para el club».
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