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daniel panero
Miércoles, 19 de abril 2017, 22:33
Neymar fue una vez más la nota más alta del Barcelona en un día en el que se necesitaba un milagro. El jugador brasileño fue la mejor noticia del conjunto culé en su adiós a la presente edición de la Liga de Campeones. Lo intentó una y otra vez, encaró a su par, desequilibró, fue solidario y recordó por momentos a la afición del Camp Nou que el equipo no iba a arrojar la toalla por difícil que fuera la empresa. Su ausencia en el Santiago Bernabéu se antoja cada día que pasa más difícil de sustituir.
El Barcelona lleva tiempo buscando un caballo sobre el que galopar en las grandes eliminatorias cuando Messi no tiene su día. Eso que parecía imposible tuvo su antesala el día del París Saint Germain. La heroica se produjo, contra todo pronóstico, sin una gran actuación del astro argentino. La solución fue Neymar, un jugador destinado a crack que emergió desde la banda izquierda y fue un martillo inabordable para el planteamiento de Unai Emery. Fraguó la machada y confirmó que está para partidos grandes.
En esta ocasión la empresa era incluso mayor. La Juventus es uno de los equipos más solventes de Europa, un bloque granítico en el que resulta casi imposible encontrar fisuras. Neymar lo hizo. Dani Alves le conoce de su paso por la Ciudad Condal pero eso no fue suficiente para el brasileño, empeñado en creer en la remontada cuando más difícil era, cuando la 'vecchia signora' era segura. Lo intentó con todo, por dentro, por fuera, fintas, regates y mucho carácter, el que necesitaban los de Luis Enrique, tanto como para apretar a la afición culé en busca del jugador número doce. El Barça no encontró el milagro en esta ocasión, pero el Camp Nou decidió premiar su esfuerzo con ovaciones que empujaban aún más su afán por renovar la machada.
El gran momento que vive Neymar hace aún más capital la baja que Luis Enrique tendrá que abordar en el Santiago Bernabéu. El brasileño no estará tras su menosprecio al colegiado en La Rosaleda frente al Málaga y eso supone un auténtico quebradero de cabeza para el técnico asturiano. Ante la Juventus se pudo ver a Neymar como una auténtica tabla de salvación, una vía casi segura para generar peligro. Él fue el encargado de aportar un plus de desequilibrio, abrir el campo y generar espacios para Leo Messi y Luis Suárez. Se fue entre lágrimas. El Barcelona ha 'perdido' su primera final, para la segunda no tendrá al futbolista que atraviesa su mejor momento.
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