Florentino se agrieta

A Florentino Pérez (Madrid, 1947) se le veía venir desde chico. No ya en sus años de colegial en los escolapios de San Antón, donde gastaba fama de buen portero, sino en la Universidad Politécnica de Madrid, donde no tardó en sobresalir en los estudios de ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Dominaba las materias como nadie y antes de licenciarse ya lo emplearon como profesor ayudante de Fundamentos Físicos de las Técnicas. El hijo del dueño de un par de perfumerías de Madrid, el tercero de cinco hermanos, parecía que se conformaba con retos menores y su afición por el cine cuando fundó la 'Guía del Ocio de Madrid' en 1975. Aunque, en realidad, Florentino Pérez dedicó los años de su juventud a establecer puentes hacia el éxito.

Así fue en su incipiente carrera política con la Unión de Centro Democrático (UCD) de Adolfo Suárez, partido con el que alcanzó una concejalía en el Ayuntamiento de Madrid, el cargo de director general de Infraestructuras de Transporte dentro del ministerio y, ya en 1981, la presidencia de Iryda, un instituto dependiente de la cartera de Agricultura. Su trayectoria como político finalizó estrellándose en las elecciones de 1986 como candidato del Partido Reformista Democrático (PRD) de Roca i Junyent. No llegó a los 200.000 votos y, sin un escaño que ocupar, se lanzó de pleno a la aventura empresarial.

El primer golpe maestro del siempre repeinado Florentino fue comprar, a peseta la acción, una empresa en ruinas: Construcciones Padrós. Con cinco millones de las antiguas 'rubias' se convirtió en el propietario de esta compañía con 150 empleados. Aquí demostró una virtud que le ha acompañado durante décadas, su capacidad para parchear los agujeros. El empresario fue capaz de levantar la constructora y, con el tiempo, de sanear un Real Madrid arruinado hasta convertirlo en el club más rentable del mundo.

Porque durante sus años de crecimiento empresarial, en su lista de objetivos también figuraba la presidencia del Real Madrid. No tuvo bastante con comprar tres empresas más. O en alzarse en un gigante después de adquirir Dragados, su gran rival, y convertir ACS, la empresa que preside, en la primera constructora de España y una de las principales del mundo con grandiosos encargos, desde el metro de Toronto a una autopista en Sídney.

En el año 2000, uno después de ser elegido empresario del año por 'Actualidad Económica', alcanzó el trono de los merengues, el primer paso para hacer historia. ¿Cómo? Alineando un equipo de galácticos. Florentino es de chequera floja y revolucionó el mercado con los fichajes de Zidane (73,5 millones de euros), el brasileño Ronaldo (45), Sergio Ramos (27) o David Beckham (25). Resucitó el club con la recalificación y la venta de la ciudad deportiva, donde ahora se alzan las Cuatro Torres, y comenzó a explotar la marca blanca. Hasta que el 27 de febrero de 2006, después de perder 2-1 en Mallorca, anunció que tiraba la toalla. «He malcriado a la plantilla», se lamentó. Esa temporada, la Liga volvía a ganarla el Barça.

«Cuatro golfos»

«El problema de Florentino es que con él hay dos equipos -explica José Antonio Abellán, periodista y autor del libro 'Asalto al Real Madrid. 838 días y noches al límite'-. Los que llegaron antes y los que lo hicieron con él. No le valen Raúl, Michel, Casillas... Es demasiado paternalista con lo que ficha y cría cuervos.... Ahora, con los nuevos y exigentes estatutos -hay que avalar el 15% del presupuesto del club, que ronda los 600 millones- no hay nadie que se lo pueda quedar, aunque ya hay un grupo de cuatro golfos que llevan tiempo preparándose». Los únicos nombres que suenan como alternativas hipotéticas son Carlos Sainz y Manolo Sanchís.

En su primera etapa gobernando el club, el equipo obtuvo 3 títulos de 18. En la segunda, desde 2009 hasta ahora, no va mucho mejor (ni peor): 4 de 18. También es verdad que enfrente tiene al mejor Barcelona de la historia. La afrenta, por tanto, escuece más aún. Y como pesas colgando de esas chaquetas azules o grises que nunca se quita, esos fichajes carísimos que le pierden. 101 millones por Bale, 94 por Cristiano, 80 por James... Ya lo dijo uno de sus galácticos, ahora su entrenador de urgencia, Zinedine Zidane: «Ningún jugador vale cien millones».

Al triunfador del cemento, el empresario al que el prudente Emilio Butragueño llegó a referirse como «un ser superior», se le agrietan los cimientos. El público del Bernabéu le silba y le pide que dimita, como en la derrota ante el Atlético. Y las acciones de ACS, una de las empresas del Ibex, caen de golpe en dos meses hasta los 23 euros. El grupo se ha devaluado un 25% y los bancos, recelosos, llaman a su teléfono porque utiliza su parte de la sociedad, el 12,5% del capital, como garantía de los préstamos. Porque Florentino, la decimo quinta fortuna de España con un patrimonio de unos 1.400 millones de euros, según 'Forbes', también arrastra una deuda de 414,7 millones.

La verdad es que el mandamás del Real Madrid tiene activos de sobra para hacer frente a cualquier susto. Entre sus bienes destaca su casa en la colonia madrileña de El Viso, un edificio de tres plantas y un ático valorado en 30 millones de euros. También posee un fastuoso chalet en Andratx (Mallorca), en lo alto de un monte con vistas periscópicas, helipuerto y 15.000 metros cuadrados de jardines. Es la joya de la corona de la urbanización Las Brisas de Cala Llamp y está manchada por unas irregularidades urbanísticas que se pasaron por alto.

La mansión mallorquina le costó 25 millones de euros y está cerca de Port Adriano, donde tiene amarrada la tercera versión del 'Pitina', el yate al que le gusta subirse con sus perritos y que lleva el nombre del amor de su vida. Pitina es el apodo con el que se conoce a María Ángeles Sandoval, la mujer que antes siempre aparecía a su espalda en el palco del Bernabéu. Se conocieron en una cafetería y se casaron a los seis meses. Vivieron juntos durante cuatro décadas y tuvieron a tres hijos con tres curiosos apodos: Eduardo (Over), Florentino (Chivo) y María Ángeles (Cuchi), la dueña de 'El Babero', el restaurante donde cada semana se reunía la familia durante el tiempo que Pitina luchó contra un cáncer de pulmón. La fatalidad quiso que, una vez controlado, en mayo de 2012 perdiese la vida de un infarto.

El funeral de Pitina visualizó el poder del empresario. La familia recibió las condolencias de Aznar, Zapatero y toda clase de ministros y presidentes autonómicos. Porque Florentino puede ser amigo de Pérez Rubalcaba, de Zaplana y de Cándido Méndez. Y muchos ven en su relación con Mallorca un antiguo hilo directo con Jaume Matas. Aunque quienes realmente están detrás son dos mallorquines: Iván y Carlos March, los accionistas principales de ACS.