p. ríos
Viernes, 7 de abril 2017, 00:11
Alrededor de Andrés Iniesta se ha generado una extraña polémica en referencia a los pocos minutos que ha disputado esta temporada, especialmente en la Liga. Son tantos sus admiradores en todos los rincones de España, algunos con mucho peso mediático, que tras su suplencia en Granada se llegó a cuestionar si Luis Enrique tenía algún problema con él. Quizás como producto de la inmediatez que reina en nuestros días, ya no se hace el trabajo mental de analizar qué ha sucedido desde agosto y de valorar lo que se avecina. Ese ejercicio permitiría entender que el centrocampista de Fuentealbilla sigue siendo imprescindible para el técnico asturiano, que simplemente le está cuidando después de tres lesiones en ocho meses y reservando para que llegue en la mejor forma posible a las grandes citas. Y viendo el partidazo que hizo el miércoles contra el Sevilla, no hay duda de que lo está consiguiendo. Que nadie lo dude: Iniesta será titular en el clásico ante el Real Madrid y en los dos partidos de cuartos de final de la Liga de Campeones ante la Juventus. Es vital.
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Camino de los 33 años (el 11 de mayo los cumplirá), Iniesta comenzó el curso deseando que «me respeten las lesiones». No tuvo suerte. Ya en agosto, en la ida de la Supercopa de España ante el Sevilla, sufrió el primer percance por culpa un encontronazo fortuito con un rival (distensión en la rodilla derecha y tres semanas de baja), en octubre le cazó Enzo Pérez en Mestalla y su rodilla derecha necesitó ocho semanas de recuperación y en enero la culpa la tuvo un problema muscular en el sóleo del que se tardó en recuperar, sin volver en las mejores condiciones, como se demostró en París el día del 4-0 en la ida de octavos de la Liga de Campeones. Necesitaba tiempo, algo lógico por su edad, pero Luis Enrique le necesitaba. En la vuelta ya se acercó a su nivel, el que tiene ahora.
Entre lesión y lesión
Entre lesión y lesión, Iniesta ha jugado de maravilla, identificado con el sistema de Luis Enrique, afirmando que «estoy disfrutando como no lo hacía desde hace años». Pero el técnico asturiano le ha dosificado porque no quiere que se repita la historia de los dos últimos meses de competición de la pasada temporada, cuando varios jugadores no aguantaron el ritmo físico y el equipo llegó muy justo, eliminado en la Liga de Campeones por el Atlético, ganando la Liga en la última jornada tras desperdiciar una amplia ventaja y la Copa en la prórroga. No fue Iniesta de los que más síntomas de debilidad dieron entonces, pero la medicina esta temporada vale para todos.
Posiblemente Iniesta vuelva a ser suplente este sábado en Málaga y los amantes de buscar líos donde no los hay vuelvan a pedir explicaciones, pero en Turín jugará de inicio. Lo dejó claro Luis Enrique tras el 3-0 al Sevilla, partido en el que recuperó 12 balones y en el que jugó con una magia especial: «Es una maravilla verle jugar. Sus movimientos, sabe por dónde viene el rival... Es un artista del fútbol, un genio. Convierte un deporte a veces tosco en algo sutil propio de un pintor. Es un ejemplo para cualquier persona. Nunca un mal gesto ni una mala palabra. Lo cuidamos al máximo y sé que quiere jugar más minutos, me consta, pero también quiero que sea partícipe de lo que significa hacerse mayor en un club como éste». No hay un jugador en el mundo como Iniesta. Y Luis Enrique, que fue compañero de vestuario suyo, lo sabe mejor que nadie. No desperdiciará su talento.
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