El Barça se abona a las remontadas

Y es que todo hacía indicar que sería una tarde para el olvido en el Lluis Companys. Mbappé aprovechó un grave error de Cubarsí, Szczesny remató la faena cometiendo penalti y apenas nueve minutos después el futbolista galo ya había hecho el segundo aprovechando la defensa adelantada del cuadro de Flick. Dos goles en dos ataques sin compasión, directos a la línea de flotación azulgrana. La montaña era enorme. Mbappé podía hacer que se cuestionara la zaga adelantada y las piernas podían flaquear tras la paliza física sufrida ante el Inter en Milán, con prórroga incluida.

Nada de eso ocurrió. El Barça, como tantas veces esta temporada, dobló la apuesta y fue con todo a embotellar a su rival. Así llegaron cuatro goles en apenas 26 minutos, un aluvión de fútbol que ya han sufrido varios equipos esta temporada. Y es que los azulgranas saben meter el partido en la centrifugadora, marear al rival y sacar tajada. Al Madrid le cayeron cuatro, pero pudieron ser cinco o seis. Fue una remontada de carácter, fútbol y mucha intensidad, la que se necesita para dar la vuelta a un partido que parecía imposible para los culés.

Es la novena remontada para los de Flick esta temporada, la sexta en Liga. Lo hicieron en la primera jornada contra el Valencia (1-2), en la tercera contra el Rayo, ante el Atlético en el Metropolitano en la 28 (2-4), contra el Celta sobre la bocina en la 32 (4-3), frente al Valladolid en la 34 (1-2) y, por última vez, contra el Real Madrid en la 35 (4-3). A estas hay que sumar la de Champions contra el Benfica (4-5), la de la final de la Supercopa de España frente al equipo de Ancelotti (2-5) y la de la final de Copa del Rey también ante el eterno rival (3-2).

Las nueve remontadas del Barça hablan muy bien de la mentalidad que ha inculcado Flick en sus futbolistas. Los culés son capaces de resistir múltiples embestidas y seguir en pie. Lo han demostrado especialmente en los clásicos. Quizá la final de Copa sea el mayor ejemplo por cómo el equipo se repuso cuando los blancos ya acariciaban el título, una fortaleza mental que apareció también este domingo cuando había más motivos que nunca para venirse abajo tras la debacle de Milán. No fue así y el Barça puede presumir de sumar un registro con el que no contaba, el de la fe.

El Barça de las remontadas tiene un jugador que ha sabido dar la vuelta a una situación muy adversa. Eric García fue titular en el Giuseppe Meazza y también en el clásico. En ambos casos lo hizo como lateral derecho, siendo tremendamente útil para Hansi Flick y demostrando que es un recurso muy válido allí donde se le necesite. Y es que su situación dista mucho de la de aquel futbolista que hace dos temporadas fue el blanco de las críticas. Se marchó al Girona y allí aprendió que debía valer lo mismo para un roto que para un descosido. «Míchel me hizo ver que soy polivalente», afirmó este domingo tras el clásico.

Ese cambio de mentalidad es lo que le ha llevado a ser un comodín para Flick, el jugador que todo entrenador quiere tener en la plantilla. Eric García ha jugado esta temporada como central derecho, central zurdo, centrocampista y lateral derecho. En todos esos roles ha sabido adaptarse a la exigencia del Barcelona y ha terminado siendo capital para su equipo. Como lateral ha cumplido no solo en defensa, una misión que se le puede presuponer, sino que además ha logrado ser un jugador con proyección ofensiva para complementar a Lamine Yamal y con gran determinación, como ha demostrado con sus dos goles la pasada semana ante el Inter y el Real Madrid.