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Robert Basic
Bilbao
Miércoles, 19 de febrero 2025, 11:11
Óscar de Marcos colgará las botas al final de la presente temporada. Lo ha avanzado este miércoles el Athletic, el club de su vida, que ... verá en breve cómo se despide un futbolista honesto y el ejemplo perfecto de lo que debe ser un jugador rojiblanco; luego le tocó a él dar las explicaciones, entero pero con cierto punto de melancolía. El alavés, que en abril cumplirá 36 años, ha ido renovado temporada a temporada y ha llegado el momento en el que ha decidido poner punto final a una historia que inició en verano de 2009 y cuyo último capítulo lo escribirá en mayo, con pulso firme y buena letra.
La mejor manera de hacerlo es dejando al equipo en los puestos de la Champions, con una memorable actuación en la Europa League y también con un título de Copa bajo el brazo, el mejor momento de una carrera deportiva consagrada a unos colores que el de Laguardia ama por encima de todas las cosas. Se va un profesional intachable, con una ética de trabajo admirable, y lo hará tranquilo porque su testigo lo recogerá Iñaki Williams, quien se convertirá en la principal correa de transmisión de unos valores únicos en el mundo.
📽️ Así ha comunicado Óscar de Marcos a sus compañeros la decisión de colgar las botas en el Athletic a final de temporada. #AthleticClub 🦁 pic.twitter.com/9CuRO4Ic7s
— Athletic Club (@AthleticClub) February 19, 2025
El multiusos de Laguardia jamás olvidará el día en el que entró en el hotel de concentración del Athletic en Isla Canela como nuevo jugador rojiblanco. Era el 13 de julio de 2009 y tenía apenas 20 años, una cara de susto que delataba sus nervios y unas ganas de desaparecer y de refugiarse en su habitación para ordenar sus pensamientos y encontrar la paz. Vestía un polo amarillo, unas bermudas grises a cuadros y arrastraba una pequeña maleta azul, todavía con la etiqueta del vuelo que le llevó a Sevilla. Fue recibido por Joaquín Caparrós, entonces técnico del Athletic, quien se acercó para estrecharle la mano, darle una carantoña y desearle lo mejor.
El alavés atendió luego a los medios de comunicación y en cada frase metía la siguiente coletilla: «Pero yo vengo al Bilbao Athletic, ¿eh?». Casi 16 años después, aquel chaval muerto de miedo y lleno de sueños está apurando sus últimos meses en el club de su vida convertido en uno de los pesos pesados del vestuario y en uno de los tipos más queridos de la plantilla. En mayo dirá adiós y lo hará por la puerta grande, como una parte importante de la historia rojiblanca.
Después de las recientes marchas de Iker Muniain y Raúl García, otros dos muros de carga que soportaban el peso del brazalete, el adiós de De Marcos supone la salida de otro referente del vestuario bilbaíno. Decidió renovar el año pasado porque se encontraba bien, por un lado, y porque entendía que no podía colgar las botas tras la despedida de los dos navarros, por el otro, ya que hubiese sido demasiado perderles a los tres de golpe. Contra el Espanyol igualó a Muniain como el segundo futbolista con más partidos en la historia del club (560) y en breve superará al de la Txantrea, ahora en San Lorenzo. El alavés comunicó su decisión a sus compañeros y amigos este miércoles en Lezama, aunque todos ellos ya sabían de su intención de colgar las botas en mayo.
«Os he ido diciendo que esta iba a ser mi última temporada en el Athletic», manifestó el capitán en un vídeo distribuido por el club. «No ha sido una decisión fácil por el día a día que tenemos aquí (en Lezama), que es muy bonito», deslizó situado entre Iñaki Williams e Iñigo Lekue. De Marcos dio las gracias a los médicos, cocineros, utilleros, responsables del material -«con los conos que ha puesto, Petxa ha hecho seis campos»-, fisioretapeutas... «Nos cuidan como a personas únicas», recordó sobre todo a los más jóvenes, acostumbrados a crecer con todo tipo de atenciones. «En un día malo todo el mundo intenta sacarte una sonrisa», orientó el discurso hacia el vestuario. «Me he sentido un privilegiado. Aquí tengo amigos para siempre». Con algunos lleva casi toda una vida y hace tiempo pasaron a formar parte de una misma familia.
De Marcos es una persona que sigue con los pies en el suelo. Ha cambiado poco desde que canjeó el anonimato por la fama y la adoración de la hinchada rojiblanca. Conserva los amigos del pueblo, la familia figura en lo más alto de su lista de prioridades -es padre de tres hijos- y también tiene un marcado carácter solidario que le ha hecho colaborar con varias ONG. Tanto es así que han sido muchos los veranos en los que de joven ha dedicado parte de sus vacaciones a viajar por el mundo y a echar una mano a los más necesitados, además de formar parte del grupo Orsai junto con Villalibre, Lekue, Balenziaga, Dani García y Vesga, banda con la que el año pasado grabó una canción dedicada a niños con cáncer. Durante años, sin que se supiera, iba a hospitales para estar con los más pequeños. Y solo es la punta del iceberg.
No está de más recordar que el lateral fue fichado hace casi 16 años como delantero por 360.000 euros. Es lo que pagó Ibaigane al Alavés por un chaval que, en principio, iba a integrarse en la estructura del filial. Solo disputó un partido con el Bilbao Athletic porque le reclamó Joaquín Caparrós y ya no volvió a bajar nunca más. Ha llovido desde entonces. 16 temporadas y 560 partidos figuran en la hoja de servicios del defensa, quien ha ganado una Copa, dos Supercopas, jugado la Champions y un total de ocho finales. Tras seis campañas fuera de Europa, una eternidad, De Marcos ha regresado al tablero continental con la misión de volver a ilusionar a una afición que le vio disfrutar por fin de un título sagrado en La Cartuja.
Durante su intervención ante la plantilla, el de Laguardia explicó por qué ha hecho ahora oficial su adiós, además de formular una petición. «Me quedan tres meses increíbles. Si marcas el domingo, no quiero que me dediques el gol, Iñaki (Williams). Aún no me he jubilado ni retirado». Argumentó que ha elegido el momento actual antes de que el Athletic se meta en las eliminatorias europeas -«tenemos que estar centrados si pasamos las rondas»- y, en caso de caer, «no quería que se asociara mi marcha con ello». A renglón seguido subrayó que ha cumplido todos sus «sueños» en el Athletic, con la gabarra como el máximo exponente de su felicidad. «Es lo mejor que te puede pasar».
Así que De Marcos dispondrá de tres meses más en los que trabajará como lo hace desde el primer día. Padre de familia y referente para muchos jóvenes en el vestuario y en Lezama, el alavés terminará de escribir su último capítulo en el gran libro del Athletic. Será el decimosexto y el último. Él ha decidido cómo, cuándo y de qué manera. El lateral con el 18 en la espalda seguirá haciendo kilómetros hasta que vacíe su taquilla en mayo. Entonces dejará de ser futbolista para convertirse en un símbolo del Athletic.
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