Imagen de periodistas pasando por el escánerPío García
Privilegio femenino
Diario del enviado especial ·
Por esas cosillas pudibundas que tienen los jeques, las policías mujeres no pueden pasar el escáner a los periodistas varones, y eso que pueden ustedes imaginarse que el rozamiento tiende a cero
Pío García
Enviado especial. Doha
Domingo, 27 de noviembre 2022, 15:24
Las mujeres disfrutan de un inusual privilegio en Qatar. Debo pechar con las consecuencias de esta frase porque un periodista se debe a la verdad y no a los prejuicios de las guías de viaje. Ya me imagino a Infantino buscando mi número de teléfono para hacerme jefe de prensa de la FIFA y no me extrañaría que el emir, después de leer esto con lágrimas en los ojos, nos sacara del hotel normalito en el que estamos y nos obsequiara con una de esas villas con piscina, jacuzzi, Lamborghini en la puerta y bañera rebosante de leche de camella.
Pero créanme que esto no lo hago por los beneficios que sin duda obtendré tras publicar este artículo y menos aún por la leche de camella, que debe ser muy pringosa y maloliente, sino por puro respeto a la verdad. A riesgo de que el Ministerio de Igualdad me abra expediente informativo, debo confesarlo: el otro día maldecí no ser mujer en Qatar. Volvía del estadio Al Bayt, que está donde Mahoma perdió el mechero. Eran las dos o las tres de la mañana. Al centro de prensa llegaron seis o siete autobuses cargados de periodistas ojerosos y maldicientes. Éramos, por decirlo en términos estrictamente biológicos, unos doscientos machos y cuatro o cinco hembras.
Por esas cosillas pudibundas que tienen los jeques, las policías mujeres no pueden pasar el escáner a los periodistas varones, y eso que pueden ustedes imaginarse que el rozamiento tiende a cero y tampoco hay precisamente un apremiante deseo carnal en nuestras miradas extenuadas. De esta manera, la fila de los hombres alcanzó pronto dimensiones culebreras mientras que las pocas chicas presentes pasaron los controles en un pispás. Las policías mujeres se sentaron y se quedaron mirándonos bostezantes pero en absoluto erotizadas, con lo que los clérigos podrán dormir tranquilos.
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