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JAVIER ORTIZ DE LAZCANO
Domingo, 12 de junio 2022, 23:46
Toda la carrera del portero Unai Etxebarria (Getxo, 25 años) transcurrió alejada de los focos. Bilbao Athletic, Leoia, UD Logroñés fueron sus equipos hasta llegar al filial del Granada, el Recreación. Y, de repente, se convirtió en protagonista por lucir una camiseta en favor de los condenados por una agresión a dos guardias civiles y sus parejas en un bar de Alsasua. Fue despedido por ello, aunque luego el club tuvo que admitir que se trataba de un despido improcedente e indemnizarle. El joven que soñaba con ser guardameta de élite se prepara hoy para ser ingeniero de caminos.
Su polémico caso arranca el 19 de julio de 2020. El Granada barre al Athletic con un 4-0 y celebra su primera clasificación para la Liga Europa. Etxebarria, no convocado, participa en la celebración en el césped con una camiseta en la que se lee 'Altsasukoak aske' (Los de Alsasua libres) y 'Stop montajes policiales'. «Los no convocados estábamos vestidos de calle. Llevaba esa prenda porque la usaba bastante», explica. La imagen fue denunciada por VOX, que exigió una sanción.
El club le abrió expediente disciplinario por «hacer apología política». Una semanas después regresa a la pretemporada, pero no le quieren ni ver. «Me dijeron que no me iban a permitir salir a entrenar con la camiseta del Granada». Así fue. Le suspendieron de empleo, que no de sueldo, y al poco fue despedido por causa procedente que no daba derecho a indemnización. Respondió con una demanda.
En septiembre firmó por el filial del Valencia después de que «varios clubes» le rechazaran por la polémica de la camiseta. Su contencioso con el Granada prosiguió por la vía judicial hasta que el 25 de mayo de 2021 llegó el momento de ser juzgado.
«Unos días antes el Granada dice querer llegar a un acuerdo». Cierran un trato, «que era bastante favorable para mí porque pagaban una indemnización mayor de la marcada en el convenio colectivo con la AFE por despido improcedente», explica. «Me quedé satisfecho. El club decía que era un despido procedente y que no pagaban, mientras yo mantuve que era improcedente o nulo y que me debían indemnizar, como hicieron al final».
La hora de ser ingeniero
Etxebarria ya no es jugador. El filial del Valencia fue su último equipo. «Les agradezco que apostaran por mí en aquellos momentos». Acabado su contrato, este verano tuvo ofertas de equipos de Segunda RFEF, pero decidió que era el momento de dejarlo.
Finalizada la carrera de Ingeniería civil, su objetivo era el máster de Ingeniería de Caminos, que realiza en Madrid. Cada verano ponía en un lado de la balanza los estudios y en el otro sus ofertas. Las del Granada y Valencia pesaron más. Este año ha sido distinto. «No me decidía a dar el paso de estudiar y cada vez era más tarde. Visto lo que tenía, me he decidido a colgar los guantes porque no había ninguna oferta que me compensara posponer el máster».
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