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Aarón Ñíguez se asomó al primer equipo del Valencia en 2006. Con sólo 17 años, jugó ante la Roma en Champions League. Finalmente, construyó su carrera lejos de Mestalla, llegando a pasar por Escocia, Portugal y Malasia. Actualmente, el centrocampista ilicitano se ha convertido en el fichaje de campanillas de La Nucía. Tras meses de duro trabajo, se ha recuperado de una lesión de rodilla que le impidió debutar con el Málaga la temporada pasada y emprende una aventura en Segunda División B. Cuida al máximo su físico. Su alimentación. La dieta se ha convertido en una de las piedras angulares de su vida. Y no sólo por su faceta de deportista, sino por el compromiso con los animales y el planeta que ha adquirido durante las últimas campañas. Fuera del campo, coge la bandera del veganismo. Una filosofía de vida por la que ha apostado fuerte.
El ilicitano militó en el Oviedo en 2017 y 2018. Un período durante el cual arrancó su transformación. «Fue un proceso. Me empezó a llamar la atención. Empecé a ver documentales, series, entrevistas, a compartir información con mi nutricionista... Poco a poco, fui entendiendo lo que no quería para mí por un tema de salud, del sufrimiento animal que hay detrás y porque es una manera de cuidar más el planeta. Son los pilares por los que la gente se hace vegana», explica Aarón Ñíguez. En su caso, el origen del cambio estuvo en el físico. Comenzó a apartar la carne de su dieta.
«Empecé a ver que me recuperaba mejor, que tenía menos dolores, que aguantaba más en el campo, me notaba más ágil y más liviano... Antes, para recuperarme del esfuerzo de un partido mi cuerpo necesitaba dos o tres días. De esta forma, al día siguiente notaba que estaba muy bien. Luego está la genética de cada uno. Sobre todo fue por el rendimiento y por salud. Y a partir de ahí, evitar el sufrimiento animal y ayudar al planeta«, añade el centrocampista.
Lamenta la cantidad de prejuicios que salpican al mundo del fútbol: «Es un tema con el que se intenta no hacer mucho ruido. Tengo compañeros de profesión que sé que son veganos y tienen recelo y miedo a todo lo que se pueda remover. Hay jugadores que son reacios a salir por eso. Saben que, si el rendimiento deportivo no está acorde, lo primero que se va a criticar es que es vegano. Intentan mantenerse al margen por no crear un tema perjudicial«.
Aarón vivió una situación así en Oviedo: «Cuando todo va bien, pasa desapercibido. Y cuando bajas un poco el rendimiento, como cualquier otra persona, lo relacionan directamente con que eres vegano, que no comes carne, que no tienes fuerza, que estás muy delgado... Nunca es agradable escuchar críticas. Hay que vivir con el día a día. Si no estás fuerte mentalmente o no crees en lo que haces, lo puedes pasar mal. Tengo las ideas claras. Soy inamovible«.
Está convencido: «Yo creo que es el futuro por todo. La sociedad está muy comercializada y la explotación animal es exagerada». Aarón aplica su filosofía de manera estricta: «Hay ropa vegana, pasta de dientes, champús, detergentes... Cuando vienen amigos a mi casa y ven todo eso me dicen que no sabían ni que existía«.
Tiene tres perros: «Intentamos ayudar a asociaciones de animales y darles comida o material que necesiten». Y se declara amante del mar: «Para mí, estar en contacto con la naturaleza es calidad de vida. Es una manera de desconectar, de relajarme, de evadirme de todo. No me gustan las aglomeraciones, la ciudad, el estrés...«.
Aarón ha actuado como pionero en su familia. Su hermano Saúl, futbolista del Atlético de Madrid, también ha modificado su alimentación: «Compartimos información. Yo no intento presionar. Poco a poco, ha ido notando su cuerpo y a día de hoy es vegano». El mayor de los tres, Jony, juega en el Alcoyano: «Él ha tenido procesos. Lo ha probado en el confinamiento, pero es más flexible».
Precisamente, los hermanos Ñíguez han fundado una escuela en Elche. Su tierra. Se denomina Club Costa City: «Desde 2016 veníamos haciendo clinics de tecnificación en Semana Santa, verano y Navidades. La experiencia nos empezó a gustar. En Malasia estuve un año sin competir y tuve tiempo de desarrollar un proyecto. Compramos un club, con más de 30 equipos, y hemos absorbido un club femenino. Tener equipo femenino era un objetivo prioritario».
El espíritu de Aarón queda reflejado en la escuela: «Los pilares son la formación deportiva, la formación académica y generar hábitos de vida saludable. Queremos dar una formación integral y traer la educación que se da en América. Me refiero a que se dé la misma importancia a lo académico y a lo futbolístico. Que el niño o la niña, desde que entra con nosotros, empiece a crear una identidad en valores. Queremos tener instalaciones propias y nuestro colegio interno. Y estar formando a ese jugador o esa jugadora más allá de que llegue a profesional o no. Para nosotros será un éxito que cualquiera que pase por el club tenga éxito en la vida, ya sea fisioterapeuta, médico, dentista...«.
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