
Javier Solano
Valencia
Sábado, 19 de febrero 2022, 23:57
Para Raúl Bravo (Gandía, 1981) el amor por el fútbol va mucho más allá de disfrutar en la élite. Sin dejarse invadir por la nostalgia, a sus 40 años, y tras haber pasado por una larga lista de grandes equipos durante sus 20 años de trayectoria como profesional, el futbolista criado en las categorías inferiores del Real Madrid ha vuelto a su Gandía natal para jugar en el Beniopa, conjunto que milita en la Segunda Regional Valenciana.
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Después de toda una vida dedicada al fútbol, donde ni la veteranía ha sido capaz de sacarle de los terrenos de juego, ¿cómo se encuentra a día de hoy tanto física como mentalmente?
Bueno, físicamente me encuentro bien, aunque también depende de para qué. Mentalmente me encuentro como el primer día, vengo aquí a entrenar y al final esto es fútbol, da igual la categoría que sea, siempre voy a disfrutar al máximo de este deporte, cuando el balón rueda te lo pasas pipa. Ahora mismo me veo bien para soportar las exigencias físicas que requiere esta competición, es diferente al ritmo al que he estado acostumbrado prácticamente toda mi vida. Aquí el míster es incluso amigo mío, cuando me llamó para venir aquí vi la oportunidad para seguir jugando y disfrutar. La falta de esa exigencia tan alta se suple con la experiencia, la técnica, la táctica y todos los conceptos aprendidos como profesional.
Tras enmarcar una trayectoria más que consolidada en la élite del fútbol profesional, ¿qué significa para usted jugar ahora en el Beniopa, equipo de la Segunda Regional valenciana?
Me aporta salud mental. El otro día jugué mi primer partido contra el Almoines, uno de los equipos de mi vida junto al Córdoba o Real Madrid, y tuve la suerte de ver portería. Eso son cosas que me hacen marcharme del campo con una sonrisa, seguir jugando me aporta mucho.
¿Cuál diría que ha sido su mejor momento como futbolista?
Mi etapa en el Córdoba. Jugué siete años en el Real Madrid, sí, algo magnífico e inolvidable, pero al final fue una etapa en la que era muy joven y no tenía la misma importancia que las otras estrellas de la plantilla. En el Córdoba me sentía el líder del equipo, conseguimos subir a Primera División después de 38 años, la gente me amaba y el cariño que le guardo a la afición durará eternamente. Durante esos años experimenté lo que era tirar del carro y jugar con experiencia. Supongo que algo así es lo que te permite disfrutar más del fútbol.
¿Y el peor?
Es complicado. Quizás podría achacarlo a una temporada en la que me vi condicionado por las lesiones. Para mí es complicado decidir, ya que da igual el club al que vayas, siempre haces amigos, te lo pasas bien y creas ese buen ambiente de equipo de fútbol. Quizás, si tuviese que decir un momento diría mi paso por Bélgica. Cuando fiché por el Beerschot sufrí muchas lesiones, además, el país no tenía nada que ver con la mentalidad y calidad de vida mediterránea. Esa fue mi etapa más dura como futbolista.
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Al margen de lo futbolístico, su carrera también obliga a hacer una parada en determinados aspectos extradeportivos. ¿A qué le recuerda o qué sentimientos le genera escuchar o la palabra 'Oikos'?
A los yogures.
En su día, los medios de comunicación cubrieron todo lo relacionado con un supuesto caso de amaños de partidos de fútbol en el que usted se vio presuntamente involucrado, ¿pero hay algo que Raúl Bravo no haya tenido la oportunidad de contar?
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En este sentido la respuesta es clara, no es que Raúl Bravo no haya podido llegar a contar algo sobre este tema, es que directamente los que quieren manchar mi nombre no han podido llegar a demostrar nada contra mí. A día de hoy todo sigue bajo secreto de sumario y lo único que puedo decir es que estoy esperando el día en el que la verdad pueda salir a la luz, ya que tengo la conciencia muy tranquila. Sé que todo va a ir bien. Hasta que no se resuelva todo lo relacionado con este tema no puedo decir mucho más.
Tras dejar atrás estos problemas extradeportivos, su vuelta a los terrenos de juego ha sido inmejorable al lograr ver portería en su debut. ¿Se imaginaba poder comenzar tan bien esta nueva etapa en el equipo de su ciudad natal?
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–A mí al final lo único que me pone triste es verme afectado por las lesiones. En el Pego, mi último club antes de fichar por el Beniopa, me hice daño en el soleo, en el abductor y en los isquiotibiales. Ver a tus compañeros desde fuera y no poder ayudar es muy duro, quizás lo más complicado de asimilar cuando eres futbolista, como profesional te sientes incómodo. Yo tengo 40 años ya, evidentemente no puedo pretender ser más rápido o tener un mejor estado físico que los demás, lo único que puedo pedir es que mi cuerpo aguante. Cuando sufres molestias a los veinte minutos de estar jugando un partido te frustras. Aunque yo ya tenga mis años, mi intención siempre es jugar para pasármelo bien, sino no estaría aquí. Lo único que intento es llegar a un buen nivel al fin de semana, para así rendir al máximo y poder seguir ayudando al equipo.
¿Siente cierta nostalgia de todo lo vivido en la élite como futbolista profesional cuando ahora sale al campo con la camiseta del Beniopa?
Nostalgia siempre se va a tener, eso es así. Esos momentos están ahí y nunca se olvidan. Por ejemplo, viendo el otro día el partido entre el Real Madrid y el Paris Saint-Germain, esa sensación aparece. No sé si llamarlo nostalgia pero es un sentimiento extraño, una sensación gris. Por ejemplo, no me gusta ir mucho al Bernabéu porque siempre recuerdo mi paso por el club y me invade una sensación rara. La élite siempre se echa de menos, pero a día de hoy con mi edad juegan tres.
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¿Qué objetivos le quedan por cumplir a Raúl Bravo como futbolista?
Por ahora no me marco objetivos como tal. Tengo muy presente que en algún momento tendré que colgar las botas pero mientras siga aquí mi deseo va a ser lograr ascender de categoría. Realmente, a lo único que podemos optar esta temporada es subir a Primera Regional. A día de hoy estamos a siete puntos del líder, con toda la segunda vuelta aún por jugarse. Sin duda, poder lograr un objetivo así es algo con lo que soñamos. Sería bonito la verdad.
¿Se arrepiente o le hubiese gustado que algo hubiese sido diferente cuando más consolidado se encontraba en la élite del fútbol profesional?
Me arrepiento de no haber vivido el fútbol como lo vives a partir de los 30 años. Cuando eres joven eres más alocado, más egoísta y piensas más en tu propia diversión. Cuando de verdad empiezas a vivir para el fútbol es cuando ya tienes tu familia, cuando te das cuenta de que te tienes que cuidar más y mejor, si volviese a nacer seguramente a estas cosas son a las que le daría máxima prioridad. Si yo he conseguido llegar hasta donde he llegado sin haber sido el mejor ejemplo de cuidar al milímetro mi cuerpo ¿dónde habría sido capaz de llegar si hubiese sido un enfermo del descanso y de la alimentación? No estoy diciendo que haya sido todo lo contrario, ni mucho menos, pero sí que es verdad que podría haber sido un mejor ejemplo, esa es una realidad innegable.
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¿Qué facetas cree que le faltan al mundo por conocer de Raúl Bravo?
La verdad es que le falta conocer mi faceta de decorador. Ahora tengo mi empresa de decoración y la verdad es que me va fenomenal. Llevo un año y medio en esto y la verdad es que me gusta mucho. Creo que este va a ser el nuevo capítulo de mi vida después del fútbol. Aunque no sea por necesidad, creo que es necesario preocupar tu tiempo en algo que te gusta, y la decoración me gusta mucho.
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