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Luis Enrique, en el partido frente a Marruecos. Reuters
Selección Española: Luis Enrique | Luis Enrique, el líder que abdicó

Luis Enrique, el líder que abdicó

Cayetano a la contra ·

El seleccionador abandonó al grupo en el momento más decisivo: dejó en los jugadores la elección de los penaltis a partir del cuarto

cayetano ros

Miércoles, 7 de diciembre 2022, 13:46

En un hecho insólito en la historia de los Mundiales, el seleccionador español, Luis Enrique Martínez, delegó en los jugadores la elección de los lanzadores de penaltis, a modo asambleísta, a partir del cuarto lanzamiento, en los octavos de final perdidos este martes ante Marruecos. Lo peor fue la explicación del técnico asturiano: «He elegido a los tres primeros, pero a partir de ahí, con mi personalidad, no quería condicionar a los otros lanzadores», vino a decir. Un líder ha de serlo de principio a fin y ese era un momento crucial, de máxima tensión para los futbolistas españoles, mucho más presionados que los marroquíes puesto que tenían mucho más que perder. Precisamente él, Luis Enrique, dueño de un liderazgo total desde el primer instante, trufado de inconsistencias como la de opinar de todo a través del 'streaming' menos cuando, en una rueda de prensa, le preguntaron sobre la falta de derechos humanos en Qatar. Ahí, dijo, no quiso meterse en política.

También se precipitó al enviar a casa a Gayà a las primeras de cambio, por un esguince de tobillo leve, porque era «la única» demarcación en la que no podía esperar el entrenador. Bien, el lateral derecho español ha sido un punto débil durante todo el campeonato a pesar de haber probado con tres: Azpilicueta, Carvajal y Marcos Llorente. Y la decisión de licenciar a Gayà causó un daño al grupo porque el lateral de Pedreguer, aparte de muy querido, derrocha personalidad dentro y fuera del campo. El ejemplo contrario ha sido Tite, seleccionador de Brasil, que esperó a ver desinflamarse el tobillo de Neymar y la estrella del PSG ya jugó en los octavos frente a Corea del Sur.

No participo del dramatismo de algunos tras la eliminación ni tampoco de hacer leña del árbol caído, pero sí de la autocrítica de Rodrigo, el mediocentro del City reconvertido en central por Luis Enrique, tal vez el mejor, junto a Gavi, de la participación española. «Para jugar así [con un absoluto dominio de la posesión del balón]», dijo Rodrigo, «deberíamos haber tenido jugadores más desequilibrantes por las bandas». Exacto. Los laterales apenas llegaron a la línea de fondo. A España se le atragantan los rivales muy defensivos, que juntan las líneas en unas franjas muy estrechas, como Rusia en el Mundial 2018, o como Japón y Marruecos en la presente Copa del Mundo. Y no se le ha puesto remedio.

En cuatro años, Luis Enrique organizó un equipo joven y combativo, con un estilo muy propio, que sobrepasó las expectativas tanto en la Eurocopa (semifinales) como en la Nations League (final perdida ante Francia). Sin grandes figuras. Y ha permitido debutar en una Copa del Mundo a cuatro jugadores por debajo de los 20 años (Gavi, Baldé, Nico Williams y Pedri). Hay una base para el futuro y no es terreno quemado. Deberíamos ser optimistas. Pero en el Mundial de Qatar, el personaje se ha comido al seleccionador, enfrentándose a la prensa el día antes de los octavos ante Marruecos (poco inteligente), frivolizando en el show del 'streaming' sobre lo humano y lo divino (patético el psicólogo poniendo una voz pretendidamente erótica para hablar con una aficionada), despreocupándose de preparar los penaltis que acabaron siendo decivisos. El portero marroquí Bono conocía perfectamente a los lanzadores españoles. Unai Simón estuvo perdido desde el primer tiro. Se vencía media hora antes de que dispararan. ¿Dónde estaba el preparador de porteros? ¿Por qué prescindió del número 1 (José Manuel Otxotorena)?

La goleada a Costa Rica perjudicó la percepción que los jugadores y el entrenador sobre lo que iba a ser una Copa del Mundo. Asimilaron que iba a ser pan comido. El equipo fue claramente a menos. Luis Enrique no supo refrescarlo con los cambios. Abdicó en el momento decisivo a su jerarquía. La arrogancia se acabó pagando. El director deportivo, Molina, estuvo muy frío con Luis Enrique después de la eliminación. Es un 'sálvese quien pueda' desde una federación calada hasta los huesos por los numerosos casos de irregularidades en torno al presidente, Luis Rubiales. El recambio en el banquillo parece cantado. Marcelino García Toral es un candidato de entidad.

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