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Fachada del Bar Torino LP

El bar donde surge el sentimiento

Clubes como el Valencia CF o la SD Correcaminos nacieron en locales, mientras Pepe Ibáñez hizo de su taberna la sede del fútbol femenino

Lourdes Martí

Valencia

Sábado, 15 de agosto 2020

Cambiar el mundo durante una tertulia en el bar. O al menos pretenderlo. Conversaciones entre amigos en el rincón fetiche del lugar o con el camarero a pie de barra sobre cómo haría uno esto u otro. Algunas charlas y su contenido concluyen cuando uno abandona el local. Otras, más enriquecedoras, no cambian el mundo pero sí que provocan alguna reflexión en el propio individuo. Incluso hay unas cuantas cuyo resultado permanece en el tiempo. En Valencia varios clubes tienen su nombre ligado a esos locales.

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Hace 101 años, en el Bar Torino de Valencia, Augusto Milego, Gonzalo Medina, Andrés Bonilla, Pascual Gascó, Fernando Marzal, Julio Gascó y José Llorca firmaron el acto fundacional de un club de fútbol. Aquello era fruto de las tertulias sobre este deporte que reunía a amigos y familiares. El lugar exacto donde aquellos hombres pusieron la semilla de un sentimiento que ni se compra ni se vende, es lugar de peregrinaje para los seguidores. Ahora, los aficionados reconocen la placa ubicada en la plaza del Ayuntamiento. Pero no fue siempre así. En 2015, el historiador Rafael Solaz, junto a otro de esos muchos estudiosos que se encargan de salvaguardar el camino recorrido por el club de Mestalla, descubrió que aquella placa ubicada en el año 1988 en la actual calle Barcelonina no estaba correctamente ubicada ya que ahí no se trasladaron las reuniones del Valencia hasta 1921, en lugar de la Bajada de San Francisco.

«Encontré en mi archivo una guía de la ciudad en la que se hallaba un anuncio del Bar Torino. Mi interés, como investigador, fue reafirmar en la historia el lugar exacto donde se encontraba el Bar Torino que tanto tenía que ver con la fundación del club. Así que consulté en el Archivo Municipal los padrones de alrededor de 1919 y vi que efectivamente el Bar Torino se hallaba en la Bajada de San Francisco número 8 y que el propietario era la familia Novejarque», explicó Solaz días antes de que se ubicase la nueva placa.

En 2019, con motivo del centenario del club, el bar reabrió sus puertas. Con la misma estética de aquel año del siglo XX, el valencianismo disfrutó de una semana en la que se pudo trasladar a aquel momento. 25 años más tarde, se produjo una reunión en el Bar Aparicio de Ruzafa. Se urdía el nacimiento del 'Mestalleta'.

El filial blanquinegro, surgido de la estructura del CD Cuenca, se creyó hasta hace pocos años que se creó un 6 de septiembre, sin embargo se descubrió posteriormente que la fecha fundacional tuvo lugar en pleno verano, el 12 de julio. En aquel Mestalla de Tercera, jugó por cierto Antonio Puchades. El filial tuvo que cambiar de nombre en 1991 según una normativa de la RFEF. Se disolvió y tomó el nombre de Valencia B. En 2006, el club solicitó al organismo que regula el fútbol español recuperar el nombre de Mestalla. Desde entonces así se llama el lugar donde futbolistas como Carlos Soler o Gayà sueñan con levantar un título con el primer equipo. Aquel bar, por cierto, ya no existe.

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Las futbolistas con las que se cruzan por la Ciudad Deportiva, tienen en común con ellos, además de su profesión su lugar de origen. Porque en Valencia el fútbol femenino transporta a la Taberna Vasca Che. Pepe Ibáñez convirtió el bar que regentaba en la sede del fútbol que ellas también tenían derecho a jugar. Allí se reunió con los regentes del deporte más importantes, pero también con aquellas niñas y mujeres que casi a hurtadillas hicieron del balón su mejor amigo. Convertir su afición en una profesión a la que poder dedicarse fue su empeño. Ibáñez falleció el pasado 20 de junio, su legado es imborrable.

En la taberna, su museo al fútbol femenino continúa creciendo. Ahora son sus orgullosos hijos los que ponen cada uno de los recuerdos que han recibido desde la desaparición de su padre. Con el mismo respeto y la misma pasión. El legado de Ibáñez está en las mejores manos posible.

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La terraza del lugar en el que se fundó Correcaminos A. B.

Aquellos llamados locos que corrían por las calles de la ciudad allá por los 70 tenían en el Bar Danubio su lugar de 'repostaje' natural. Regentado por Miguel Pellicer, histórico marchador y maratoniano de los años 40 y 50, reunía a amantes de la carrera a pie como Toni Lastra. En 1979, en aquel lugar se fundó la SD Correcaminos. Ambos formaban parte de un grupo de soñadores en cuya meta estaba organizar un maratón. El 29 de marzo de 1981 llevaron a cabo su gran obra por primera vez. Curiosamente en Londres también echaba a andar su maratón.

Ahora, ya no corren unos pocos locos. Los 42k de Valencia han crecido a pasos agigantados y de ella se escucha hablar en cualquier lugar del planeta donde haya algún amante de la carrera a pie. En 2020 se iba a vivir una edición especialmente emocionante por el 40 aniversario de una prueba que ya es etiqueta platino de la World Athletics. Con Correcaminos, ahora con la presidencia de Paco Borao, el Ayuntamiento de la ciudad, organizadores de la prueba y la Fundación Trinidad Alfonso, principal colaborador, tenían previsto un acto en el Bar Danubio precisamente el pasado 29 de marzo. Pero la pandemia obligó a posponerlo. El 6 de junio, en el local, ahora llamado Danubio Alameda y ubicado en la calle d'Armando Palacio Valdés, tuvo lugar el homenaje en el que se destapó una placa en conmemoración de la efeméride en la que se reconocía el trabajo de Pellicer, Lastra e Isidro Rey entre otros.

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Otros clubes aunque no tienen su fundación en un bar, sí que su nombre está ligado a estos locales. El día 6 de agosto de 1939, en el domicilio particular de Valls se firmó el nacimiento del Levante F. C. fruto de una fusión entre el Levante y el Gimnástico. Junto al primero se encontraba Gallart, secretario técnico del conjunto azulgrana, e Isaías Aspas y Gil Lisandro por parte del Gimnástico. Les acompañaba Antonio Cotanda, de la Federación valenciana.

La leyenda cuenta que el Valencia Basket empezó a germinar en una partida de pádel. Tras la plata lograda por España en los Juegos de 1984, al empresario Juan Roig le empezó a rondar por la cabeza la posibilidad de tener un equipo. Dos años más tarde, tras el descenso del Valencia CF, el club se vio obligado a desprenderse de sus secciones. En un despacho de la calle Conde Salvatierra nació el actual Valencia Basket.

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