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igor barcia
Enviado especial. Tokio
Martes, 3 de agosto 2021, 07:09
El cubano Mijaín López, de 38 años y conocido como el 'Gigante de Herradura', ya tiene un lugar de honor en el libro de los Juegos. López se convirtió ayer en el único luchador en ganar cuatro títulos olímpicos, tras derrotar al georgiano Lakobi Kajaia por 5-0 la final de la categoría de 130 kilos. En los diez últimos segundos, la emoción se apoderó del escenario. Kajaia se rindió a la evidencia e hizo su particular homenaje a Mijaín López. Era la forma de reconocer que la victoria era para el mejor luchador de la historia, el único capaz de ganar esos cuatro títulos consecutivos.
Antes que López, solo la luchadora japonesa Kaori Icho se colgó cuatro oros olímpicos en Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016. Y respecto a los demás deportes, Mijaín se pone a la altura de leyendas como Michael Phelps, Carl Lewis o Al Oerter, otros deportistas históricos capaces de lograr cuatro títulos seguidos.
Su trayectoria en unos Juegos es brutal. Su última y única derrota llegó en Atenas, hace 17 años. Desde entonces todo son victorias y cuatro medallas olímpicas que forman parte de un palmarés donde López suma también cinco títulos mundiales (2005, 2007, 2009, 2010 y 2014). A priori, no habrá más oros olímpicos, porque el cubano ha insistido en que estos eran los últimos Juegos en los que tomaba parte.
Pese a entrar en la leyenda del deporte, López se considera afortunado y trata de cumplir con aquello que le enseñaron desde pequeño. «Creo que solamente estoy cumpliendo con mi trabajo. Estoy cumpliendo con lo que aprendí, con lo que me enseñaron mis antecesores, mis padres, mis hijos, mis abuelos... Creo que estoy transmitiendo al mundo que, por muy grande que seas, siempre la humildad va a ser más grande que la virtud», explicó.
Una de las claves de su longevidad y éxito deportivo hay que encontrarla en su motivación, en su ilusión por competir. Esa es una de las claves que le permitió llegar hasta Tokio y seguir creciendo como leyenda. Como ocurrió en Río, los rivales tampoco fueron capaces de hacerle un punto, lo que demuestra la enorme superioridad del luchador cubano. Ni siquiera el turco Riza Kayaalp, el único que ha sido capac capaz de ganarle en los últimos años, y a quien Mijaín dio un beso tras el combate, en señal de respeto por la rivalidad que han mantenido en sus respectivas trayectorias. Tampoco lo consiguió el georgiano Iakobi Kajaia, el rival que llegó a una final histórica.
Según recogía el canal olímpico, sus padres cuentan que Mijaín López empezó a desarrollar esa enorme constitución corriendo de niño detrás de los animales y cargando cajas de frutas y tubérculos. «Hasta recolectando latas de café quería ser el primero». El deporte le alcanzó por influencia de sus hermanos Misael y Michel, quienes hacían remo y boxeo. Fue a los 10 años cuando Mijaín cambió los guantes por la lucha. «En cuanto lo vio un profesor de lucha lo captó», explicó su madre.
Pudo dejar pronto el deporte, porque a los 13 años sufrió una doble fractura de tibia y peroné que hizo que su padre le planteara dejar la lucha. Por fortuna para el deporte, Mijaín perseveró y su carrera se lanzó a medida que iba quemando etapas y sumando éxitos en las categorías inferiores. Con 17 años ya era un integrante de la selección cubana y con 21 acudió a los Juegos de Atenas 2004, donde fue quinto. Después llegó Pekín 2008 y ya nadie le ha bajado del primer escalón del podio olímpico.
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