«Álvaro y yo nos entendimos mejor que nadie en los malos momentos»

Álvaro levantó no pocos recelos a lo largo de su carrera. La heterodoxia de su juego, su superioridad aplastante en el mano a mano prolongada durante casi una década, y su carácter difícil dentro del trinquet, por el que no ha parado de pedir perdón desde que anunció su retirada, motivaron algunas asperezas puntuales. Todo quedó borrado ayer en Pelayo. La afición, los jugadores, las instituciones y los empresarios fueron unánimes en el elogio de su figura.

«Ha cambiado la historia de la escala i corda en cuanto a la preparación y la profesionalidad», señalaba el presidente de la Federació de Pilota Valenciana, Daniel Sanjuán. Por eso quedará integrado en el organigrama de escuelas de la FPV. «Es muy importante que transmita los valores que encarna a las nuevas generaciones de jugadores», explicó el directivo.

Uno de sus rivales en su época de plenitud, y actualmente socio de Val Net, Dani Ribera, recordaba sus tiempos de jugador y lo definía como «un martillo». Desde el otro lado de la 'corda', «Álvaro era una máquina que no se paraba. Inigualable en el mano a mano. No era sólo fuerza, es que sabía jugar», explicaba el empresario. Ribera recordaba también lo importante que fue la rivalidad entre Álvaro y Genovés II en el arranque de Val Net, hace ahora 10 años: «Aquellas partidas nos ayudaron mucho, a nosotros y a los trinqueters».

Álvaro pidió precisamente enfrentarse a Genovés II en su última partida en Pelayo. Ambos protagonizaron cinco finales del Individual entre 2004 y 2009 y de ahí surgió una relación difícil de definir. «Somos enemigos íntimos», describió Jose Cabanes, quien reconoce que, con el paso de los años y la llegada de la madurez deportiva y personal, ha llegado a entablar una «relación estrecha» con el de Faura. «Nos hemos entendido mutuamente mejor que nadie en los momentos malos», desvelaba el gran rival de un mito que cuelga los guantes.