Borrar
Urgente La V-30, colapsada con más de 11 kilómetros de atascos sentido puerto este jueves
Raúl Entrerríos intenta zafarse de un marcaje.
Una goleada que no despeja dudas
Mundial de Balonmano

Una goleada que no despeja dudas

España sólo demostró su superioridad tras el descanso ante una voluntariosa selección chilena

Miguel A. Pindado

Lunes, 19 de enero 2015, 00:30

Si los dos partidos anteriores frente a Bielorrusia y Brasil generaron dudas acerca del juego de la selección de Manolo Cadenas, la goleada de este lunes ante la débil Chile permitió confirmar que más que dudas son certezas. La selección de Cadenas no funciona, no carbura, le falta chispa, le falta intensidad y sobre todo le falta tiempo de juego, esa coordinación necesaria para dar el pase en el momento justo, para iniciar la acción en el momento ideal y que el compañero siga el mismo ritmo. Los 21 goles de diferencia ante Chile solo fueron una careta que enmascara excesivos errores, falta de coordinación y precipitaciones provocadas por esa misma ausencia de tiempo de juego y de confianza en las propias jugadas.

Debía salir España dispuesta a imponer sus galones desde el primer minuto, y para ello Manolo Cadenas dispuso sobre la cancha un equipo poderoso, en el que la única concesión era el debut del pivote Andreu, inédito hasta ahora en el Mundial. Una primera línea con Maqueda, Raúl y Antonio García, dos extremos como Rocas y Ugalde, y una portería con Gonzalo Pérez de Vargas, eran un argumento más que suficiente para sacar los colores a los fogosos chilenos. Pero nada más lejos de la verdad. Casi seis minutos tardó España en marcar su primer gol, después de media docena de ataques y dos penaltis fallados. Es más, Chile anotó en su cuarto ataque para colocarse con 0-1 a los cuatro minutos. Podría pensarse que quizás estos inicios de pérdidas, faltas técnicas y errores pesaron demasiado en la selección española, pero lo cierto es que el equipo no supo recomponerse, volverse a crear, a resetearse, y eso es muy peligroso ante rivales con un nivel similar a España. No se pasaron apuros, ya que enseguida los de Cadenas mandaron en el electrónico y no consintieron más alegrías a la escuadra de Capurro, pero faltaría más que ante un balonmano meramente amateur del país andino hubiera tenido que sufrir la campeona del mundo.

Solamente Gonzalo Pérez de Vargas se debió tomar en serio el encuentro. Sus 19 paradas amargaron la tarde a los jugadores chilenos, que se las veían y deseaban para encontrar un hueco en la defensa por donde disparar. El resto de los hombres de Manolo Cadenas parecía jugar a su aire, sin compañeros, buscando soluciones inverosímiles a situaciones que se han ensayado mil y una veces en cada entrenamiento. Así, se llegaba a los veinte minutos de partido con un exiguo 7-5. Justamente en ese momento, Cadenas optó por meter a Chema, Cañellas y Alex Dujsebaev en la primera línea y el juego comenzó a tener mayor movilidad. Con el mismo nivel defensivo y un poco de coordinación arriba, España se despegó definitivamente y se marchó al descanso con un 14-7 decepcionante.

Mucho tuvo que comentar Manolo Cadenas al descanso. A buen seguro que la filípica traspasó los umbrales del vestuario hispano. Y no era para menos. La imagen de la campeona del mundo estaba rozando el suelo del pabellón Dunhail Sport y eso, aparte de mermar la confianza de los propios jugadores españoles, daba mayor fuerza moral a nuestros rivales, especialmente a Catar, próximo enemigo este miércoles, y a Eslovenia, los dos adversarios que lucharán por el liderato del grupo.

En su regreso a la cancha, la selección puso en práctica lo que mejor sabe hacer. Defender y contragolpear. Ante la debilidad del ataque chileno, empecinado en jugar por el centro, España puso a sus fieles Viran y Gedeón a custodiar la zona, con una Gonzalo Pérez de Vargas como último y eficacísimo eslabón defensivo. Y todo fue coser y cantar. Víctor Tomás, Valero y Cristian se hincharon a meter goles. Más de la mitad de los tantos conseguidos fueron obra de los extremos, convertidos en balas al contragolpe. El martillo español golpeaba una y otra vez la portería de Barrientos, pero el equipo chileno no se deshizo en absoluto. Mantuvo su nivel. Ahí debería aprender España, portadora de la corona mundial, pero a años luz del juego que le hizo merecedor de ese entorchado. Salvo en contadísimos minutos de cada partido, la selección de Cadenas ha brillado por su falta de identidad, y solo la calidad individual y la inercia de la corona han evitado una sorpresa mayúscula.

La selección de Catar, que dirige el exseleccionador español Valero Rivera, supondrá la prueba del nueve para España. Los cruces de octavos están en juego.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Una goleada que no despeja dudas