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R. D.
Martes, 23 de junio 2015, 00:03
El Castellón mira de reojo hacia Xàtiva mientras termina de digerir la decepción de no haber subido a Segunda B pese a quedar campeón del Grupo VI de Tercera. Es más, en el club blanquinegro ven cómo con la complicada situación social del Olímpic se abre una rendija para regresar a la división de bronce. La entidad setabense sigue descabezada después de que Alfonso Rus, expresidente de la Diputación, presentase su dimisión como presidente ante la Federación Valenciana de Fútbol. Lo peor de todo es que para retener su plaza ha de afrontar una deuda que no es inasumible, pero a día de hoy nadie puede decidir pagarla.
El Olímpic celebró ayer su asamblea de socios en la que se iban a convocar elecciones y ocurrió lo peor que podía pasar: no se presentó ninguna candidatura a suceder a Rus en la gestión del club setabense. Ahora se abre un plazo de reflexión que se antoja agónico. La próxima semana abrá otra junta en la que se volverá ha formular la misma pregunta: ¿hay alguien que quiera ser presidente? En caso de que el silencio sea la misma respuesta, se desmoronará como un castillo de arena el mejor Olímpic de la historia: el que por primera vez ha estado cinco temporadas consecutivas en Segunda B y el que plantó cara al Real Madrid en una eliminatoria de Copa.
Será una desgracia para Xàtiva y un salvavidas para el Castellón, un club histórico que lleva ya demasiados años fuera de la élite. Por su condición de campeón, en caso de perder el Olímpic su plaza, el conjunto albinegro tendría preferencia a la hora de ocuparla.
Los setabenses se quedarían sin su puesto en Segunda B por unos impagos que, según apuntan algunas fuentes, no son más de un mes. A esto hay que sumarle que, si no hay un gestor, resulta imposible obtener los ingresos necesarios para formar un equipo en Segunda B. Para ello haría falta unos 100.000 euros. La plantilla acaba, en su mayoría, contrato el 30 de junio y los futbolistas y cuerpo técnico no tienen a día de hoy un interlocutor.
En las últimas semanas se ha apuntado la posibilidad de que un grupo de empresarios valencianos quisieran entrar a gestionar el Olímpic, de la mano de algún socio que ocupara el cargo de presidente. Se aventuró que estuvieran detrás del proyecto Manuel Llorente y Pedro Cortés. Pero por el momento, el club sigue sin un sustituto para Rus.
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