El otro decano azulgrana

Allá por 1970, Juan Vicente Guisasola pisaba como un héroe el césped de un Ciutat de València que todavía olía a nuevo. El Levante competía entonces en Tercera División. No eran lo mejores tiempos en el ámbito futbolístico. Aun así, el club podía presumir de albergar a campeones. Como aquel deportista de 28 años que saltó al campo para recibir el calor de la grada y un homenaje por su rutilante trayectoria como jugador de bolos. El presidente azulgrana de la época, Manuel Grau Torralba, le honró entregándole la insignia de oro y brillantes. Un preciado emblema que conserva con orgullo a día de hoy. Llevó hasta lo más alto a la sección de bowling con la que contaba la entidad. La relación de colaboración se perdió hace más de tres décadas, aunque ha habido contactos con la idea de retomarla. En cualquier caso, el conjunto que en su día lideró Guisasola nunca ha dejado de brillar, conservando el escudo y los colores de la institución granota.

El Levante Bowling UD se alza como el club en activo más antiguo de España. «Es un equipo histórico a nivel nacional», subraya Guisasola, quien a sus 73 años continúa jugando a los bolos. Se fundó en octubre de 1956. Antes lo hizo el Espanyol de Barcelona, pero desapareció. El conjunto azulgrana, el más potente y prestigioso de la Comunitat Valenciana tanto en hombres como en mujeres, cuenta en la actualidad con más de 50 jugadores.

Continúa compitiendo Milagros Albert, referente del bowling en España. La capitana del Levante se erige en la jugadora más laureada y con mayor número de internacionalidades del país. Defendió en 21 ocasiones la camiseta de la selección nacional femenina. Una pasión que heredó su hijo, Xavier Soler, quien en 2009 tomó el testigo de Guisasola como presidente del club.

Guisasola, cuando tenía 14 años, formó parte del colectivo que puso la primera piedra del proyecto. «Nacimos como sección deportiva del Levante. En el grupo, había aficionados del Valencia y del Levante. Hablamos con los dos clubes. Lo del Valencia no fructificó y el Levante fue el que nos atendió», recuerda. Comenzaron jugando en las boleras Erajoma y Tyris. Eran los primeros pasos por España del bowling, una modalidad deportiva originaria de Estados Unidos.

Poco después, a principios de los 60, Guisasola abandonó temporalmente el Levante y participó en la fundación del equipo de bowling del Valencia Club de Fútbol, aunque el conjunto blanquinegro gozó de menos recorrido que el azulgrana.

Los cambios en el reglamento supusieron un punto de inflexión: «Cuando las Federación Española y las autonómicas empezaron a tener estatutos más complejos, para competir en campeonatos de España tenías que ser un club propio, no una sección. Entonces, en 1980, el Levante se constituyó como club y se denominó Levante Bowling UD. Pasó a tener entidad propia. Se desvinculó como sección deportiva. Ya no había dependencia». Y no la ha vuelto a haber.

Hace dos años, Guisasola y Xavier Soler trataron de rescatar el acuerdo de colaboración entre el equipo de bolos y el Levante UD. «Tuvimos una conversación con Quico Catalán -presidente del club- en su despacho. Pedíamos una pequeña ayuda económica para los desplazamientos. Hubo buenas intenciones, pero no se ha producido otro contacto», comenta el legendario jugador. Las conversaciones quedaron abiertas.

Desde el Levante UD transmiten a LAS PROVINCIAS que la directiva ve «con buenos ojos» la posibilidad de recuperar la simbiosis con el equipo de bolos, pero el consejo de administración prevé tomar la decisión a final de temporada.

El Levante Bowling confía en volver a situarse bajo el paraguas del equipo de fútbol. Y es que la relación simbólica nunca se ha perdido, ya que comparten nombre, escudo y colores. «El vínculo se ha mantenido siempre. Una de las dos camisetas que tenemos siempre ha sido la azulgrana», añade.

Antaño, cuando se trataba de una sección, existía una colaboración en forma de abono. «El Levante, como aportación, nos daba un pase para ver todos los partidos del equipo de fútbol», rememora Guisasola. Ahora, el conjunto de bowling necesitaría especialmente un respaldo económico para los viajes.

«Como club de élite, recibimos una ayuda económica anual del Ayuntamiento de Valencia y de la Generalitat. Son ayudas ajustadas para desplazamientos, estancias e inscripciones. Lo que falta, lo paga el jugador», comenta Guisasola, quien en 1969 conquistó en Valencia su primer Campeonato de España. Un título que se adjudicó un total de cinco veces.

Es el jugador de la Comunitat con más galardones e internacionalidades. En su expediente, 36 participaciones con la selección española. Además, estableció un hito nacional que sigue vigente. En 1960, acabó en décima posición el Campeonato del Mundo de Hamburgo.

«Es el mejor puesto logrado por un español en un Campeonato del Mundo», destaca Guisasola, quien recibió la medalla de plata al Mérito Deportivo. Marcó una época perteneciendo al Levante Bowling.

Se colgó una medalla de bronce en el Campeonato de Europa individual en Boras en 1982. Y consiguió un récord continental de una partida con 278 bolos en Helsinki en 1977.

El club dispone de tres equipos en Liga Nacional. El femenino, que compite en División de Honor, cuenta con la mejor jugadora del momento en España, Cristina Mas. Y hay dos conjuntos masculinos, uno en Primera División y otro en Segunda.

El año pasado, por primera vez en su historia, el equipo masculino descendió a Primera División. Hasta ese momento, el Levante era el único club español que siempre se había mantenido en División de Honor. «Está peleando por volver a donde le corresponde. Hay un buen equipo que va a subir», avisa Guisasola.

El Levante Bowling, tanto en hombres como en mujeres, cuenta con una poblada vitrina. Ha ganado, en varias ocasiones, Ligas Nacionales de División de Honor, Campeonatos de España y Copas del Rey y la Reina. La historia de un decano.