MOISÉS RODRÍGUEZ
Lunes, 30 de mayo 2016, 00:37
valencia. A Pablo Herrera lo reclutaron dos veces. La primera, en el colegio de su Castellón natal al que asistía. Un profesor de educación física percibió que aquel chaval espigado tenía dotes para el voleibol. Y no se equivocó. El chico empezó con este deporte hasta llegar a la máxima categoría, la Superliga, en las filas del Elche. Cuando acaba la temporada en pista, los jugadores se convierten en gladiadores. Bajan a la arena. Siguen entrenando y prueban suerte en los torneos de voley playa. Y ahí fue donde le captó el gurú de esta modalidad.
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uAntonio Armelles. El colegio de Castellón donde estudió Pablo Herrera, que en un mes cumplirá 35 años. Un profesor de educación física le instó a jugar a voleibol.
uElche. El equipo de voleibol en pista en el que militó antes de decantarse por el voley playa.
uAdrián Gavira. Su pareja desde antes de Londres. Natural de San Roque (Cádiz), tiene 28 años.
Sixto Jiménez, natural de Huelva, tuvo una notable carrera como jugador de pista. Obtuvo sus mayores éxitos en el Son Amar balear, logrando cinco Superligas y otras tantas Copas del Rey. Pero un día vio por televisión un partido de voley playa y le fascinó. Llegó a ser diploma olímpico en Atlanta. En 1998, cuando se retiró, no abandonó la arena. Asumió el reto de preparar a las siguientes generaciones y sigue en ello. Bajo sus órdenes trabajan las principales parejas españolas, tanto masculinas como femeninas.
Seleccionador de voley playa, se le considera la gran referencia de este deporte en España. Captó a Pablo Herrera cuando en un Campeonato de España de la modalidad sobre la arena. Por aquel entonces, el castellonense militaba en el Elche de la Superliga de pista. Tras acabar la temporada, había bajado a la playa para entrenar y había quedado segundo en el Autonómico. «Me propuso ir al centro de tecnificación en Tenerife y no lo dudé», recuerda. Junto a Raúl Mesa fue subcampeón del mundo. Y entonces llegó otra llamada crucial. La de Javier Bosma. «Era el mejor jugador de España por aquel entonces. Después de la plata de Atenas vi que podía vivir de esto», señala Herrera.
Y cambió de pareja. Volvió a jugar junto a Raúl Mesa. El objetivo era reeditar en Pekín el podio de 2004, o incluso resarcirse del oro no conseguido. «Me quedó un mal sabor de boca porque no estuve al nivel de una final olímpica. Si lo das todo y pierdes, le das la mano al rival y ya está. Pero no fue así», señala. Después de los Juegos de 2008, volvió a cambiar y esta vez empezó a trabajar con Adrián Gavira, con quien compite en la actualidad.
«Después de Pekín, Raúl y yo decidimos que habíamos tocado techo», recalca. Tras ir a Londres, repetirá con Gavira en Río. Están virtualmente clasificados para los Juegos. Esta semana alcanzaron los cuartos en Moscú. Ahora restan la final del Europeo y el último Grand Slam, el de Hamburgo.
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Pero la pareja española ya está centrada en Río. Aunque no descuidan los torneos que quedan por el camino, la meta está en el campeonato olímpico. «A Londres no llegué bien porque en 2011 sufrí una lesión de rodilla. Me operaron y estuve peor. Tuve que parar para poder competir en los Juegos. Nuestro objetivo es ahora llegar bien física y mentalmente y luchar por todo. Lo primero, pasar la fase de grupos, si puede ser como líderes. Y a partir de ahí, ir avanzando», señala.
Para ello, han realizado una ardua preparación en Lorca, donde hay unas instalaciones específicas de voley playa. «La arena es muy pesada y requiere mayor esfuerzo físico. Cuando juegas sobre otra más fina, saltas más alto en la red. Además, es muy parecida a la que habrá en Río», comenta. En julio, realizarán otra concentración en la localidad murciana para aclimatarse tanto al calor como a la arena.
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Pablo Herrera no mira más allá de Río. «En principio lo hemos hablado Adri y yo para seguir juntos. Mientras me vea bien, quiero competir», indica. El castellonense no afirma tajantemente que vaya a pelear por llegar a Tokio, pero tampoco lo descarta. ¿Y después? No lo ha decidido, pero le gustaría montar una instalación para promocionar el voley playa en Castellón. «En su momento lo miraré, a ver si hay apoyo del Ayuntamiento», señala. Percibe que hace falta trabajar la base para que surjan nuevos jugadores como él, su entrenador, Sixto Jiménez, y los que han sido sus compañeros en la arena: Bosma, Mesa y Gavira.
puntos colocan a Herrera y Gavira en el octavo puesto del ránking olímpico publicado el pasado 23 de mayo. Tienen una renta de 630 puntos, por lo que están virtualmente en Río.
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