Mireia Belmonte: «A mí el zika no me asusta»

Falta poco más de un mes para que comiencen los Juegos Olímpicos de Río y la nadadora Mireia Belmonte, recluida en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, es una máquina de entrenar en horario brasileño. Apenas dos décadas separan a esta medallista y campeona mundial de 25 años de la niña de seis a la que su madre llevó un buen día a una piscina porque tenía escoliosis.

Acabo de ver el vídeo 'Gracias, mamá' y casi lloro.

Sí, Procter & Gamble, que es patrocinador del COI, ha hecho un estudio y un vídeo muy emotivo sobre las madres y me ha pedido que sea su embajadora. Detrás de cada medalla hay siempre una madre. La que te levantaba para ir al colegio, te llevaba a entrenar...

¿Qué papel ha jugado la suya?

Mi madre, mi padre y toda la familia se organizaron para que yo pudiera ser deportista. Hay padres que cuando sus hijos empiezan a hacer deporte no quieren que el entrenamiento les fastidie el fin de semana. No fue mi caso. El padre tiene que ser esa figura que sepa motivar al niño sin presionarlo. Tampoco es bueno ese papá que quiere tirarse al agua antes que el chaval. Mis padres me decían que tenía que salir contenta de la piscina aunque quedara la última. De niña no me imaginaba que esto acabaría siendo mi vida.

Hasta que un día...

A los seis años, cuando los cursillos finalizaron, a mi madre le aconsejaron que me llevara al Club de Natación Badalona, de donde soy yo. Y como había que seguir la recomendación médica de que nadara para aminorar la escoliosis, me llevó y allí empecé a competir.

Escoliosis suena a desventaja.

Pero soy muy cabezona y cuando quiero una cosa no paro hasta conseguirla. Aún tengo escoliosis, pero las molestias no son exageradas.

¿Le ha dado las gracias a su madre?

Bastantes veces. Creo que para ella significa mucho.

Usted querrá ser madre algún día.

Sí, pero todavía no tengo pensada la fecha.

Se lo digo por el peligroso virus del zika...

Creo que se está hablando demasiado del asunto. Tienes que tener muy mala suerte para que justo el mosquito que te pique sea el portador de la enfermedad. Hay que centrarse en competir y luego si te pasa, mala suerte, te ha tocado a ti.

Veo que no tiene miedo.

No, a mí el zika no me asusta. Pero me untaré repelente y seguiré al pie de la letra los consejos del Comité Olímpico.

¿Exagera Pau Gasol al hablar de congelar su esperma?

Cada uno lo vive de una manera. Si él se siente en peligro y quiere formar una familia hace bien en prevenir.

¿Congelaría usted sus óvulos?

Yo ahora mismo no. Pero eso cada uno... En la piscina no creo que vaya a haber mosquitos, hace demasiado calor. Espero que toda la zona olímpica esté controlada. En aguas abiertas, donde hay suciedad, quizás exista más riesgo.

Hablando de aguas abiertas, ¿hizo bien su novio al enviar un tuit denunciando técnicas antideportivas?

Yo lo defiendo. Cuando ves a un ser querido así, saltas. Pero si no me clasifiqué no fue por el golpe que me dieron sino porque me equivoqué al avituallar.

¿Ha hablado con Érika Villaécija, la supuesta autora del golpe? Ella incluso insinuó que podría denunciarla...

No he hablado con ella. Que tome todas las medidas que quiera pero no creo que haya que llegar ahí.

¿Por qué muerde las medallas a lo Nadal?

Solo muerdo las de oro. De pequeña lo veía por la tele y lo quería hacer.

¿A qué sabe el oro?

A trabajo bien hecho.

¿Y cuántos piensa ganar en su tercera olimpiada?

Si vuelvo con seis finales ya será un gran logro.

¿Ha aprendido a nadar y guardar la ropa?

No sé, porque yo cuando nado me olvido de todo. Para mí es una forma de evadirme de los problemas. Dentro del agua soy otra.