Aina París está con el punto de mira en lo más alto del podio

Aina París habla con auténtica devoción de su hermano. «Es la persona que más admiro, no tengo palabras para describir todo lo que hace, lo que ha conseguido, cómo organiza los objetivos y los consejos que me da». Él se llama José Luis, tiene 21 años y es un campeón. Como Aina.

Ambos son hijos de un amante del tiro olímpico. Con apenas 14 años, Aina fue a probar junto a su padre. «Me encantó». Desde entonces no ha dejado de competir. Ahora lo hace bajo la supervisión de Luis Ayet, su entrenador.

Su preparador le ayuda a mantener la concentración en un deporte que se aleja mucho de los prejuicios acerca de la violencia: «Hay personas que se creen que es una actividad agresiva, pero es muy mental y física. Hay que tener en cuenta muchas cosas, tanto de ti misma como del arma», explica Aina. Se debe tener «todo» bajo control, «el gatillo, la mira, la propia posición del cuerpo». También los nervios y la mentalidad. Ésta es fundamental: «Si estás de bajón o te encuentras pesimista, posiblemente no tendrás una buena participación. Es muy importante trabajar el aspecto mental». Para ello, esta estudiante del módulo de formación profesional de peluquería, explica que tiene el apoyo incondicional de su entrenador: «Si estoy especialmente nerviosa salgo a hablar con él, Luis es el que me ayuda con frases motivadoras». De entre todas estas, tiene una que ha convertido en su leitmotiv: «Si te caes siete veces, te levantas ocho».

También ha aprendido a respirar, algo «fundamental» para mantener la concentración en el punto de mira y controlar esos nervios que a veces juegan malas pasadas. De su hermano José Luis, cuatro veces campeón de España y poseedor de un récord nacional, también se empapa. Presume de haber podido competir a su lado. Juntos son mejores. Y su familia «encantada» de verlos tan unidos. Después de un año complicado en el que las restricciones derivadas de la pandemia le han alejado durante meses de las instalaciones del Club de Tiro Olímpico Oliva al que pertenece, y verse obligada a entrenar en el garaje de su casa, ahora piensa en el verano donde se prevén más campeonatos donde espera seguir disfrutando, aprendiendo y cómo no «subir a lo alto del podio».