A Paula Arcos no le ha tocado hacer escala en Galicia –donde ha residido esta temporada– para ir a Tokio de casualidad. «Al final coges las mismas cosas, pero para nada te lo esperas... te llevas el pasaporte pensando: '¿Y si?'». Y sí. Con 19 años, la benjamina de las Guerreras está en unos Juegos: «Que Carlos Viver (el seleccionador) me eligiera entre las 22 y luego formar parte de las 18 en la preparación ya era un honor. Venir aquí no me lo esperaba, no sé ni cómo explicar lo que siento». La de Petrer es una de las promesas del balonmano español, vive en una nube y confía en que eso no le pasará factura: «Creo que he venido como la 15, yo tengo que centrarme en lo que sé hacer y nada más».
Está más alerta, aunque sabe que tarde o temprano caerá, en las novatadas que le preparan sus compañeras: «El otro día me comentaron que alguna jugarreta tendrían que hacerme. De momento voy con mil ojos». Para evitar las bromas y para disfrutar de todo lo que acontece a su alrededor.
Paula Arcos, que ha entrado en el Proyecto FER tras su convocatoria para los Juegos, demuestra una gran madurez para sus 19 años. «Empecé en el balonmano muy joven», dice. Como si no lo fuera. Se refiere a que practicaba otros deportes, pero que se decantó por este gracias a su hermano cuando ella tenía 7. No le ha ido para nada mal.
En este 2021 ha sido subcampeona de Liga con el Atlético Guardés y una de las jugadoras más valiosas de la competición doméstica. «Somos deportistas profesionales y mientras no podamos tener contratos como tal, la Liga no va a profesionalizarse. Hay jugadoras de las Guerreras que llevan diez años fuera. Ojalá en el futuro las nuevas generaciones puedan estar en casa, a gusto y compitiendo a un alto nivel«, proclama Paula Arcos.
La alicantina es cañera. Lo reconoce ella misma. Tiene las ideas claras y goza de esa juventud en la que uno no teme decir lo que piensa. Por eso ni titubea cuando se le pide que se autodefina. «Polivalente, y eso te da un plus de cara a fichar por algún equipo o ir a la selección. Suelo jugar de primera línea, de lateral en ambos lados. También lo he hecho de extremo cuando ha habido lesiones», señala: «Y luego voy de cabeza a todo, no tengo miedo a nada».
Paula Arcos admite que le encanta defender. Disfruta de una faceta del juego que, según sus explicaciones, considera la piedra angular del balonmano. «Me gusta y si lo haces bien, luego el ataque fluye», afirma antes de reconocer: «Soy cañera... me siento bien con esa sensación que te da que el equipo rival haga lo que quieres».
Pero a la joven también le llena atacar y por eso no quiere convertirse en especialista en una de las dos facetas del juego. Ella, con toda la carrera por delante, no se muestra conformista: «Llegar a unos Juegos es un sueño, poca gente lo consigue, y hacerlo con 19 años... Deportivamente deseo conseguir mucho más en el balonmano, probar la experiencia de jugar fuera de España«.
Y consolidarse con la selección. En Tokio es la benjamina, pero Paula Arcos aspira a convertirse en una Guerrera de pleno derecho, de las que no para el contador de partidos en años: «Me gustaría formar parte de este equipo durante mucho tiempo». ¿Emular a Silvia Navarro? Ahí pone algo de pausa: «No sé si en mi posición el físico me aguantará tanto...». Pero sí está totalmente ilusionada con el balonmano, su afición antes de convertirse en su trabajo: «Tenemos que poner empeño, lograr que se profesionalice más».
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