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Carlsen y Niemann, en la partida que desató la polémica. sinquefield cup

Las bolas chinas ponen en jaque mate el ajedrez

El noruego Carlsen se retira de una partida contra Niemann días después de que se le acuse de hacer trampas contra él usando un dispositivo inalámbrico anal con el que un cómplice le marcaría las jugadas

MOISÉS RODRÍGUEZ | AFP

Miércoles, 21 de septiembre 2022

Las bolas chinas ponen en jaque mate el ajedrez. Un poco más elaborada, esta frase podría ser un título de una película de adultos. Y ... no, nadie se ha lanzado a sustituir este artefacto inalámbrico por los alfiles o las torres. Sin que las hayan puesto sobre el tablero, imaginen el panorama, la sospecha sobre su uso ha revolucionado la élite del ajedrez a nivel mundial. Pero claro, no se trata de insinuar de una utilización en privado, sino de hacerlo para amañar partidas. Esa es la acusación alimentada por el noruego Magnus Carlsen sobre el joven estadounidense (19 años) Hans Niemann.

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El origen de la tormenta perfecta se sitúa en San Luis (Estados Unidos), hace un par de semanas. Carlsen se retiró de la Sinquefield Cup después de haber perdido contra Niemann. El campeón del mundo insinuó entonces que su rival había hecho trampas. Inmediatamente corrió como la pólvora el rumor de que el estadounidense usó unas bolas chinas inalámbricas. Esta teoría atrajo el interés del propietario de Tesla, Elon Musk. Le dio crédito a través de un tuit en el que adaptó una cita atribuida al filósofo Arthur Schopenhauer: «El talento alcanza un objetivo que nadie más puede alcanzar. El genio alcanza un objetivo que nadie puede ver (porque está en tu culo)».

De ser cierta esta teoría, Niemann se valdría de las bolas chinas para que un cómplice le marcase las jugadas. Este, a su vez, estaría observando los movimientos de Carlsen y utilizando la inteligencia artificial para elegir la mejor estrategia posible. Las sospechas del noruego habrían comenzado a raíz de que su rival jugase a toda velocidad en un torneo disputado bajo a ritmo clásico. «Por una especie de milagro, comprobé esa línea hoy mismo. No sé por qué, es algo ridículo pero fue así», se justificó entonces el norteamericano.

«Me retiro del torneo, siempre he disfrutado jugando en el club de San Luis y espero regresar», escribió el cinco veces campeón mundial después aquella derrota inesperada en la tercera ronda. Carlsen añadió un vídeo de 2014 que mostraba al entrenador José Mourinho, entonces al frente del Chelsea. «Prefiero no hablar, si hablo voy a tener graves problemas», señalaba en una entrevista posterior a un partido después de que su equipo perdiera y él fuera expulsado.

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La acusación es sibilina, pero trajo consecuencias: la organización del torneo decidió a continuación atrasar 15 minutos la difusión de las partidas e hizo un examen a los participantes con un escáner de radiofrecuencia. El jugador estadounidense Hikaru Nakamura, muy seguido en Twitch, acusó a Niemann de hacer trampas. Y la primera plataforma mundial de ajedrez en línea, Chess-com, prohibió la cuenta del joven americano.

El jugador de 19 años ha tenido una aceleración fulgurante, convirtiéndose en uno de los que más puntos ganó en la clasificación mundial desde 2021. Cuando parecía que la polémica empezaba a quedar aparcada, a Carlsen se le presentó el pasado fin de semana una ocasión para avivarla, y ni se lo pensó. En el torneo Julius Baer Generation Cup le tocó enfrentarse contra él de nuevo: realizó dos movimientos y decidió retirarse.

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Desde que se desató la polémica en San Luis, varios participantes apoyaron a Niemann, como el francés Maxime Vachier-Lagrave, lamentando la 'caza de brujas', o «la paranoia», según el estadounidense Levon Aronian. La leyenda Gary Kasparov pidió a Carlsen que cambiara de opinión tras su retirada: «Es un acto sin precedentes desde hace 50 años». «Sé que soy limpio, si quieren que me desvista completamente lo haré, me da igual», señaló Niemann en una entrevista posterior a la partida en la televisión del club Saint-Louis, que organiza el torneo. En Chess24 admitió haber hecho trampas cuando tenía entre 12 y 16 años en partidas por internet: lo calificó como un error y negó haber tenido esta conducta en presenciales.

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