Adiaratou Iglesias, velocidad sin barreras raciales ni visuales

Solo tiene 20 años, pero su vida es una carrera de fondo y muchos obstáculos que ella está empeñada en ganar al esprint. Porque Adiaratou Iglesias, que marca la diferencia en la recta de meta que a todos iguala, tuvo que escapar de un destino macabro en el que precisamente ser diferente le pudo haber costado muy caro. Porque nacer albina en Mali significa personificar la mala suerte, una sentencia de muerte en el continente de las supersticiones, aunque ahora 'Adi' no pueda sentirse más afortunada.

Escapó de Mali con once años para llegar a España, primero a La Rioja con un hermanastro suyo y luego a un centro de menores. No encajó como esperaba. Entonces se cruzó en su vida Lina, profesora en Lugo, que buscaba adoptar una niña y se encontró con un reto adolescente, y desde aquel momento ambas 'piezas' completaron un puzle perfecto. Adiaratou comenzó a practicar atletismo, el deporte de sus sueños que en Mali, siendo mujer y albina, nunca había podido practicar... Y soñando todavía sigue, doble medallista mundial en 100 y 200 metros, candidata a todo en los próximos Juegos de Tokio.

Lo cierto es que 'Adi' no se veía corriendo, se avergonzaba de su cuerpo hasta el punto de no querer salir a la calle en pantalón corto. Su madre adoptiva le ayudó a quererse a sí misma y descubrir que su genética, más que un problema, era una bendición, y ahora la velocista gallega no cree en barreras. Aunque haya una, la visual, que todavía le robe segundos en el cronómetro y le impida posar cabeceando para la 'foto finish'.

Adiaratou apenas tiene un 10% de visión que se incrementa al 18% con gafas, un trastorno derivado del albinismo, pero ello no le quita de medirse y ganar a atletas sin discapacidad. No hay una velocista como ella en Galicia: en 2019 ha sido campeona regional absoluta de 100 y 200 y posee el récord gallego en el doble hectómetro (para el de 100 le faltan seis centésimas). A nivel nacional compite con las mejores: se clasificó para el Campeonato de España absoluto (aunque su categoría sería sub-23) en ambas distancias y en 200 fue séptima en la final en La Nucía.

Aunque no ve las líneas de las calles y tampoco la de meta -por eso corre siempre unos metros de más-, todavía no se vislumbra el techo de la proyección de 'Adi', la gran figura española en los Mundiales de Dubái de atletismo adaptado. En el emirato, la gallega alargó aún más la ya de por sí atípica temporada atlética hasta disputar un total de 49 carreras... Mostrando su mejor versión en el momento clave: mejoró su marca personal en 200 en eliminatorias, semifinal y final, (24.31) y en 100 hizo su mejor registro, bajando por primera vez de doce segundos (11.99).

Ambas plusmarcas le valieron dos platas en la categoría T12, donde solo le batió la cubana Omara Durand, que sí corre con guía masculino. Recién bajada del avión, Adiaratou tuvo que preparar la mochila y el despertador porque el instituto no espera, menos todavía en un curso crucial como es segundo de bachillerato. Con la mente fija en los Juegos Paralímpicos de Tokio, para los que ya tiene la mínima, 'Adi' sueña con estudiar Fisioterapia o Psicología. Y vistos los precedentes, quién se atreve a decirle que no puede.