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Al rugby de la Comunitat no le inquieta su propia reinvención. «Este deporte nació como una readaptación del fútbol», realza Antonio Miranda, del RC Valencia. Ni siquiera hay una gran preocupación por los equipos senior, a pesar de que el CAU y, sobre todo, Les Abelles, se hayan visto claramente perjudicados con la cancelación de las competiciones. «Subir es una ilusión por la que seguiremos luchando si no se consigue esta temporada», señala Antonio Márquez, presidente de Les Abelles, que finalmente ha recurrido al CSD la decisión federativa de suprimir las fases de ascenso. Lo que realmente preocupa es la cantera.
Principalmente, en dos aspectos: el número de alumnos y la seguridad en unas instalaciones escasas en Valencia. Así lo expresaron los representantes de los cinco equipos de la Comunitat en División de Honor B durante la reunión con la directora de la Fundación Trinidad Alfonso, Elena Tejedor. Este organismo ha renovado de cara a la próxima temporada su patrocinio de 50.000 euros por entidad.
Respecto al jugador o jugadora de cualquier categoría, va a depender de sus ingresos en un momento donde hay numerosas familias con problemas económicos por la pandemia. Les Abelles, por ejemplo, tiene cuantificado en un 30 o un 40% la cantidad de deportistas de la base que pueden verse en apuros para pagar las fichas. «Lógicamente, en hogares donde haya problemas, no van a quedarse sin comer por el rugby», comenta Márquez.
Dando por hecho que este descenso se va a dar, los clubes subrayan que este afectará más a las entidades pequeñas. «En los pueblos donde han puesto en marcha una escuela con pocos niños, si se van cuatro igual ya no pueden continuar. Y eso es malo para el rugby», indica el presidente del CAU, Fouad Osseiran. César Sempere subraya que en La Vila las fichas de cantera se han duplicado en un año y ahora pide un guiño de la Federación Valenciana: «Hay familias que sufrirán y sería un buen gesto fraccionar los pagos o hacer una quita por los meses cobrados esta temporada».
La incertidumbre por no saber qué medidas de seguridad se van a tener que tomar se suma a un problema que ya existía, el de las instalaciones: que con Quatre Carreres y el río, la convivencia es complicada. A esto hizo referencia Antonio Miranda, representante del RC Valencia. «Nuestros niños y niñas están deseando entrenar. Nos lo han demostrado con las actividades que hemos realizado de forma telemática desde el inicio del estado de alarma», comentó. La realidad es que nadie sabe cuándo ni cómo empezará la próxima temporada.
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