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moisés rodríguez
Martes, 17 de marzo 2020, 22:25
José Quiles Brotons logró la victoria de su vida mientras el mundo terminaba de paralizarse por el coronavirus. España había anunciado el cierre de sus fronteras horas antes de que este joven de Elda creyese tocar el cielo en Londres. El árbitro le ayudó cuando le alzó el brazo derecho, proclamándole vencedor del combate de octavos del Europeo. Los ocho cuartofinalistas tenían premio doble: la clasificación olímpica. Estará en Tokio –oficialmente este verano– en el torneo de boxeo y en la categoría de -57 kilos. Después de esta ronda, el campeonato quedó suspendido por la crisis sanitaria a causa de la epidemia.
"Me lo había tomado como una final, porque sabía que una victoria me lo daba todo. Pero me lo jugaba a una carta", recuerda. En un combate sumamente igualado, ganó al albanés Krenar Zeneli a los puntos. Antes de la suspensión, la competición había sido declarada a puerta cerrada. Diego, su padre, sin embargo se las arregló para estar a pie de ring. "Me derrumbé. Lo había conseguido. Y enseguida nos abrazamos. ¡Ni pensé en el coronavirus! Ahí compartimos lágrimas en familia... si toca pasarlo, lo pasaremos juntos", relata José Quiles.
Fue el culmen –por el momento– de una carrera que empezó con 12 años. Su madre y su abuelo lo enviaron a boxear para ver si el deporte domaba a un muchacho con demasiada actividad. Con 14 ya se marchó a entrenar a Murcia y ahora está en la Blume. "Cuando salí de allí el 10 de marzo para venir al Preolímpico, parecía que no pasaba nada. El coronavirus estaba ahí, pero nos lo tomábamos como una gracia", admite. Incluso en Londres no ha sido consciente de la situación.
"Aquí hemos competido como si viviéramos en una burbuja. Nos lo hemos tomado como una competición normal porque en Londres no había medidas restrictivas. Podías salir a la calle a pasear sin ningún problema", señala José Quiles: "Es cierto que cuando hablabas estos días con la familia o te metías en redes sociales, te quedabas impactado. Parece una película de miedo".
La realidad empezó a experimentarla el lunes, en esas horas previas al combate contra Zeneli. "Cruzamos las miradas. Yo no siento rabia hacia el contrincante. Al contrario. Lo respeto mucho, porque él está pasando los mismos miedos y nervios que yo. Los dos buscamos lo mismo y nos hemos sacrificado mucho para llegar allí", proclama. Mientras el coronavirus seguía haciendo estragos, el mundo se detuvo para un albanés y un alicantino. Dos chavales cara a cara por un billete olímpico.
Ya había pasado la sesión de facetime con Ana y Andrea, su madre y su hermana. Tampoco tenía el flamenco que le relaja ni el reguetón que tanto le motiva. La música la pusieron cuatro guantes y la mejor melodía fue la de Quiles. ¡Victoria!
Cuando dejaron de brotar lágrimas, cuando se quedó sin fuerzas de tanto abrazar a su padre, José Quiles Brotons empezó a ver cómo estallaba la burbuja. "Ahora cuando regresemos a España tomaremos consciencia de la realidad", reconocía ayer, horas antes de tomar el vuelo desde Londres. "Habrá que seguir entrenando, porque en algún momento proseguirá este campeonato e intentaré ganarlo", asegura.
Como decenas de competiciones de todas las modalidades, esta en Inglaterra está en el aire. Como los Juegos Olímpicos, a pesar de que el COI y la organización en Japón se resistan. Cuando se le pregunta al respecto, José Quiles no esconde sus preferencias: "Después de todo lo que hemos sufrido, espero que se den las condiciones para que puedan celebrarse este verano".
Igual que miles de deportistas, él tendrá que seguir preparándose con rutinas muy distintas a las que había planificado en principio. Para empezar, no regresará a la Blume en Madrid y tampoco se preparará junto al resto del equipo nacional. "Por suerte, en mi casa tengo un saco, una cinta y mancuernas, y mi padre también puede ayudarme", señala.
Tendrá que autogestionarse. Durante un tiempo no tendrá cerca a Rafael Lozano, doble medallista olímpico y su entrenador en Madrid. "Nos dice siempre que somos un gran equipo y que podemos hacer grandes cosas", afirma Quiles. Eso él lo ha asimilado. Consciente de que con 22 años le quedan varios ciclos por delante, el boxeador becado por el Proyecto FER no renuncia a nada en Tokio. "Mi objetivo es ganar una medalla olímpica. Todos tenemos posibilidades, si nos hemos clasificado es por algo", afirma. La primera victoria ha de ser global y fuera del ring: hay que ganar al virus.
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